Primero, la definición escolástica y canónica:
“El estoicismo nace en Atenas y toma su nombre del pórtico (en griego Στοα, stoa) donde Zenón de Citio impartía las lecciones” (wikipedia)
“El estoicismo es una doctrina filosófica fundada hacia fines del siglo IV adC por zenón de Citio; con una fuerte orientación ética, los estoicos sostuvieron las virtudes del autocontrol y el desapego, llevadas a su extremo en el ideal de la ataraxia, como medios para alcanzar la integridad emocional e intelectual. En el ideal estoico, es la liberación de las pasiones la que permite al espíritu alcanzar la sabiduría; el logro de la misma es una tarea individual, y parte de la tarea del sabio es desahacerse de los conceptos e influencias que la sociedad en la que vive le ha inculcado. Sin embargo, el estoico no desprecia la compañía de otros hombres, y la ayuda a los más necesitados es una práctica recomendada.” (wikipedia)
Ahora, mi análisis
Curiosamente se da el caso de que un buen número de ricos o pudientes (el emperador Marco Aurelio, Séneca o el mismo Cicerón) se declaran estóicos... y deben serlo, pues así son tomados por la historia. Es mi opinión que sí lo eran.
No deja de llamar la atención que entre cínicos (kínicos, y si no recuerdas el por qué de la ‘k’, mira el mensaje sobre los cínicos: va, no seas vaga) y epicúreos no encontráramos ricos o pudientes (aunque parece ser que un tal Diógenes de Enoanda hizo escribir de su bolsillo –era un rico comerciante– en una galería rectangular, que mandó construir al efecto, ubicada en una colina, también comprada por él, el resumen de la ética epicúrea, cuyo texto principiaba más o menos así: “ME ENCUENTRO EN EL OCASO DE LA VIDA Y NO QUIERO IRME DE ELLA SIN HABER ANTES ELEVADO UN HIMNO A EPICURO POR LA FELICIDAD QUE ME HA DADO CON SUS ENSEÑANZAS DESEO TRANSMITIR A LA POSTERIDAD ESTE CONCEPTO: LAS VARIAS DIVISIONES DE LA TIERRA DAN A CADA PUEBLO UNA PATRIA DISTINTA. PERO EL MUNDO HABITADO OFRECE A TODOS LOS HOMBRES CAPACES DE AMISTAD UNA SOLA CASA COMÚN: LA TIERRA”)
Pues eso, que cínicos y epicúreos –su teoría– fueron borrados de la faz de la tierra por ser considerados peor que un ácido corrosivo para las buenas costumbres. Pero no así pasó con la ética estoica. La Iglesia, las distintas teorías políticas (tanto de izquierdas como de derechas), las morales globalizantes, todos, en fin, parecen querer ser amigos de los estoicos, pero no de los cínicos o de lo epicúreos.
¿Por qué? El carácter estoico, la ética estoica (ética que ya no es compartible al cien por ciento según el más estricto canon estoico de Zenón de Citio, pues éste hablaba de una chispa divina, de una materia –era materialista– que se ‘introducía’ en el cuerpo dando lugar a la mente: una especie de ‘el fantasma en la máquina’... tema totalmente denostado por mí) parece rimar con lo que conviene a los que mandan, sean estos mandarines de la iglesia, de la política, de las comunidades o de las ideologías. Sólo parece. Las éticas cínicas o epicúreas son claramente corrosivas, disolventes, diluyentes de cualquier moral (como compromiso). La ética estoica pide, como dice Epícteto, una suerte de contención: "la virtud de la razón estoica consiste en la ataraxía ("imperturbabilidad"), apatía ("desapasionamiento") y las eupatías ("buenos sentimientos")". Esta contención puede confundirse con conformidad o tolerancia, pero nada tiene que ver. De ahí que los actuales poderes hayan preferido confundir el estoicismo con la resignación. Pero no.
El estoico distingue entre el goce y el objeto que lo provoca: ama a aquél, pero es independiente de éste. El estoico distingue entre el goce y el sujeto que lo provoca: ama a aquél, pero permite ser independiente a éste. El estoico juega con la baraja de la vida, y acepta la jugada que la mano reparte: ama con fruición a aquéllas, pero sabe que nadie manda sobre éstas.
08/05/06
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