28 diciembre 2007

La regla de reglas

Suscribo de pe a pa todo lo que dice José Antonio Martín Pallín ("Los jueces de la democracia", EL PAIS, 15/05/07), pero es una pequeña –aunque no muy pequeña– lástima que se pierda la oportunidad de reivindicar a un pensador de la talla de Kant.

Éste filósofo alemán postuló que por encima de todas las reglas hay una que no se puede enseñar: la regla de aplicar las reglas (concepto que vulgarmente reduciríamos a sentido común –o "seny", en catalán). Y esta no puede ser enseñada por la mera razón de que para ser aprendida necesitaría, ella misma, de una nueva regla que la subsumiese, y la nueva de otra, y otra... y así ad nausseam . Esta regla sólo se puede mostrar. Y sabemos que alguien dispone de ella por el uso que de ella hace: la implicación es de doble vía: si se tiene, se usa; si se usa, se tiene. Y si no se muestra (como hemos podido constatar en el Constitucional a cuento del triste caso de la recusación del magistrado Pérez Tremps, no compensado, por suerte, con la recusación del magistrado Rodríguez-Zapata), es que no se tiene y punto.

Kant, no obstante, no nos lo pone más fácil, y en esto aún estoy más de acuerdo con el magistrado emérito Martín Pallín, ya que ¿quién juzga que alguien dispone de la regla de reglas? Si una oposición cantada no es garantía, tampoco lo podrá ser una mera votación, por muy democrática y universal que ésta llegara a ser, pues un correcto procedimiento no es base suficiente –aunque sí necesaria– para la legitimidad del resultado.

No hay respuesta sencilla, aunque como nos ocurre ante la belleza, cuando la vemos, la reconocemos.

(15/05/07)

De la ética y el lenguaje

Ya sé que es meterme donde no me llaman, o lo que es peor, en camisa de once varas, pero abusaré de su gentileza para con otros blogs míos para pedirles un radical posicionamiento en el uso de ciertas palabras.

No utilicen en sus conversaciones bio-combustibles, son agrocombustibles (de bio, en su obvio y dado por sentado sentido positivo, nada de nada); no utilicen élite, utilicen elite (el castellano, como el catalán, el vasco o el gallego en su caso, úsenlo correcto: y no modifiquen, añadiéndola, el diccionario corrector); al hablar de países del tercer mundo, no utilicen de forma generalizada solidaridad, utilicen corresponsabilidad (la solidaridad sólo vale para lo contingente, y eso si se demuestra que en el resultado de su impacto accidental no hemos tenido nada que ver); al hablar del otro, no acepten la tolerancia, exijan la transigencia (aquélla la dona con gratuidad el que se dice y siente poderoso, ésta la negocia el que se sabe humano entre pares); cuando usen la palabra perspectiva, tengan cuidado: tan cierto es que el árbol no te deja ver el bosque como que el bosque no te deja ver el árbol; no utilicen cartel cuando quieran decir cártel (ya se que los que entienden les entienden, pero a los neófitos les sustraen un conocimiento básico).

Agradecido por su atención, aquí me despido hasta volver a verles otro día.

(26/09/07)

Oportunidades de negocio

2 de noviembre de 2007, "220 zonas muertas en el mar" (Sociedad, El País) por un exceso de fertilización provocada por la acción humana. Y va in crescendo: hace cinco años eran 150, hace 15 años, 68.
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14 de noviembre de 2007, "Una empresa de EE.UU. pretende fertilizar el agua marina" (Sociedad, El País). El director, un tal Russ George, afirma "que no puede predecir con total seguridad las consecuencias". Robert J. Díaz, del Instituto de Ciencia Marina de Virginia, Greenpeace y la ONU, sí. Y nadie puede parar a los que en los desastres sólo ven "oportunidades de negocio (privado, claro)".
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Genial.
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(14/11/07)
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Anomia y religión

Durkheim advirtió que el mercado, el exceso de oferta (clave para el capital) y las relaciones fabriles (en la sociedad de finales del XIX a inicios del XX) provocarían la anomia social (en tanto que desaparición de un determinado nomos o ley: la ley moral). Anomia determinada tanto por una sobreabundancia de la oferta de bienes de consumo (que sólo persiste en tanto que el capital infla artificialmente el deseo de consumo para su propio beneficio) como por una destrucción de las regulaciones sociales anteriores a la modernidad.

En este incisivo y certero análisis, cuya verdad está más allá de cualquier duda, se apoyan de alguna manera todas las teorías sobre la revitalización de las religiones y de las ofertas míticas estilo new age. Igualmente, Julián Casanova (EL PAÍS, 21-12-07) remite a una cierta crisis de la Modernidad Ilustrada ("... el descrédito de las utopías políticas") tal revitalización, convirtiendo tal reaparición en una suerte de recidiva, cuando no es más que síntoma -al que por su inapelable gravedad también deberemos tener en cuenta y tratar- de un mal estructural trágicamente más oneroso. La gravedad de lo que hoy acontece estriba en que la anomia ha dejado de ser un mero producto de una determinada cultura social y económica, como lo fue a inicios del siglo pasado, para pasar a ser la estrategia básica de una derivación de esa cultura (la cultura del llamado capitalismo impaciente, en palabras de Richard Sennet: desregulación es su leitmotiv, su concepto insignia) y que la utiliza para su violenta imposición urbi et orbi.

Ya no es que si actuamos de una determinada manera caeremos en la anomia, es que si no nos convertimos voluntariamente en anómicos seremos excluidos de la sociedad capitalista, de toda ella. La racionalidad de la Modernidad Ilustrada buscaba la autonomía (aquel que se dicta las leyes) del ser humano contra la heteronomía (aquel que se rige por leyes de otro) dictada por la Religión y el Mito. Hoy, y ante la contradicción que la racionalidad de la cultura del capitalismo impaciente genera en un ser social y político, como lo es la persona por naturaleza, por la doble imposibilidad de dejar de serlo y de poder habitar otra cultura, hay que estar extremadamente formado e instruido en el humanismo para no ser seducido por la religión o el mito.

Irónicamente, estudiar sólo ciencias nos puede arrojar en los brazos de los enemigos de la Modernidad.

(24/12/07)

Bali y la contaminación

Contaminación del aire, del agua, del silencio, de la oscuridad y, cómo no, del lenguaje.

Aprovechando los recientes artículos sobre la cumbre de Bali, y después de indagar un buen rato por internet (los datos sobre PIB, consumo energético y población existen, pero están dispersos), permítanme unos pocos números (pocos, de verdad, y de fácil aritmética) que nos permitirán separar eficiencia de eficacia, y eliminar, así, una de las múltiples contaminaciones que sufre nuestro ajetreado lenguaje.

Si tomamos la UE(25) como base del ratio gasto energético / unidad de PIB y lo igualamos a 1, veremos que en EEUU para producir cada unidad de PIB se consumen 1,6 de energía; en la India 3,5 y en la China se superan las 5 unidades. Pero dado que EEUU tiene un PIB 7 veces superior al de la China, ésta, en cómputos absolutos, sólo contamina la mitad que EEUU. Tal vez EEUU sea más eficaz que la UE(25), pero no es, ni de lejos, tan eficiente. Esta realidad –junto con otras realidades sociales– no la deberían obviar quien quiere importar a toda costa los eficaces (pero nada eficientes) métodos económicos, políticos y sociales estadounidenses.

De todo esto podría ser advertido C. Boyden Gray, representante de la administración estadounidense en Bali, de quien sin embargo algo podemos aprender: al negar cada opción radical apunta, precisamente, las únicas soluciones reales. Con todo, tal y como apunta Ana Gabriela Rojas en su excelente reportaje, es urgente (y más barato) transferir tecnología limpia libre de patentes a los países emergentes (BRIC e Indonesia). Claro que, según Boyden Gray, eso es poco menos que atentar contra la reconsagrada libertad de empresa...

Lo dicho, cada negación de la administración estadounidense marca perfectamente la diana a perseguir.

(13/12/07)

FILOSOFIA I PENSAMENT OCCIDENTAL DAVANT LA MANIPULACIÓ GENÈTICA

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(text de la conferència)

FILOSOFIA I PENSAMENT OCCIDENTAL

DAVANT LA MANIPULACIÓ GENÈTICA

(Rafael Granero Chulbi)

03 noviembre 2007

El castellano español

No hubiera escrito esta carta al director (que no fue publicada) de no mediar la del poeta y periodista Miguel Veyrat.

Señores de El País ¡Qué oportunidad perdida para el diálogo! ¡Qué enorme oportunidad perdida de llevar una pequeña verdad por lo largo y ancho de este mundo! ¡Qué responsabilidad, en tanto que informantes y formadores de opinión, que han dejado pasar de largo!

CE, artículo 3 "1. El castellano es la lengua española oficial del Estado... 2. Las demás lenguas españolas...". Señores que en El País mandan y deciden, qué lastima no haber subtitulado su cabecera con "EL PERIÓDICO GLOBAL EN CASTELLANO", manteniendo, sí, la partícula "EL" que les singulariza (a lo que tienen derecho por su calidad media demostrada y esperable), pero enseñando que la defensa de las pequeñas verdades, aunque siempre costosa, es necesaria y, a la larga, acaba siendo rentable.

Señores de El País, ustedes imprimen su diario en varias lenguas españoles: lo sé ¿Lo saben ustedes?

24/10/07

Si Aristóteles levantara la cabeza...

Doña Irene Zoe, aunque esté usted supeditada a la esposante brevedad de un artículo, no es aceptable que liquide el paradigma analógico del arte categorizándolo todo él como mimesis.

Si Aristóteles levantara la cabeza, le daría a usted para el pelo ¿qué hacer, pues, de la poiesis, que a diferencia de la mera y tonta mimética crea de la nada -eso sin olvidar que de poiesis viene la palabra poesía? Releamos Poética, ganaremos mucho. Pero no la leamos traduciendo automáticamente mimesis por lo que hoy llamamos imitación: vulgar y anodina copia de un original, pues no es eso lo que Aristóteles demanda a los poetas.

Estoy seguro que recordará que Platón detestaba a los poetas más por lo que no se avenían a hacer (sólo imitar) que por que imitaran ¡al pobre Platón los poetas le rompían todos los esquemas! Por lo mismo, y sin entrar en más detalles, tampoco estoy de acuerdo con que la técnica digital no dé para más que para una nueva y mera mimética (¿notarial? ¡Válgame el Cielo!). En tanto que herramienta para crear copias con un aporte añadido insustancial y no superior al formateo líquido, el recorrido de lo digital sería (pero no lo es) muy corto.

Con todo, lo que más me extraña es que afirme como nuevo algo que el ya hoy periclitado expresionismo –también el literario– hizo en su tiempo: "imitar la realidad sensible con el objeto de inducir una respuesta emocional en el lector". Mucho ruido y pocas nueces, señora Zoe.

24/10/07

Hugo y el Che (carta abierta a Gaspar Llamazares)

Don Gaspar Llamazares dice bien cuando advierte de que no se puede juzgar al Che con viejos clichés ¡Lastima que no lo aplique a su propio texto! Especialmente cuando quiere imponer que "no se puede evaluar al Che desde los parámetros políticos y morales de hoy día".

Don Gaspar confunde analizar el por qué en un determinado lugar y momento la violencia puede llegar ser asumible por los actores de allí y entonces (lo que no tiene por qué implicar ningún grado de aprobación por nuestra parte) y el analizar esos mismos hechos desde el conocimiento que la historia nos da ahora y aquí.

Al Che no se le podía juzgar entonces con lo que hoy se sabe ¡es lógico: aún no había pasado todo! Al Che no se le puede no juzgar críticamente con lo que hoy ya se sabe: eso sería renunciar a aprender de la experiencia.

Lo de Hugo Chavez se merece otra carta, en ésta me conformo con recordarle que si bien la bondad de un resultado no justifica los medios utilizados, la bondad de estos tampoco legitimarán a aquél. La historia europea (como la latino-americana) nos ha dado sobradas muestras de ambos casos.

02/11/07

El espejo de feria

Actúo, lo sé, como un espejo de feria, como un espejo deformante.

Si te acercas a mi te devolveré tu imagen feroz y abruptamente deformada: si vienes con bondad, te mostraré cuan empalagosa es tu acción; si vienes a las malas, crucificaré tu imagen con tus deformadas palabras deformadas; si vienes con inocencia, tu imagen será burlada hasta la saciedad de su crimen; si vienes con astucia, te ampliaré la boca hasta mostrar cómo tus dientes van siempre por delante de tu lengua...

Mas si aciertas el punto de mira, si alcanzas a saber mirarte en este espejo, si a pesar de todo demuestras tu osadia sin orgullo, aún con todo deformaré tu imagen. Pero entonces la deformaré sólo para que sepas verte mejor, como hace el pintor con el círculo, que lo pinta ovalado para que lo puedas ver redondo en el espacio.

30/10/07

26 octubre 2007

Eficiencia contra eficacia

El profesor Torreblanca, en su por otra parte argumentado y lúcido artículo de opinión (Digerir la ampliación, El País, 22/01/2007), confunde –en lo que ya empieza a ser una batalla peligrosamente perdida– los conceptos "eficiencia" y "eficacia". Si ésta tiene que ver con los objetivos a alcanzar (RAE, "Capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera"), aquélla se refiere a los medios consumidos (RAE, "*apacidad de disponer de alguien o de algo para conseguir un efecto determinado").

Y el matiz que las separa es del tamaño de uno (o dos) océanos.

Veamos. Según unos estudios de la ONU, recogidos por este mismo diario, por cada unidad de energía consumida en UE para conseguir una unidad de PIB, en EEUU se consumen 1,5 unidades... y en China entre 2,5 y 3 unidades. Hasta la saciedad estamos de leer ensayos, estudios –nunca refutados–, análisis... que adjudican a EEUU el primer puesto, tanto absoluto como relativo, ya sea en cuanto a emisiones contaminantes y polución ya sea en cuanto a la depredación de materias primas foráneas.

Estaré de acuerdo con el profesor Torreblanca si en su frase cambiamos la palabra "eficiente" por "eficaz", que es tanto como decir que la actuación de EEUU (y la de China o la de India) es muy racional... pero nada razonable. Y éste es el matiz (lo razonable siempre es racional, pero lo
racional no tiene por que ser razonable) que separa la eficacia de la eficiencia: la eficiencia siempre será eficaz, aunque cueste más dinero, pues no esconde otros costes, la eficacia bruta suele ir acompañada de costes ocultos que siempre alguien, en algún sitio, deberá pagar. Dos preguntas, para acabar; la primera, en la hipótesis de que se retribuyera a los ciudadanos de los países productores de materia primas lo necesario para que su nivel de vida fuera tan sólo la mitad del nuestro ¿seguiría siendo más eficaz la economía estadounidense que la europea? La segunda, ¿alguien de ustedes deja de apreciar en la violencia de la sociedad americana –Bowling for Columbine, Michel Moore– un coste oculto de su eficacia?.

Que no nos ciegue el papanatismo, que nos va la vida en ello. Eficiencia, sí. La eficacia, si somos eficientes, nos vendrá dada.

25/01/07

08 octubre 2007

Sobre bufones

Emilio Lledó, filósofo recientemente premiado con el ‘Lázaro Carreter’, afirma que “No tiene sentido la libertad de expresión si no buscamos la verdad de lo que expresamos” (El País, 08/10/2007) Genial definición ¿Alguien en contra?¿No? Así, pues ¿Buscaba la verdad aquella portada de El Jueves? No ¿Buscan la verdad los que queman retratos del ciudadano, y legalmente rey, Juan Carlos? No.

Ni los dibujantes de El Jueves afirmarán que ciertamente tal cosa ocurrió ni los que queman las fotos del rey querrán decir que verdaderamente quemarían al rey.

No, no buscaban la verdad. No tiene sentido decir que defendían la libertad de expresión ni que aquellos que los defienden y emulan lo hacen en nombre de la necesaria libertad de expresión. Sí tiene sentido, por el contrario, respetar su derecho a mofarse de la más alta institución del poder del Estado ¡Faltaría más! ¡Ya lo hacían los bufones... y casi nunca los crucificaban!

Señores del Ministerio Fiscal –y de la prensa escrita o radiada– no se confundan con lo que aquellos son: bufones.

08/10/07

05 octubre 2007

Free Burma!







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Desde aquí solicitamos Libertad y Democracia par Birmania - Myanmar.



Renta Básica (RB): Salario Universal

EL miedo absoluto de todos los que se niegan a razonar argumentando a favor o en contra no es diferente del que atora la puesta en marcha de la famosa tasa Tobín: el miedo a la independencia del otro.

Tal vez sea cuestionable el importe (50% del salario medio), lo que no es de recibo es cuestionar el concepto desde un punto meramente economicista.

Imaginen, queridos conciudadanos, el impacto social positivo (negociación de derechos y deberes en el puesto de trabajo, eliminación de la mayoría de mobbings, acceso de la mujer y el joven a la tan cacareada independencia –de la que todos hablan, pero ninguno fomenta–, autovaloración de la persona, minorización de la alienación del trabajo asalariado...) de la medida ¿no vale la pena hablar sobre ello? ¿qué miedo tienen desde socialistas hasta la derecha de todo pelaje –incluyendo el identitario– a argumentar? ¿tal vez que sólo tienen un argumento, el económico? Hablan de insolidaridad los mismos que promueven la insolidaridad de minorar la progresividad en los impuestos directos.

Hablan de derechos los mismos que los ningunean en su práctica diaria. Hablan de vagos, y hablando se delatan: dice el ladrón que todos son de su condicón. Bienvenida sea, pues, la propuesta del salario universal, y aún mejor bienvenida seria su discusión razonada y argumentada.

03/10/07

14 septiembre 2007

Aforismo

La sociedad indeterminable. La complejidad de una organización incrementa en el mismo orden lo impredicible de su comportamiento.

06/09/07

De los mundos popperianos

Del azar y la necesidad (heteronomía sin teleonomía) al azar y el tesón (teleología con autonomía): de lo mecánico y diacrónico del mundo 1 a lo dialógico y sincrónico del mundo 3, y en el medio, como puente, frontera y condición de posibilidad de aquellos (los límites de las disposiciones del estagirita junto a la razón práctica kantiana), la conciencia del ser racional, el mundo 2 de Popper.

09/09/07

13 septiembre 2007

Diccionario secreto, Tomo 2, entrada única.

inutilitarismo: dícese de la teoría que afirma a la vez la doble negación de: ni el fin -ningún fin- justifica los medios, ni los medios -ningún conjunto de ellos- justifican el fin; tanto el fin como los medios deben buscar -y obtener- su propia justificación en -de- sí mismos; los medios, entonces, no obtienen su transcendencia del fin al que son dedicados; el fin, por lo mismo, no obtiene la legitimidad de los medios que le son dedicados. El inutilitarismo, en tanto que el método de lo útil queda invalidado por la falacia de considerar siquiera la posibilidad de la existencia de procesos trascendentes o legitimadores -consideración que equivaldría a aceptar que hay fines que justifican los medios utilizados o que hay medios que justifican los fines obtenidos-, no relativiza sino que absolutiza el kantiano imperativo categórico de considerar a todo ser racional un fin en sí mismo, a la vez que marca el camino -determinado por el nivel científico y tecnológico- para ampliar que tipos de vida caen bajo el concepto de ser un fin en sí mismo.

13/09/07

06 septiembre 2007

La comadreja en el gallinero

(El título original era "El zorro en el gallinero", pero gràcias a cacana -no os perdáis sus hilarantes, pero mala-leche, chistes, protagonizados por bubu y baba-, todo toma más y mejor sentido con la figura de la "comadreja")

Al gobierno de España se le ha colado la comadreja en el gallinero de la ciudadanía. Y no podía ser de otra manera, visto lo visto. Abreviemos ¿Pueden imaginar ustedes la posibilidad de dar opción a los claustros a que en clase de Biología se dé o bien la teoría de la evolución según Darwin o bien el creacionismo –también llamado diseño inteligente? ¿Pueden imaginar, en un rapto de tremendo delirio, que un claustro decida si la física mecánica debe contener o no las leyes de Newton u optar entre si la cosmología debe ser planteada ora en base a suponer la Tierra el centro del Universo ora en base a definirla como una pequeña mota en un remoto segmento de un brazo de una pequeña galaxia?

Entonces, el cómo ha sido factible que en la Educación de la Ciudadanía coexistan textos que apoyen y renieguen de la libre decisión ante el aborto, o que, en curioso paralelismo, acepten y denosten la libre opción sexual –lo que ha llevado a una docente con dos dedos de frente, Concepción Navarro Narváez (Profesora del IES Los Montecillos), Cartas al Director 05/09/07, a plantearse la posibilidad de educar sin libros ¡bravo por ella! – no puede explicarse sino desde la existencia de un error intrínseco al planteamiento gubernamental: se ha reducido la ética a doctrina, y a través de esta reducción, la comadreja se ha colado en el gallinero.

Si no queríamos una taza de educación religiosa, tomaremos dos.

06/09/07

28 agosto 2007

De la educación y de la instrucción...

Fernando Savater dice "La instrucción no se discute, mientras que la educación enseña a discutir: por eso hay instrucción militar y no educación militar". Que educar viene del latín educare y que comparte significado con conducir e inducir, cuya común raíz, dux, produce dentera en la izquierda, no le debe ser ajeno a Savater. Que instruir porta el mismo lexema que construir y que estructura, tampoco le extrañará. Que a fuer de anulador contra ejemplo le mente la educación física, donde nada se discute, sé que me lo aceptará.

Ahora, por favor, dejemos de ser nominalistas ingenuos.

La instrucción se discute, pues en caso contrario aún estaríamos limitados por la visión de la Tierra como el centro del Universo. La educación, por el contrario, enseña los límites de la discusión, y por eso es de bien educados ceder la palabra. La instrucción rompe, demuele los límites, y en el límite, genera caos con los nuevos conocimientos. La educación constriñe y reprime, o sea: manipula, y en el límite cuestiona los cambios. Y siendo la educación y la instrucción hoy y aquí herederas del proyecto ilustrado del progreso por la razón, su función, de alguna manera, nos acerca y nos aleja del caos de la modernidad.

La educación nos debe preparar para el necesario, imprescindible incluso, proceso de asimilación: nacemos y morimos en una sociedad, y pertenece a la justicia básica de la misma que nos enseñen y nos eduquen para sentirnos 'ciudadanos libres e iguales en un sistema equitativo de cooperación' (John Rawls).

La instrucción da alas a la trasgresión, es disolvente y destructora: esta en su razón de ser el cuestionar todo, incluso a la propia educación.

Rafael Sánchez Ferlosio dejó una cabo kantiano, imprescindible para entender de qué hablamos, al cual, y no se por qué razón, Fernando Savater no se quiso coger: la instrucción es deudora de la razón pura, mientras que la educación lo es de la razón práctica: “Los conocimientos que proporciona la instrucción [están] exentos de toda clase de orientaciones prácticas y juicios de valor”, y eso a pesar de que aquél piropeó a éste -eso sí: ladinamente- por su conocimiento y devoción por los autores de la Ilustración.

Un último apunte, éste crítico y desde la rojez, a la asignatura Educación para la Ciudadanía. La educación no se puede enseñar basada principalmente –y mucho menos, exclusivamente– en la instrucción. Si existe alguna opción, será nuestro quehacer diario, tomado como ejemplo, el vehículo que educara y evitará la nihilista doble moral del “haz lo que digo, pero no lo que hago”. La moral ciudadana, si se convierte en mera lista de temas a ser aprendidos como una tabla periódica, no será sino moralina de la peor especie.

28/08/2007

24 agosto 2007

Educar e instruir.

(reelaboración de un post anterior a partir de los artículos de Rafael Sánchez Ferlosio, 29-07-2007 y Fernando Savater, 23-08-2007)

La cultura, podemos decir, tiene dos funciones de contradictorio, cuando no antitético, comportamiento: educa e instruye. La cultura, como vehículo de educación, y no olvidemos lo emparentada que está la palabra educar con la palabra conducir: las dos provienen, etimológicamente hablando, de la latina dux -raíz que produce dentera a la izquierda-, es vertebradora de sociedad, consolida su estructura. La cultura que educa prepara para el necesario, imprescindible incluso, proceso de asimilación: nacemos y morimos en una sociedad, y pertenece a la justicia básica de la misma que nos enseñen y nos eduquen para sentirnos 'ciudadanos libres e iguales en un sistema equitativo de cooperación' (John Rawls): la educación, heredera del proyecto ilustrado del progreso por la razón, es una función que, de alguna manera, nos aleja del caos.

Claro está que la cultura que educa constriñe y reprime, o sea: manipula. La naturaleza no es un sistema equitativo de cooperación, ni la del buen salvaje lo fue, a pesar de Rousseau.

La cultura, por otra parte y como sistema que instruye, y aquí conviene tener en cuenta la fuente común de los lexemas de las palabras instruir y construir, permite crear herramientas generadoras de nuevas estructuras -mismo lexema-, generadoras de futuro.

Si aceptamos, pues, que la cultura como instrucción permite que nos dotemos de herramientas para la construcción de las estructuras del futuro, no nos costará mucho deducir de ello, sobre todo si recordamos al Ángel de la Historia de W. Benjamín y miramos a nuestro alrededor, que la cultura como instrucción es generadora de caos: y no puede ser de otra manera. Cualquier vitalismo sólo enraíza en el caos: así nació el primer ser biológico vivo, y aunque sea metafóricamente hablando, así nació el primer ser cultural vivo.

La cultura que instruye da alas a la trasgresión, es disolvente y destructora, su función y producto nos aleja de la ilusión de una ilustración racionalizadora y nos pone ante la realidad de una ilustración caótica, aunque igualmente heredera del proyecto ilustrado del progreso por la razón.

De la tensión entre los dos componentes de la razón, el que crea orden a través de la educación y el que genera caos a través de la instrucción, y que en sus extremos nos llevarían a la moral victoriana (y también al nacionalcatolicismo) o al capitalismo neocon (y también al absceso marbellí), del necesario pensamiento complejo que sea capaz de integrar el antagonismo inherente a educar e instruir, nace la esperanza de que la sociedad evolucione no para mal.

Un último apunte crítico desde la izquierda a la asignatura Educación para la Ciudadanía. La educación no se puede enseñar basada principalmente –y mucho menos, exclusivamente– en la instrucción. Si existe alguna opción, será nuestro quehacer diario, tomado como ejemplo, el vehículo que evitará la doble moral, que matará el “haz lo que digo, pero no lo que hago”. La moral ciudadana, si se convierte en mera lista de temas a ser aprendidos como una tabla periódica, no será sino moralina de la peor especie.

23/08/2007

21 agosto 2007

Ponerse en el lugar del otro. Abrirse al otro.

Al amparo de “salirse de sí mismo”, se suelen confundir esas frases con “verse a sí como otro”. Y no significan lo mismo.

Si nos ponemos en el lugar del otro ¿Qué lugar le queda al otro? Una universalización cosmopolita de nuestra postura ¿Qué espacio deja al otro, a su alteridad?

Al ponernos en el lugar del otro, al intentar ser cosmopolitas, impulsamos –aún sin querer: como efecto colateral indeseado, pero ineludible– la deshumanización de lo diferente, pues no dejamos margen para lo extraño: en el límite de esa razón práctica, de ese qué hacer –que es donde la moral y la ética se demuestran–, si no se es cosmopolita, no se es... humano.

“Abrirse al otro” es la otra cara de la misma moneda: negamos su alteridad al exigirle comunidad. El ahogo de lo extraño contenido en ese abrirse-al-otro tampoco tiene nada que ver con verse-a-sí-como-otro. O eso, o caemos en una actitud auto-inmune, de raíz relativista, que nada bueno puede depararnos como individuos concretos y pacientes.

“Salirse de sí mismo”, en tanto que actuación no invasiva ni impositiva (por lo tanto, y en tanto haya relación, ésta deberá ser transaccional) sólo puede ser traducido en verse-a-sí-como-otro. No verse-a-sí-desde-el-otro. El “desde” es propio de quien, desde su superioridad etnocéntrica de antropólogo, cree conocer el juego del “otro”.

El proceso de extrañamiento que contiene salirse-de-sí-mismo, del todo imposible física y biológicamente, sólo puede entenderse como metáfora de renunciar a una –nuestra– verdad fija e inamovible para poder enfrentarnos, mirándonos introspectivamente con la capacidad crítica con que miraríamos a otro: verse-a-sí-como-otro, con nuestras más enraizadas afirmaciones, para conseguir reconocer, sin renunciar a ellas (en modo alguno se debe confundir la crítica, la duda metódica con la relativización: la ablación del clítoris es un crimen aquí y ahora y en todo el mundo y en toda la historia, sin remisión posible de su maldad, premeditación y alevosía), que la historia de las ideas no ha llegado a su fin con nosotros, que la historia no se ha acabado... y que con la necesaria humildad debemos saber que otros vendrán y tontos nos harán.

21/08/2007

20 agosto 2007

Aforismo

En su método, en su obra, en su producir, el artista ha de ser -pero no ha de buscar ser- incomprensible.

16 agosto 2007

Donde no hay harina...

Señoras y señores ciudadanos todos: seguramente ya saben como acaba el refrán: " ...todo es mohína" (adjetivo sustantivizado, que en este dicho, en castellano clásico, significa tanto tristeza como disgusto).

Llámesele a los impuestos directos y progresivos harina y poco más habrá que añadir para entender los mohines de esta entera España. Pero aunque de aquí se pueda inferir que igualo a Solbes con Rato (bien cierto es que los dos quieren recortarle la harina al pan de la ciudadanía), nada más lejos de mí que igualar los patéticos intentos del PSOE (con su –nuestro– Presidente a la cabeza) de mal repartir la poca hacienda de que dispone la ciudadanía con la demagogia del PP (con un Rajoy bien secundado por propios y similares: Juan Cotino y Antonio Clemente –Valencia–, Paulino Rivero –Canarias–, Arenas –Andalucía–) ni con la 'frivolidad' de ERC o el victimismo de nadar entre dos aguas de CIU.

¿Dará IU-IC un paso más y asumirá un mayor nivel de crítica, desplazando ésta de la censura del superávit –censura necesaria, pero insuficiente– a la censura base de la falta de una política real de redistribución basada en impuestos progresistas?

Remedando a Clinton, podemos decir: ¡son los excedentes, estúpido! lo que debemos controlar.

16/08/2007

10 agosto 2007

Gasolina de alto octanaje

Tengo hambre, cazo y satisfago mi hambre.

Tener hambre es la causa de la acción de cazar, satisfacer el hambre es el efecto de la acción de cazar. La causa y el efecto no se confunden.

No pasa así en la automotivación, donde la confusión entre causa y efecto (convertir el efecto en la causa de la acción) perturba de tal manera la realidad que permite que sea convocada una suerte de aceleración y movimiento continuo. Este hecho requiere, no obstante, de un proceso especial, aquél que permite la invocación de un método para mejorar el método por el cual se rige la acción: ese proceso especial ya existe.

En este sentido, el nacionalismo es claramente automotivante, cuando el efecto (la nación creada) se convierte en causa (crear una nación), y de esta manera los efectos perniciosos (mi gente muerta por la causa) devienen, también, causas motivantes, que, en aceptarlas, se convierten en auto-motivantes: gasolina de alto octanaje, la espesa sangre, que impulsa -en tanto que efecto hecho causa- la aceleración de un motor. Josu Jon Imaz es, efectivamente, un freno que limita la velocidad del engendro -como pudo serlo Miquel Roca... Pero ¿qué pasará -porque pasará- cuando el freno desfallezca?

03 agosto 2007

Juvenal

Se crea y aparece el auto-encendido cuando el efecto se convierte en causa.

Y la auto-motivación convierte al auto-encendido en auto-aceleración (ahora, a la vaselina le llaman auto-motivación, que permite pasar del es al ha-de-ser).

Y como ya estamos en una sociedad auto-acelerada, viene a cuento, más que nunca, Juvenal:

Sed quis custodiet ipsos custodes?

18 junio 2007

Aforismo

Cuando el efecto lo convertimos en causa, dislocamos una ley básica universal. A esa dislocación hoy la llamamos motivación.

18/06/2007

09 junio 2007

Preguntes per a una ètica nova

FILOSOFIA I PENSAMENT OCCIDENTAL DAVANT LA MANIPULACIÓ GENÈTICA
Preguntes per a una ètica nova

(vídeo de la conferència)

La manipulació genètica, risc o necessitat? Obre portes o obre abismes? En tot cas, no podem negar que en ella rauen les preguntes claus que els pensadors de tots els temps s’han pogut fer: Què és l’home? D’on ve? Cap on va? En l’article següent l’autor tracta, més que de donar respostes definitives, de mostrar preguntes reveladores i suggeridores que permetin una nova aproximació als riscos, oportunitats, portes o abismes que el futur ens prepara.

Maledicció xinesa: Que visquis temps interessants.

“Massa preguntes a fer i massa poc espai per plantejar-les”, vaig pensar quan em van demanar escriure un breu assaig que no superés les 1.700 paraules. Espero de la seva amabilitat, estimats lectors, que perdonin la necessària concreció del text que segueix.

És un tòpic dir que som el que mengem, però com que d’això es tracta, del que som i del que ens canvia, m’han de permetre estructurar aquest article com si es tractés d’un àpat.

Aperitiu. Un conte de Borges

Quan parlem de l’home, de la humanitat, de què parlem? Si ens hem de qüestionar la seva manipulació genètica ¿no hauríem de dedicar primer dues línies a conceptuar què és això que anomenem “home”? Borges ens ho posa difícil, però. En el seu inquietant conte “Libro de arena” el narrador, en un intent desesperat de trobar l’inici d’un llibre voluminós, però finit, veu l’abisme que s’obre davant d’aquell que gosa demanar-se amb els estris de la raó pels inicis i pels finals: mai no accedirem a la primera pàgina... com mai no podrem accedir a la darrera pàgina... És el mateix que ens passa al buscar el primer home. Què fa de l’home un ésser humà? Les teories antropològiques més contrastades apunten a la tecnologia. L’aparició de l’Homo ergaster (treballador, fabricant) és considerada com el moment clau, quan la feble humanitat va trobar l’especialització que li va permetre reeixir d’una desaparició anunciada... I això és un primer avís: són ineludibles, que no només irresolubles, els problemes que la tecnologia ens planteja?

Primer plat. Sòcrates i les parteres

Igualment, i donat que parlem de la manipulació de criatures, també hauríem de demanar l’opinió d’aquell que va ser fill d’una llevadora: Sòcrates, fill de l’excel·lent Fenareta. Sòcrates, anomenat per Nietzsche el primer dels últims homes, ja que amb ell la humanitat occidental va néixer a la raó –però a una raó malaltissa: aparenta destruir tot el que toca–, ens adverteix que cap llevadora no assisteix a una dona si ella mateixa està embarassada. Encara diu més: la partera, per ser-ho, haurà d’esperar a arribar a l’edat en què sigui incapaç de tenir fills... Aquesta asseveració de Sòcrates ja té vora dels 2.500 anys, senyores i senyors, i malgrat això aquest és un segon avís que no podem obviar: la raó de la humanitat occidental, ha arribat ja a l’edat de la infertilitat?

Plat principal

Un ingredient principal (Sloterdijk) amb un acompanyament gens desdenyable (Morin).

Sloterdijk i el seu home operable

Sobre els efectes de la impossibilitat d’aturar les trencadisses de la raó. Preguntem a Peter Sloterdijk, un filòsof out-sider, per la seva comunicació “El hombre operable”, exposada en el Centre d’Estudis Europeus (Harvard University, EUA). Sloterdijk ens recorda que malgrat que Oppenheimer va anomenar Trinitat la primera prova nuclear, aquesta no va tenir res d’adveniment nou i diví, com tampoc hem d’obviar que, molt possiblement, els creadors de Dolly no pensaven en res fora del rendible mercat de les patents. Què uneix els dos experiments? La informació. Les noves tecnologies de la informació i del coneixement han desdibuixat –sinó trencat– la frontera vella i acollidora entre natura i cultura: l’oxitocina farà que el meu banquer em trobi digne de confiança, i això només és un exemple... Davant l’inaturable acumulació d’informació genètica, la metafísica de l’ésser trontolla.

Un físic nuclear, al ser inquirit per quin era el seu temor més íntim, el moment més paorós imaginable, va sentenciar: el patiré aquell dia que agafi una partícula elemental, la sacsegi com una capseta de llumins... i dintre no soni res! És aquesta, potser, la por que tenim a la ciència genètica? Doncs sí, senyores i senyors, és molt possible que el fonament del nostre pànic sigui aquest: sacsejant a l’ésser humà, sembla que la tecnologia genètica ens mostri que dintre ja no sona res! Si coneixem les nostres pors, sabrem quines preguntes –ens– hem de fer... i aquí tenim el tercer avís: potser és cert, com assevera Sloterdijk –i ens fa témer el nostre físic–, que la ciència estigui trencant ineluctablement la separació d’objecte i subjecte?

Sóc un home, i res de l’ home (futur) m’és aliè

Sobre la complexitat de les decisions. Terenci, autor llatí del s II aC, va dir “homo sum, humani nihil a me alienum puto”. Avui cal plantejar-se si podem inserir en aquesta frase la paraula futur. Edgar Morin, filòsof de la complexitat, en el seu informe elaborat per a la UNESCO l’any 1999 (“Els set coneixements necessaris per a la educació del futur”), no oblida l’impacte de les tecnologies genètiques en la cultura i l’ensenyament. “Permetran“, diu, “normalitzacions... mai aconseguides pels adoctrinaments. Permetran, però, l’eliminació de tares... una medicina predictiva”, i conclou que això “sembla presagiar una mutació encara més considerable que la [que va del] Neolític ... a les societats històriques”. Si bé en mirar cap enrera tot humanista signaria sense problemes la frase de Terenci, Morin fa que ens plantegem un nou avís per l’humanista que ha de venir, avís que sembla sortit d’un bolero: malgrat que no siguem nosaltres qui ho paguem, som conscients que tot a la vida té un cost?

Postres. La Polinèsia, una raó per no desistir

Vol dir això que ens hem d’aturar? Vol dir que no tenim dret a –o millor, que tenim el deure moral de no– continuar? No. No és aquesta la conclusió que volem deixar com a tancament. Per les postres, per dulcificar aquest discurs pesat i dur, els invitem a les dolces terres del Sud, a la paradisíaca Polinèsia. Fora d’explicacions políticament correctes (com ara que ha estat l’arribada de productes dietètics artificiosos l’únic inductor –tot i que no neguem la importància d’aquests nouvinguts– de la diabetis), hi ha una suggeridora explicació de l’altíssima proporció de diabetis que trobem en certes aïlladíssimes illes de la Polinèsia: un canvi genètic provocat per la lluita per la supervivència. Malauradament –un advertiment, però: referint-nos als que ara viuen, de debò podem dir malauradament?–, només van sobreviure aquells que, d’alguna manera, aprofitaven millor els pocs aliments, paupèrims en substàncies essencials, que la natura els donava. La dura selecció genètica va fer que els que ara hi viuen tinguin una predisposició molt alta a patir la diabetis. La pregunta gens retòrica que ens hem de fer és: no tenim l’obligació –i fins i tot, el deure moral– de permetre que una manipulació genètica –a ser feta en el moment que la tecnologia ho permeti– tregui aquesta espasa de Dàmocles del cap d’aquesta gent? Senyores i senyors, prenguin-se el seu temps, ja que la resposta no és senzilla, com veurem mentre prenem un cafè.

Cafè i copes. Wyatt Earpp, una raó per a l’esperança?

No. Més aviat és una raó per a la desconfiança. Els que entre vostès hagin vist alguna de les pel·lícules que narra l’enfrontament èpic en OK Corral, recordarà sens dubte que l’heroi, Wyatt Earpp, se’n surt de rositas d’aquell tiroteig sense que ni un mal tret de revòlver el fereixi ni que sigui lleument... i aquesta sort l’acompanyarà en tots els agosarats enfrontaments, on el tret que més se li apropa tan sols farà un forat en el faldó del seu tòpic green-coat... Em sap greu que el darrer cafè amargui, però com diu el poeta “nunca es triste la verdad // lo que no tiene es remedio.”

En aquesta batalla èpica que té la humanitat amb si mateixa, no ens hem de refiar de la sort de Wyatt Earpp: el tiroteig, si no controlem el seu risc –per altra banda inevitable: hom ha de ser conscient que sempre estarem en mig d’un tiroteig i que mai no assolirem el risc zero– ens pot matar massa d’hora... Convé acabar, com sempre que parlem del progrés humà, recordant la figura de l’Àngel de la Història de Walter Benjamin:

Una pintura de Paul Klee titulada ‘Angelus Novus' muestra a un ángel que parece como si de pronto fuera a apartarse de algo que está contemplando con fuerza. Sus ojos miran fijamente, su boca está abierta, sus alas extendidas. Así es como uno imagina al ángel de la historia. Su cara está vuelta hacia el pasado. Allí donde percibimos una cadena de acontecimientos, él ve una sola catástrofe que sigue amontonando restos y lanzándolos delante de sus pies. Al ángel le gustaría quedarse, despertar a los muertos, y recomponer todo lo que ha sido roto. Pero una tormenta del Paraíso empuja sus alas hacia atrás con tal violencia que no puede cerrarlas. La tormenta impulsa al ángel hacia el futuro (al que da su espalda) irresistiblemente, mientras la pila de restos y escombros crece por el cielo tras él. Esta tormenta es lo que llamamos progreso.”

Podem veure en aquesta imatge un resum de totes les possibilitats, de totes les pors, de tota la ineluctabilitat de la tecnologia genètica: el vent irresistible del progrés, el risc destructiu de la raó, el futur caòtic de les oportunitats... I si bé hem de tenir en compte el pes que la pròpia biografia de W. Benjamin té en el seu pensament, a hores d’ara sabem el que sabem –i som conscients de que ho sabem– sobre l’actual situació del món, i això no ens permet ser gaire optimistes. Senyores i senyors, no podem aturar l’Àngel de la Història, d’acord, però tenim el deure moral, l’obligació ètica i la responsabilitat davant dels nostres hereus de conduir-lo pel camí menys destructiu.

Proverbi xinès: qui mata el gall no fa que claregi més tard.

(hom pot veure a you toube)

31/05/07

27 marzo 2007

Diccionario secreto, Tomo 1, entrada única.

Democracia: Excepción del estado de excepción / Único sistema político que sin tener legitimidad de origen (ver: Nacimiento de la democracia en la sociedad griega del siglo V aC) obtiene legitimidad en su uso / Conjunto de disposiciones políticas que no cruzan la delgada línea roja que separa lo razonable de lo exclusivamente racional / Comparte con la verdad la conveniencia de usar muy pocos axiomas básicos (llamados Constitución) y la supremacía ontológica del camino sobre la meta.

26/03/07

22 marzo 2007

Del machismo (II)

Se hace camino al andar

A partir del viernes 16 de marzo, en España los hombres somos un poco más libres, porque, a pesar del viejo dicho, mis derechos y mis libertades empiezan donde empiezan los de mis vecinos (hoy, las mujeres) y acaban donde para ellas acaban.

Aún queda camino por hacer: hagámoslo y recorrámoslo.

19/03/07

Se equivocan...

Se equivocan. Desgraciadamente para nosotros, nuestros actuales gobernantes se equivocan de medio a medio.

Y el presidente Zapatero por encima de todos.

Y la equivocación no es ya la "política" (que no es tal) del "y tú más". Y aún siendo grave –por el ataque subyacente a una institución democrática–, tampoco es ya amenazar con echar en cara al que fue un poder legal y legítimo algo que hizo y que en su momento, no lo olvidemos, fue totalmente legal y legítimo.

Ni es sólo el no aceptar –e intentar camuflar con bellas palabras y persona interpuesta– que ante un grave error, en este caso, grave error judicial – el que la facción del poder judicial llamada conservadora, para mas inri, ha cometido con De Juana Chaos– por desproporción, sólo cabe la enmienda –y las enmiendas nunca acaban de pagar el error, tan sólo lo enmiendan.

Intentar colar que lo que se hace no es ya una corrección de un error, sino una medida realizada desde la humanidad del poder, cuando la verdad última es que se aplica desde la nada procesal y en base a presupuestos que nada tienen que ver con lo realmente acaecido, sólo puede inducir al rechazo y a la incomprensión. A la abstención política.

Pero esto ni es todo ni es lo peor.

Lo grave, lo tremendamente grave es que no ganarán a los otros, a la derechona infame y ultramontana, con sólo las palabras. Ahí perderán.

Perderán ellos y, de rebote, nosotros, los ciudadanos todos.

No necesitamos a nadie de la izquierda con lazos azules, pues en realidad nadie hay secuestrado. No necesitamos a nadie de la izquierda blandiendo hermosas retóricas y afilingranadas sentencias, pues en ese terreno, los zafios, embusteros y ladinos siempre llevan las de ganar: son sus mañas, que no la fuerza de sus argumentos, las que nos descolocan.

Necesitamos de la izquierda política sus obras: ahí ganarán votos para la democracia, que es lo que importa, y de retruque, para los partidos de izquierda, que también importa.
Queridos gobernantes, dejen de platicar sobre si fueron galgos o podencos, dejen de asustar con imágenes de fieros dobermanns, no permitan que la fuerza se les vaya por la boca. Obren, y que sus actos, y no la retórica, sean el relato de su política.

12/03/07

Las profundas divisiones políticas

Las profundas divisiones de la izquierda italiana...

Cuando el homenaje al Guti, estuve hablando con mi amigo XXXXXX sobre el incontrovertible hecho de que las izquierdas tienen un especial capacidad de desintegrarse en grupos. Adujimos, los dos, como una posible causa de que ello no ocurra en las derechas el hecho, también incontrovertible, de los intereses económicos –más que ideológicos– que éstas tienen, sobre todo si detentan el poder.

Le advertí de que en la extrema derecha ocurre lo mismo. Estuvimos divagando sobre personalismos, cosa que puede ser común a derechas e izquierdas, sobre prevalencia de ideología –como teoría, pero con cierta carga negativa y peyorativa– sobre práctica, cosa que también puede ser común a todo el espectro político, sobre todo si no está en el poder... y lo tuvimos que dejar porque empezaba el emotivo acto de homenaje a Antonio Gutiérrez Díaz, el Guti.

Me quedé, pues, con el mal sabor de boca de dejar igualadas derechas e izquierdas ¿es posible que hoy, y cuando se alcanza el poder, y por lo que hace a la patrimonialización del mismo, las izquierdas no sean más que derechas progresistas, o que, viceversa, las derechas no sean más que izquierdas reaccionarias?

Las fuerzas centrífugas que se desatan en los partidos que no están en el poder ¿tienen en las derechas y en las izquierdas la misma razón última?

Tal vez, y de alguna manera, lo ocurrido en Italia con el gobierno Prodi nos de una clave en negativo: las izquierdas, al defender unos réditos abstractos y nada concretos, se ven abocadas a una defensa de intereses siempre situados más allá de lo que motiva el pragmatismo del corto –cortísimo, a veces– plazo de la gestión del poder. Y con ello no acuso a esa izquierda de pedir que nos sacrifiquemos hoy para disponer del paraíso mañana –que es, en cambio, lo que suele demandarnos la derecha–, sino que alabo su gestión con vistas al medio y largo plazo, a la par que indico la intrínseca dificultad de llevar dicha gestión a la práctica y congeniarla con medidas pragmáticas, la oportunidad de las cuales –siempre cuestionable, obviamente– suele desestabilizar las alianzas –usualmente, las de izquierdas.

Afirmo que sí hay algo intrínsecamente distinto en las políticas de las izquierdas y de las derechas, y que aún generando efectos similares, lo hacen en diferentes sentidos.

...no son menos profundas que las profundas divisiones de la derecha francesa.

El extremo cortoplacismo de la derecha y la extrema derecha, pues su estrategia, cuando se pueda llamar así, se basa en no cambiar nada ni a corto ni a medio o largo plazo –o cambiar para “detrás”, en lo que sería un negativoplacismo–, sólo obtiene réditos si llega al poder e implanta aquellas medidas que permiten sojuzgar al contrario, y sólo evita la diáspora de sus cuadros si logra vender (sí: vender, incluso económicamente) la posibilidad de obtener esos réditos. Otro tema es quién les vota, de lo que aquí no hablamos, y de cómo protege el mínimo suelo de votos para mantenerse como posibilidad de poder.

La visión a largo plazo de la izquierda, inherente a cualquier cambio “hacia delante” de la sociedad –aún sin saber qué es adelante o qué es detrás, excepto juicio moral previo mediante–, se ve sometida a la misma tensión: sólo si es capaz de convencer(se) de que es una alternativa viable, racional y razonable –y argumentada hasta la extenuación– logrará que sus cuadros se mantengan en una organización determinada y evitará que se planteen formar otro partido con su propia alternativa viable, racional y razonable –y argumentada hasta la extenuación–. Con la desventaja, asumida con ganas como necesaria, de que la creación de espacios de libertad le impide –si quiere seguir siendo una opción de izquierdas– sojuzgar al contrario bajo pena de lesa ideología. También es otro tema quién les vota, de lo que aquí no hablamos, y de cómo mantiene el mínimo suelo de votos para salvaguardar la posibilidad de presentarse como alternativa.

Podemos afirmar que el hecho de tener la capacidad de gestionar el poder siempre es un poderoso –valga la redundancia– elemento de cohesión, que tapa fuerzas centrífugas, fuerzas cuyo sentido es, en general, radicalmente opuesto en las derechas o en las izquierdas. Pero...

Pero sin prejuzgar por su ubicación ideológica maldades –o bondades– intrínsecas en las actuaciones individuales –maldades que pueden darse en personas de todo el espectro ideológico y ante las cuales sería la justicia la encargada de emitir el fallo–, los réditos abstractos y generales no deben –pero pueden: he ahí el peligro– amparar intereses concretos y particulares –aunque sí afecten a personas concretas–, excepto que aquéllos réditos no sean tan abstractos ni tan generales –con lo que estarían siendo pervertidos–, por lo que en aquellas políticas donde las medidas a medio y largo plazo sean definitorias de las estrategias del poder –y ello puede darse en cualquier opción política: las derechas e izquierdas siempre son relativas: la derecha alemana, y parte de la francesa, podría pasar por un centro izquierda español...–, éste será menos cohesionante –y por ello, menos estabilizante– y será mas fácil caer en crisis provocadas por la praxis de la gestión del poder. Ejemplos no faltan.

Así que no. No son iguales las fuerzas que desintegran a un partido –de derechas o de izquierdas– que no esté en el poder o que no tenga posibilidades de detentarlo.

Y no, no es el poder económico lo que mantiene atemperadas las fuerzas centrífugas de los partidos de izquierda –por lo menos en todo aquello en que estos puedan ser llamados de izquierdas.

Es cuestión al margen, cuyo tratamiento desborda el concepto de derechas –por ampliación y subordinación del mismo, que no por negación–, la poderosa fuerza centrípeta de la política identitaria. Tan poderosa –y tan ideológica– es esta fuerza que al no necesitar del cohesionante poder económico, casi, casi se confunde –mimetizándose, cuando le dejan– con las teorías de izquierda.

Resumiendo: el poder cohesiona, sí. Pero en un caso es el poder –como sustantivo– de poder hacer algo desde la ética y moralmente aceptable, y en el otro es el poder –como verbo– poder.

Respectivamente: izquierdas y derechas; visión a medio y largo plazo y visión a corto plazo; actuación ética y universal y actuación no ética y sectaria.
El poder como instrumento o el poder como fin. En eso nos distinguimos.

05/03/07

27 febrero 2007

Complicación: otro aforismo

Como complemento al aforismo de Complejidad: un aforismo, vaya por delante el siguiente corolario:

No es que los informáticos no sepamos por qué algo no funciona, es que ya no sabemos por qué algo funciona.

Lo que aún nos permite abundar en aquel aforismo, enunciando que:

No es verdad que los sistemas de información sean cada vez más inteligentes, sino que lo cierto es que su endemoniada complicación (que no complejidad) nos hace -particularmente a los informáticos- cada vez más estúpidos.

26/02/07

22 febrero 2007

Complejidad: un aforismo.

Primero, el aforismo.

Dado un sistema (1) suficientemente complejo, la inteligencia del sistema implicará la necesaria estupidez de sus componentes, y la inteligencia de sus componentes implicará necesariamente la aparición de comportamientos del sistema que parecerán estúpidos e incluso el sistema se podrá volver esquizofrénico y -parecer que pueda- padecer procesos autoinmunes (y eso pasará por hipostasiar al sistema, dígasele empresa, nacion, administración...).

Cómo que es un aforismo y no alcanza a ser una tesis, no lo tenemos que argumentar, sin embargo, y para darle cierto apoyo, lo explicitaremos a través de dos ejemplos. Cogemos un sistema complejo e inteligente: el ser humano, del que podríamos decir que cae en la primer parto del aforismo ¿habéis visto algo más estúpido que un hígado, por muy necesario que sea? Cogemos la Humanidad, de la que podríamos decir que se trata de un sistema que cae en la segunda parte ¿Habéis visto comportamiento más estúpido -y criminal, por muy racional que sea- que una guerra?

Segundo, el resto.

Así, pues, y si el aforismo fuera verosímil, que no verdadero, nos indicaría de alguna manera que el paradigma de la complejidad se inherente a la sociedad humana, y que, más que reducirse en el tiempo, aumentará a medida que aumenten nuestros conocimientos

Esta tesis la podríamos hacer conectar con la tesis de que una de las patas de la enseñanza, el instruir en las artes y las técnicas, nos lleva hacia la locura creativa. Locura que, para manejarla en toda su complejidad y en todas sus posibilidades, tiene que tener un freno: la cordura, que será aportado por la otro pata: la educación, entendido su significado desde la raíz de "*duce": conducir.

Parémonos a pensar: por qué pueden ir los coches a 300, y más, kilómetros por hora? Quiero hacer mención que estamos pidiendo por qué pueden, y no por qué van. El por qué van? es casi una pregunta retórica: porque tienen un motor, claro! Pero, insistimos, por qué pueden? Pues porque tienen frenos. Porque si no los tuvieran, irían -el motor continuaría funcionando-, pero al primer accidente del terreno, a la primera curva del camino, dejarían de poder ir. Y con esto estamos ya preparando el fin del presente texto.

Tercero, y vamos finalizando.

Si el aforismo fuera verosímil y la tesis de las dos patas de la enseñanza -que no la hemos argumentado, es cierto, por carencia de espacio y porque sería un digresión con respecto al tema: complejidad- fuera verdadera, el Humanismo actuaría más como un freno, más como un sistema de poner cordura, y su método de trabajo se complacería más con la reflexión que con el experimento.

La relación que podamos establecer entre Humanidades/Humanismo y el resto de asignaturas de las artes y de las técnicas se paralela a la que podamos decir que existe entre razonable y racional, que si bien los dos conceptos provienen de razón, el matiz que los diferencia tiene la magnitud de un mundo.



(1) Entendemos por sistema un conjunto de elementos (tan elementales cómo haga falta o interese detallar), de los cuales se pueden hacer evidentes unas interrelaciones, unas particiones en base a estas relaciones internas, un nuevas interrelaciones de las particiones y unas nuevas particiones de grado superior en base a las relaciones de este nuevo nivel... y así (relaciones -> particiones -> relaciones -> particiones... ) hasta que haga falta o interese profundizar.

22/02/07

21 febrero 2007

Del acto y del relato ("Diamante de sangre")

El relato de nuestros actos.

La insalvable distancia entre un escritor y uno que escribe cabe en la frase "el relato de nuestros actos".

El escritor, al relatar los actos (o nosotros nuestros actos, como personajes), deja que sean los actos los que relaten al personaje. El que sólo escribe necesita para ser comprendido relatar, no ya los actos, sino al propio personaje (o nosotros nuestro personaje, a pesar de nuestros actos).

En el arte contemporáneo, es usual que para disfrutar de una obra de arte (que es aquello que el artista dice que lo es, Marcel Duchamp dixit ) necesitemos de un guía o gurú, cuya misión será adentrarnos en su significado. Ello no es bueno ni malo, excepto que sea la única manera de alcanzar la obra en sí -entonces, cuanto menos, es cuestionable. También necesitaríamos de un guía -de ahí que no sea intrínsecamente malo- si intentáramos, sin previo aprendizaje teórico o práctico, escuchar -disfrutando- las fugas de un tardío Beethoven.

Pintura, arquitectura, música, danza, poesía... la complejidad de sus ejecuciones, que para no ser banales deben vibrar a la par que la complejidad de la sociedad que muestran, suele hacer necesariamente inevitable un duro proceso de aprendizaje para su goce. Y ese camino está lleno de trampas sofísticas en las que nos venden atajos para su comprensión. Atajos que igual nos llevan –he ahí la trampa– hacia el poeta complejo que hacia el poeta complicado, a la pintura polisémica que a la insignificante...

del relato que nosotros hacemos de nuestros actos...

En las artes escénicas ,y en particular en el cine, se hace patente la inutilidad de un guía. No hay voz en off, no hay explicación dialogada que pueda, no ya superar, sin tan sólo suplantar a la acción del personaje. Si es el diálogo como explicación y no como acción quien nos da la clave, estaremos asistiendo al relato que el personaje nos hace de los hechos y no al relato que los hechos hacen del personaje. Si la imagen de la acción es episódica, pues muere en sí misma -como un átomo de tiempo presente que no tuviera pasado ni futuro- sin temor a entrar en contradicción con la siguiente imagen, o está tan mecánicamente determinada que contiene en ella a todo el pasado y a todo el futuro, volveremos a estar ante una historia explicada, irrelevante, que nada enseña, ya sea porque en su totalidad nada muestra o porque lo muestra todo en cada instante: banal, en los dos casos.

...al relato que de nosotros hacen nuestros actos.

El personaje es lo que hace, lo que dice -y cómo lo hace y cómo lo dice: he ahí la grandeza del actor, pues puede sublimar con su actuación, con sus actos, el discurso del diálogo y de la acción-, pero no lo que dice que hace -o sí: al hacer "decir lo que hace", nos deja ver que no es otra cosa que fachada.
Y el escritor, que es a la vez lector, y el director, que es a la vez espectador, sólo nos enseñan si ellos -también y durante la creación- aprenden como lectores y espectadores de su obra, y sólo aprenden si el personaje les -y por lo tanto, nos- muestran sus actos sin decir todo en cualquier momento -pues si así fuera, no habría lugar al aprendizaje: todo estaría ya dicho en el inicio- y diciendo algo en algún momento -pues si no es así, nada nuevo habría que aprender.

"Diamante de sangre": ¿Qué relata qué?

19/02/07

14 febrero 2007

Las paradojas del conocimiento...

Cualquier, y toda, actuación humana es paradójica: en el mejor de los casos genera tanto de lo contrario cuanto de lo que quiere. En el peor, genera exactamente lo que quiere o exactamente lo contrario de lo que quiere.

Tres aforismos.

Lo que también se podría decir así: A mayores certidumbres generadas por la ciencia, mayores incertidumbres vividas por el ser humano.

O abundando en lo paradójico: En un sistema cerrado vivo -sea lo que sea que quiera decir un sistema vivo-, el total de entropia social nunca disminuye.

O también: La realidad es aquello que aún no sabemos qué es.

(Más de seis mil millones de seres humanos pululando por el planeta: nuestro comportamiento empieza a parecerse al de las moléculas de los flujos y reflujos de un fluido -caótico, por definición. Tomando a la termodinámica como metáfora ¿podremos empezar a aventurar leyes de sociodinámica?)

05/02/07

Aforismo

Cuando se falta a una promesa no se rompe sólo la confianza, se transgrede la ley que conforma la sociedad civil.

25/12/06

Verse a "sí mismo como otro"

Hola, Lluvia, aunque seguro que lo sabes, quiero mostrar mi público agradecimiento por tus palabras.

Escribir es –o sólo se logra cuando alcanza a ser– escribirse a sí mismo como otro, y a veces, cuando uno consigue leerse a sí mismo, le es dado verse a sí mismo como otro (1). Como otro cualquiera.

Pero siempre ha de ser otro –otro cualquiera: tú, por ejemplo– quien te acabe mostrando cómo uno es como otro. Como otro cualquiera.

Y así casi se cierra un círculo, siempre en la permanente búsqueda de un punto más, aquél que marca la mitad de lo que queda hasta el final, y que como siendo Aquiles, cada paso, cada párrafo siempre marca la mitad de lo que queda: siendo espectador de mí mismo soy a la vez actor (pues es una acción escribir algo), lo soy a la vez, sí, pero no en el mismo sentido, y nunca sé si lo logré –ser actor– hasta que vuelvo a ser espectador –lector– y me reconozco a mí mismo como otro en el actor que representa –escribe– para mí, que ahora sí es como otro.

Gracias.

(1) Este magnífico concepto "sí mismo como otro", que nos propone el extrañamiento de uno mismo como único camino para acceder a algún conocimiento sobre sí mismo y sobre cualquier otro, es de Aristóteles.

14/02/07

13 febrero 2007

Aritmética ¿simple?

(datos: El País, 07/02/2007).

Presupuesto federal EEUU año 2001: 1,8 billones de dólares.

Suma de hipotéticos presupuestos federales del 2001 al 2008, tomando como patrón de incremento el IPC estadounidense: 16 billones de dólares.

Suma de presupuestos federales, reales y propuestos por las dos administraciones Bush Jr., del 2001 al 2008: 18,8 billones de dólares.


Diferencia: 2,8 billones de dólares.

Si añadimos la anunciada detracción (entre 0,6 y 09 billones) en partidas sociales, nos da un total de 3,4 a 3,7 billones de dólares que han ido o irán... ¿dónde?

Si no todo es coste de la guerra de Irak –cuyo gasto, en las más desfavorables apreciaciones hasta el 2008, no sobrepasará los 1,3 billones de dólares–, si no se ha producido un cambio favorable en el estado del bienestar ¿dónde ha ido este importe, que representa el equivalente a 1,5 presupuestos federales del último año Clinton –año que finalizó, no lo olvidemos, con superávit?

13/02/07

Sociedad gorda

Para los que estamos gordos, sólo hay una forma de adelgazar: ingerir menos calorías. No se adelgaza cambiando la fuente de la caloría, aunque está claro que con ello bajaremos el riesgo de colesterol, úrico, triglicéridos y otros indicadores. Se adelgaza consumiendo sólo las necesarias calorías. No, no crean que estoy hablando de sobrepeso individual; estoy hablando de sobrepeso social, del cambio climático.

Como metáfora, sin embargo, sirve: nuestras gordas sociedades se plantean cambiar la fuente de las calorías, no su nivel de ingesta, y con ello tal vez evitaremos unos riesgos ciertos; pero aún son demasiado débiles las voces que se plantean la imposibilidad de mantener el actual patrón de sobrepeso. ¿Se imaginan qué consumo final significaría que el 80% menos pudiente, que en total absoluto consume la mitad que el 20% más opulento -lo que significa que cada uno de nosotros consumimos ocho veces más que cada uno de ellos-, elevara su nivel de vida hasta la mitad del nuestro? Doblaríamos el consumo a escala mundial.

Señores, Kioto es poco.

13/02/07

03 febrero 2007

Del machismo (I)

¿Cuál de las dos proposiciones contiene menor cantidad de error?

...se es machista porque se actúa de forma machista, o,
se actúa de forma machista porque se es machista...

¿Cabe alguna duda de que el fenómeno machista no entiende de clase social, nivel cultural, nacionalidad, religión o ideología? Incluso el sexo, me atrevo a decir, no es un determinante suficiente para delimitar el machismo.

¿Qué ocurre, pues, con el machismo? ¿Qué deberíamos tener en cuenta en su gestación, aunque nos sonara paradójico, que ahora no apreciamos, o por lo menos, no con la suficiente consideración?

Tal vez deberíamos aislar dos momentos, niveles o situaciones del proceso machista. Aquél que, de alguna manera, indicara la existencia de un cierta predisposición a serlo y aquel que, tal vez más tangible, mostrara las circunstancias en que la crisis machista se desata.

Un crisis que no tiene por que ser entendida tan sólo como violencia suprema –física o psíquica–, sino que se debe entender como todo aquel, y cualquier, conjunto de reacciones donde la racionalidad supera a la razonabilidad (en la racionalidad se debe incluir el "actuar sin pensar" no patológico –no sujeto a una categoría de enfermedad mental–, hablamos de aquel actuar sin pensar producto de la asunción no crítica y mecánica –y por ello tan interiorizada que deviene automática– de comportamientos racionales suficientemente aceptados y refrendados por el entorno del –o de la– machista) en la línea de lo que John Rawls entiende por racionalidad –capacidad de decidir u escoger a favor de uno mismo en función de argumentos complejos, objetivos y sin atisbo de restricciones éticas o morales– y por razonabilidad –la racionalidad matizada por la responsabilidad sobre los efectos y resultados de la decisión.

Si optamos por negar la existencia del nivel primario de predisposición –y por ello concluimos que el machismo es un fenómeno de raíz puramente cultural– nos va a ser difícil explicar cómo puede darse un hecho machista en un entorno socio cultural ajeno al –o por lo menos no favorable o promovedor del– machismo. Qué duda cabe, en cambio, que de forma global y estadísticamente comprobable, ciertos procesos culturales conllevan que las acciones machistas vayan desistiendo, por lo que cabe convenir que la cultura –no la mayor o menor cultura, sino las opciones que una concreción dada de la cultura adopta– tiene que ver, y mucho, con el mayor o menor grado de machismo que una sociedad acepta –interioriza– sin planteamiento crítico.

(29/01/07. Continuará)

22 enero 2007

Llego tarde

Llego tarde
como siempre desde
hace años
pero no importa, pues
cuando fue necesario
llegué oportuno.

La camarera joven
y amable
me vuelve a recordar
que llego tarde
aunque justo cuando
debo llegar.

Hace diez años hubiera
dicho -con Silvio-
con diez años
de menos hubiera
saltado
y entonces sí que...

Habría llegado tarde.

22/01/07

16 enero 2007

Las palabras ¿Valen algo? ¿nada? ¿todo? (T-4 y III)

Cuando las palabras dejan de significar algo, sólo pueden significar nada o todo, que es idéntico a nada.

Victoria Kent, que fue directora general de Prisiones en la II República, nos dice:

"Medité y decidí mi viaje. Ordené formar a la población reclusa en el gran patio. Les hablé desde una plataforma allí instalada y dije que el gobierno se interesaba especialmente por la reforma de las cárceles y presidios... que se iba a mejorar en lo posible la vida del penal. Pero teniendo noticias de que algunos estaban armados, la primera condición que ponía era la del desarme inmediato. Lo recuerdo como si lo hubiera vivido ayer. El personal que estaba detrás de mí quedó sobrecogido. Siguieron unos minutos de silencio e incertidumbre, cuando de un lejano rincón situado a la derecha, surgió un recluso joven, fuerte y decidido,y tomando el arma que llevaba en el bolsillo, la tiró al extremo del patio. A continuación una lluvia de armas fue dirigida al mismo rincón. El penal quedó desarmado. Agradecí, no sin emoción, el rasgo viril y respetuoso, y prometí lo que más tarde se fue realizando en el penal: el arreglo de un campo de deportes y la puesta en marcha de talleres de trabajo. Al día siguiente asistí a la comida en común, las caras me sonreían ... Este episodio constituye uno de los más fuertes recuerdos de mi vida".

No soporta comparación la lucidez de Victoria Kent contra el pacato comportamiento de J.L. Rodríguez Zapatero. Y aunque le hubiera salido mal la apuesta, Victoria Kent no dudaba de que diciendo lo que debía decir, hacía –y preparaba el terreno para hacer– lo que era necesario hacer. Las palabras, para Victoria Kent, significaban algo, no todo, pero sí algo.

Pero para J.L. Rodríguez Zapatero las palabras parecen significarlo todo, y así se ha dejado enredar en el relato (palabras) que los dirigentes del PP hacen, y que Mariano Rajoy verbaliza. Así se ha dejado enredar en el relato (palabras) que ETA hace, y que Armando Otegui fonetiza. Y así el principio de realidad le alcanzó con esta virulencia.

J.L. Rodríguez Zapatero olvidó a Aristóteles y su descripción de la tragedia, y el principio de realidad es trágico y se impone -se le ha impuesto- por la vía de los hechos. Y sólo a través de las acciones de los actores, que no de sus relatos, nos enseña Aristóteles que nos es dado conocer el argumento.

Y para los dirigentes del PP y para los cabecillas de ETA, en cambio, las palabras no tienen ningún significado. Significan nada.

Si aquel joven y fuerte penado se desarmó, no fue sólo porque las palabras de Victoria Kent significaban algo (no todo, no nada, sólo algo), sino por que para él las palabras aún significaban más que nada.

Cuando el discurso que elaboran los dirigentes del PP desea alcanzar el estatus de inatacable, por cerrar todo los puntos a cualquier conato de revisión –o lo que es lo mismo: negociación, pues ésta sólo puede existir en tanto que sabemos y aceptamos que nuestras palabras sólo significan algo y no todo–, lo único que consiguen construir es la ficción de una potencia que, pues ha explotado ya toda su capacidad discursiva, ya no tiene margen para desarrollarse. Y puesto que su ficción ya lo ha dicho todo, y nada queda por ser dicho, las únicas palabras que en el discurso de esa ficción podremos articular a partir de ese momento significarán nada.

Como nada significa el discurso de los cabecillas de ETA, avanzado y aventado por Otegui. Cuando en una palabra caben todos los significados (como en lo permanente, que cabe la permanencia y la inconstancia; como en el alto el fuego, que cabe la solución y la no solución de su continuidad; como en la negociación, que cabe el decirse poseedor de tan sólo algo y de todo), esta palabra de sentido único, pues sólo un sentido nos permiten otorgarle: aquél que el amo del discurso cual tahúr nos presenta y nos escamotea a su libre criterio, nada nos deja para hablar, y ése es su significado último: nada.

Para que exista la posibilidad de que “un recluso joven, fuerte y decidido... [tome] el arma que llevaba en el bolsillo... [y la tire] al extremo del patio”, tiene que haber, ante todo y antes que nada, un político que sepa que las palabras valen algo, pero sólo algo, no nada y no todo. Y después lo otro -incrementar la probabilidad del fin de la violencia- no nos vendrá dado mecánicamente, pero habremos facilitado su posibilidad.

15/01/07

08 enero 2007

Del respeto (T-4, II)

¿Puede uno con su opinión respetar algo que está más allá de su alcance? En todo caso, lo hará de boquilla y como un brindis al sol (se dice así ¿verdad?). Es decir, da igual que digamos A o B, ese algo se mantendrá inasequible a nuestra opinión. Algo así como la raposa y las uvas, digo yo.

Abundemos ¿Puede uno con su opinión no respetar algo que está más allá de su alcance? Tampoco, pues, mutatis mutandis, da igual que digamos A o no A, ese algo seguirá obstinado en mantenerse inasequible a nuestra opinión.

Así pues, al Sol con mis opiniones ni lo puedo respetar ni puedo dejar de respetarlo. Ni a la Tierra.

¡Oh! ¡Ah! (se dejan oír los gritos enfurecidos de cuatro ecólogos de salón ilustrado) ¡Uh! ¡A él, a él! (arrecian y se desgañitan los seguidores de Gaia).

Incidamos aún más y en asuntos más cercanos. Patria, Religión, Ideología (cada uno que ponga su concreción, algo así como –y que nadie entienda que son necesariamente mis concreciones, pues no tienen por que serlo– España, Cristianismo, Liberalismo) no son respetables. (¡Por favor, por favor! Que no se enfurezcan los de aquella fila; por lo menos no hasta que acabe de exponer esta idea...) No quiero decir que se deban no respetar, sino que no cabe plantearse su respetabilidad: están más allá del alcance de nuestras opiniones.

Cerremos aún más el círculo. Los pensamientos del otro (incluso de un aristotélico sí mismo como otro) ¿merecen respeto? Si aplicamos lo dicho en los dos primeros punto y aparte, diremos que no, en tanto estén fuera de mi alcance. Cosa ésta, estar fuera del alcance de uno, que no ocurre en las relaciones asimétricas, donde los pensamientos de una parte, típico ejemplo: los de los padres o los adultos, alcanzan de manera muy directa, de hecho invaden y colonizan (1), a los de la otra, hijos o menores (como también, y en esta sociedad, hombre sobre mujer, tirano sobre súbdito, maestro sobre alumno...), Así que los pensamiento de otro igual que yo no tienen derecho a la respetabilidad: ni los de yo como otro.

¡Infame! ¡Sacrílego! ¡El respeto es la base de la sociedad! ¡Exigimos el respeto por nuestros mayores! ¡El respeto por las plantas y los animales es el único camino para un progreso automantenible! ¡Sólo el respeto mutuo permite la convivencia! (Vaya, he logrado poner a todos en contra: políticos, religiosos, sociólogos, humanistas, ecólogos...)

No nos desesperemos y atendamos a dos hechos. Primero, hasta ahora tan sólo he hablado de opiniones: mis opiniones contra algo cuya existencia está más allá de su área de impacto. Segundo, con la excepción del Sol y de la Tierra (2), aquel algo al que me he referido han sido conceptos (patria, religión o ideología) o ideas (pensamientos del otro, o de yo mismo como otro), cuya inmaterialidad (del significado, no del significante) les ubica en una intangibilidad más allá de cualquier intento de manoseo.

La opinión, aunque no suficiente, es previa y necesaria, en tanto que juicio de valor, para iniciar cualquier argumentación.

La falta de respeto inherente a una opinión con respecto a algo –que no el relativismo en la comparación entre opiniones– está en la base de cualquier argumentación. Es necesario que yo respete a quien tiene ideas pero no, y esto debe darse a la vez, a sus ideas, y esto es necesario para que pueda haber una opción de diálogo, un espacio para la dialéctica (aunque no la de Hegel: no hablamos de un dialéctica obligatoriamente sintetizadora). De esta falta de respeto por la ideas, los pensamientos, los conceptos, las metáforas, lo inmaterial, lo intangible...de esta falta de respeto por los significados nadie puede deducir falta de respeto por los significantes (seres y obras), la destrucción de los significantes del otro sólo demuestra la mera falta de argumentos sólidos (significados intangibles) que una parte puede oponer a la otra, yo al otro (a veces, a mí mismo como otro, lo que puede significar caer en un peligroso proceso autoinmune).

El diálogo y la dialéctica sólo pueden existir en un entorno de amigable falta de respeto. Sólo allí donde las leyes hayan preparado un espacio en el que nuestra integridad física (no tememos ser heridos) y psíquica (no tememos ser tratados como menores) nos permita ser el otro para otros –y para sí mismo–, sólo en ese espacio la necesaria falta de respeto por las ideas nunca será confundida con la argumentación falaz ad hominem, y que campe a sus anchas esa falta de respeto permitirá acercarnos al otro (y a uno mismo como otro).

No me preocupa el qué dirán (o sea, no me preocupan las opiniones poco respetuosas para con mis pensamientos), sí me preocupa, en cambio, qué pueden hacer terceros con lo que aquellos hayan dicho ¿Somos tan menores de edad que me tienen que proteger de las falsedades históricas que puedan pregonar unos incompetentes? ¿Somos tan menores de edad que me tienen que indicar, ley mediante, qué mitos son aceptables y cuáles no? La responsabilidad de lo que terceros hagan en base a lo que otros digan es, qué duda cabe, exclusivamente de estos terceros, con la única excepción mencionada de las relaciones asimétricas. Si el Estado ha de hacer algo al respecto, es enseñarme a ser adulto, no mantenerme en una eterna adolescencia.

¿Y qué tiene todo esto que ver con ETA? Tiene que ver mucho, pero mucho, mucho. Con ETA, con Batasuna, con Ibarretxe, con Madrazo... Hasta con Rajoy y con Carod Rovira tiene que ver: todos ellos adultos y sin barreras que les limiten su capacidad de serlo. Todos ellos grandes respetadotes de los significados (Patria, Nación, Bandera, Himnos...) y grandes ninguneadores de los significantes (los hay que, como ETA-Batasuna, hasta asesinan...)



(1) Con todo el poco respeto que me merece en general la música pop, especialmente la de la Europa Continental, intento autolimitar la expresión de mis apreciaciones negativas, especialmente cuando mi hija esta oyendo sus canciones pop preferidas, a aquellos momentos en que es lógico argumentar la banalidad de dicha música: es mi decisión respetar a la persona, no a las ideas. A veces fallo y le increpo lo aburrida que es la música que esta oyendo: ¡es así!
(2) A pesar de todo, el Sol como la Tierra, como Europa, España, Catalunya, Barcelona, Gràcia... no son sino metáforas incorpóreas, a las que no se les puede alcanzar, excepto de forma metafórica.

08/01/07

02 enero 2007

T-4

Que nadie se lleve a engaño por lo que lea a partir del punto y aparte, pues los únicos criminales responsables que reconozco son los que han cometido, una vez más, un atentado asesino, y que ha podido serlo más: recuerden Hipercor. Una vez aclarado esto, vamos a por los distintos actores políticos.

Mariano Rajoy, por el PP, debe saber la enorme, cuando no prácticamente solitaria, responsabilidad que tiene en la más que posible consecuencia del atentado de la T4: la vuelta a los tiempos de plomo y sangre. Su exigencia de obviedades –eso sí: desde la barrera y con puro– y su voluntaria no participación en las responsabilidades del proceso ha atado de pies y manos a José Luis Rodríguez Zapatero: si la necesaria fiscalidad, pues tenía el derecho y el deber de llevarla a cabo, la hubiera efectuado desde dentro del proceso, tal vez éste habría tenido alguna oportunidad. Pero no: era más rentable buscar volver al poder por encima del dolor. Y lo malo es que seguramente lo conseguirá, y lo conseguirá gracias a los miedos del gobierno.

José Luis Rodríguez Zapatero, por el PSOE, es el siguiente de la lista. Si se ha encontrado atado de pies y manos, ha sido por que ha caído bajo el síndrome de "la princesa, el visir y la carta": sólo si la princesa renuncia a ser princesa, la carta, en poder del visir, dejará de ser efectiva. Pero la princesa, José Luis Rodríguez Zapatero, ha preferido seguir siendo princesa –presidente–. Y ése ha sido su error y las consecuencias que de ello se deriven también son de su responsabilidad. Si hubiera renunciado a que su carrera política quedara inmaculada y la hubiera puesto en manos de la gente, muy posiblemente le hubiera pasado como a Pascual Maragall: conseguir el objetivo y pagar con su vida política por ello. Pero para eso hay que ser un estadista de la talla de Pascual Maragall, que antepone la Política a su política, y José Luis Rodríguez Zapatero no tiene esa madera, para qué nos vamos a engañar.

Estas dos personas, Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero tienen que explicarse y explicarnos un por qué, y no es por qué los asesinos de ETA han vuelto a atentar: son criminales y su lógica no es nuestra lógica. El por qué que deben contestar tiene que ver con la moral –sus compromisos– y con la ética –sus responsabilidades– que deberían haber tenido para con la sociedad: ¿por qué no las han tenido?

Del resto de actores, casi no vale la pena hablar, pues son poco más que un cero a la izquierda, pero si vale la pena desenmascarar dos actuaciones. Arnaldo Otegui, por Batasuna, no ha tenido ningún complejo en compadecerse de las víctimas ¡Válgame el cielo, qué buen samaritano! y aseverar su "ya lo decía yo que esto acabaría por pasar". Y lo que ha pasado sin solución de continuidad es de ser líder político en Anoeta a una rotunda nada, y tan sólo en un atentado: ¡todo un récord!. Begoña Erratzi, por EA, ha vuelto al clásico de las nueces: ya que los chicos han sacudido al nogal, a ver si podemos recoger las nueces de la mesa política.

A todo esto, ni nos rasguemos las vestiduras, ni cejemos en la necesaria búsqueda por la paz: señores del Gobierno, de la Principal Oposición y del resto de partidos políticos, no olviden plantearse qué representa lo ocurrido ¿una nueva estrategia, una vuelta de tuerca previsible o tan sólo un pequeño –pero muy pequeño– "Omagh"?.

01/01/07