10 enero 2022

De la oferta y la demanda a la lucha de clases, dos leyes en pugna.

 

Ya no sólo se trata de las econofakes del profesor Torres López (Econofakes, https://bit.ly/3mGiKFZ), ni tampoco sólo de las ideas zombis del economista Krugman (Nueva Tribuna, https://bit.ly/3JtTpIY), ni de, como hace el profesor Vergès (Economía del mundo real, https://bit.ly/3JkLRZf), desmontar teórica y empíricamente un paradigma fundamental,  el del coste marginal, entre otros, y su maligna influencia en las medidas de política económica que, con independencia del color de los ejecutivos, se toman [1]. Se trata de cuestionar alguna de las representaciones de la realidad económica que, como buenos terraplanistas, de tan evidentes como las explican los economistas ortodoxos, si no estás curtido, las aceptas tal cual. Porqué ¿quién se atreve a negar que el Sol sale por Levante y se pone por Poniente?

Así que ¿Quién se atreve a negar que son las curvas de oferta y demanda las que determinan el precio de un bien?, y de ahí ¿Quién se atreve a cuestionar que el motivo de que la electricidad, los derivados del petróleo, hasta el rape en Navidad suban... sea una demanda enloquecida, ora por los brotes verdes de la recuperación, ora por el consumismo inherente a tan señalada fecha?

Estamos ante la tercera mentira expuesta por Torres López (mentira que, curiosamente, Krugman no la incluye entre sus ideas zombis, pero que Vergès si desarrolla en su libro para escarnio de los terraplanistas).

El profesor Torres (ob cit, pág 24) advierte contra la siguiente idea “El precio de los bienes y servicios lo determinan las leyes de la oferta y la demanda. Los economistas han hablado tantas veces de «la ley de la oferta» y «la ley de la demanda» que los políticos, periodistas y hasta la gente corriente han hecho suya la expresión y creen que esas «leyes» son las que efectivamente hacen que funcionen los mercados y las que fijan automáticamente los precios de los bienes y servicios que compramos diariamente.”. Y pasa a afirmar sin dudas que “Sin embargo, esa idea es falsa.”

Pero estando en estas, llegan los terraplanistas, en este caso los economistas del BBVA (https://bbva.info/3qxnDCq), y muestran que, como es obvio y evidente, el Sol ¡faltaría más! sale por Levante: “El modelo de la oferta y la demanda es quizás, de todas las teorías económicas, la que más entra en contacto con las personas en sus rutinas diarias. Tiene componentes psicológicos y filosóficos difíciles de contrarrestar, y una lógica que asombra. ¿Quién no ha dejado de comprar algún artículo porque le parece demasiado caro? ¿Y quién no se abalanzó sobre un producto en liquidación porque le pareció demasiado barato?”. Repitamos con ellos: es de una lógica que asombra. ¿Quién, mirando al cielo, no acepta asombrado que es el Sol el que da vueltas a la Tierra? ¿Quién osa pleitear contra semejante lógica? ¿Quién, entonces no ha dejado de comprar algún artículo porque le parece demasiado caro o no se abalanzó sobre un producto en liquidación porque le pareció demasiado barato? Eso ¿Quién?

Por seguir con el símil, vemos que aparecen en el firmamento económico estrellas errantes cuyo orbita no es la esperada (planeta, en griego se escribe πλανήτης, planetes, y significa vagabundo, errante, de ahí que a los planetas les llamemos así, https://bit.ly/32zxyPU) y vemos entonces cómo los economistas terraplanistas se devanan los sesos para crear los epiciclos sobre la deferente necesarios para mantener en pie su ley: que si homo economicus, que si actor racional, que si teoría de juegos, que si ley de rendimientos decrecientes, que si precios en busca del coste marginal  [2]

Pero las estrellas errantes que no orbitan las leyes de la oferta y la demanda, como el dinosaurio de Monterroso, siguen ahí. Vamos a ver alguna.

La primera, el precio del barril del petróleo y su relación con la demanda.

(https://data.oecd.org/gdp/gross-domestic-product-gdp.htm, OECD (2021), Gross domestic product (GDP) (indicator). doi: 10.1787/dc2f7aec-en (Accessed on 29 December 2021))

(https://data.oecd.org/energy/crude-oil-import-prices.htm, OECD (2021), Gross domestic product (GDP) (indicator). doi: 10.1787/dc2f7aec-en (Accessed on 29 December 2021))

 Al comparar estas dos gráficas, y aplicando el método de las cuentas de la vieja, ya se ve la estrella errante: a la demanda (inferida del aumento del PIB, GDP, por sus siglas en inglés) creciente, sostenida, constante y con un grado de pendiente casi homogéneo, no le acompaña una curva similar del precio del petróleo, si no todo lo contrario.

Alguien podrá comentar que se especuló con la producción (oferta), y que los altibajos no vinieron de cambios en la curva de demanda, sino que los carteles del petróleo abrieron y cerraron el grifo para así, y gracias a la ley de la oferta y la demanda, hacer que subiera y bajara el precio ¿Fue así?

 

(https://data.oecd.org/energy/crude-oil-production.htm, OECD (2021), Crude oil production (indicator). doi: 10.1787/4747b431-en (Accessed on 30 December 2021))

 

¡Vaya! Pues no, no fue así. Es apreciable, además, que se constata un real incremento de la eficiencia en el uso de la energía, pues el incremento del PIB, aún tirando del petróleo, es más acusado que el incremento de la producción de este último.

Si lo vemos todo en un único gráfico (reduciendo en cada caso el mayor de los importes a 100 para mejor comparar), el resultado es más que significativo [3]:

 

(Elaboración propia, con datos de https://data.oecd.org)

 El segundo planeta errante es el gas natural, que, como se puede ver en los siguientes sitios:

https://datos.enerdata.net/gas-natural/consumo-mundial.html,

https://datos.enerdata.net/gas-natural/produccion-gas-natural-mundial.html, y

https://es.statista.com/estadisticas/598820/energia-precio-del-gas-natural-ee-uu-y-europa/

No hay manera, con los datos allí dados, de que la ley terraplanista dé razón del comportamiento del precio, pues éste ni se acompasa a la demanda ni a la oferta, siempre parejas:

 (Elaboración propia, con datos de https://datos.enerdata.net)

 Según indicó en su informe del pasado 7 de diciembre, la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA), en su Perspectiva Energética a Corto Plazo (STEO), prevé que 2021 cierre tanto con una producción como con una demanda mundial de gas ligeramente superior a la de 2019. Es pertinente tener en cuenta esta predicción para lo que trataremos sobre la siguiente y última estrella errante.

Finalmente, emulando a los terraplanistas del BBVA, vamos a hablar de algo que “entra en contacto con las personas en sus rutinas diaria”, el precio de la electricidad.

Según datos extraídos de Red Eléctrica de España (https://www.ree.es, para el consumo) y de el sitio de estadísticas Temáticas (https://tematicas.org/, para los precios), el comportamiento de demanda y precios refleja una errática reacción en el 2021, pues a pesar de que el consumo se sitúa por debajo de la media de los seis años anteriores, el precio no [4]:

(Elaboración propia, con datos de https://tematicas.org/boletin-mityc/u23-ipc/ipc-energia/,

https://www.ree.es/es/datos/demanda/ire-general-anual y https://datos.enerdata.net)

Tania Contreras (ob cit, pág 103, ver nota 2) afirma, y no cuesta hacer nuestro dicho aserto, que “La teoría microeconómica neoclásica no parece ser el único ni el mejor método que se tiene para modelar la realidad económica, en su estado actual no puede ser acogida como la mejor descripción de la forma del funcionamiento de los mercados y, por tanto, no puede ser considerada como una teoría satisfactoria que aporte elementos útiles para pronosticar la evolución de las economías. En este lúgubre panorama resulta necesaria la seria reconsideración de teorías heterodoxas que posiblemente sean más apropiadas para elaborar descripciones menos limitadas de los fenómenos económicos observables.” (la negrita es nuestra).

Somos como enanos sentados sobre los hombros de gigantes para ver más cosas que ellos y ver más lejos, no porque nuestra visión sea más aguda o nuestra estatura mayor, sino porque podemos elevarnos más alto gracias a su estatura de gigantes” (Juan de Salisbury (s. XII), Metalogicon). No deberíamos tener miedo a ser enanos a hombros de gigantes, de hoy (profesores Torres y Vergès) o de ayer (Sraffa o Keynes), y tal y como Contreras solicita, dar un giro copernicano y dejar de ser en todo y para todo ni tan sólo un poco terraplanistas: el Sol sale por Levante, pero es la Tierra la que da vueltas alrededor del Sol.

Así que una última consecuencia de esta mentira es que se distrae la atención de la gente para que no contemple lo que realmente hay que tomar en consideración para descubrir cómo se fijan realmente los precios de los bienes y servicios y qué consecuencias tiene eso, el poder muy desigual de negociación y decisión, dentro y fuera de los mercados, de los sujetos, las organizaciones y las instituciones sociales.” (Torres López, ob cit, pág 31) (la negrita es nuestra).

Piero Sraffa, en su libro Producción de mercancías por medio de mercancías (texto que el propio autor veía como una base sobre la que desarrollar una critica general a la teoría marginalista: “Es, sin embargo, un rasgo peculiar del conjunto de proposiciones ahora publicadas que, aunque no entran en una discusión de la teoría marginalista del valor y de la distribución, han sido elaboradas, sin embargo, para servir de base a una critica de tal teoría. Si los cimientos se sostienen, la critica podrá́ ser intentada más tarde, bien por el autor, bien por alguien más joven y mejor equipado para la tarea.”), desarrolla un modelo que acopla las dos caras de la economía como ciencia: la positiva y la normativa.

Mientras que en el desarrollo de su modelo hay una primera y necesaria aproximación positivista, y sujeta a leyes ineludibles, en la clave de bóveda que cierra el arco aparece un concepto de importancia capital y ajeno a esa ineludibilidad: “considerar la división del excedente entre capitalistas y trabajadores” (Sraffa, ob cit, cap. II). Esta idea le permitirá alcanzar la proposición final de cómo se fijan los precios: “podemos decir que si R es la razón patrón o tipo máximo de beneficio y w es la proporción del producto neto [excedente] que va a los salarios, el tipo de beneficio r es

r=R (1-w).

Así, a medida que el salario w se reduce gradualmente de 1 a 0, el tipo de beneficio r aumenta en proporción directa a la deducción total hecha del salario” (Sraffa, ob cit, cap. IV)

Sraffa, tal y como Torres Lopez advierte, considera que los precios, herramienta que determinará qué parte de lo producido es apropiado por el Capital y qué parte por el Trabajo, se forman de tal manera que su solución viene dada por la capacidad que cada agente tiene de repartirse el producto neto, es decir, del “poder muy desigual de negociación y decisión, dentro y fuera de los mercados, de los sujetos, las organizaciones y las instituciones sociales”. Es decir, la vieja, denostada, pero no por ello menos real, lucha de clases.

Sigamos a Kant y su “sapere aude”. Atrevámonos a pensar con los heterodoxos y demos un giro copernicano a la economía como teoría que deje a los terraplanistas donde deben estar: en el cubo de la basura de la historia de la Economía.

 


[1]   “[…] el MEe [Modelo de Economía estándar o dominante] no explica la realidad de cómo funciona un sistema económico de mercado capitalista -la dinámica y pautas de comportamiento de las empresas, la producción, los precios, los mercados…- sino que habla de una economía irreal, supuesta. Y esto tiene una consecuencia decisiva en el ámbito académico-profesional. Afecta a cómo se viene explicado la economía, el funcionamiento de las economías de mercado, en los libros y manuales y en las aulas. Transmite a lectores y estudiantes una descripción teórica -que pivota alrededor del «constructo» competencia perfecta- caracterizada por sobresimplificaciones y por supuestos deductivos que no se corresponden con la realidad económica de nuestras sociedades, y en aspectos clave. Y si la economía que se enseña y lee no es realista, las conclusiones que se saquen para situaciones concretas y los diagnósticos de tal o cual situación económica que desde gobiernos o instituciones económicas elaboren los profesionales de la economía con esos esquemas conceptuales corren el riego de ser diagnósticos equivocados o desenfocados. Y como consecuencia las medidas de politica económica que se basen en ellos pueden ser poco útiles, si no contraproducentes. Lamentablemente la crisis económica global que explosiona en 2008 nos ha mostrado ejemplos al respecto. Pero es que además el problema señalado tiene trascendencia fuera de la disciplina económica. En la arena política el neoliberalismo se apoya en ese postulado básico de los manuales de economía para defender sus principios de no -o mínima- intervención de los gobiernos en la economía, de no -o mínima- regulación de los mercados («los mercados, "libres", se autorregulan automáticamente»). Y, en definitiva, para defender lo que está detrás de la conocida expresión de cuanto menos Estado, mejor»: mínimo gasto público, mínimos impuestos, «porque distorsionan el equilibrio general, que es lo que garantiza un óptimo social». Unas tesis que apuntan a una determinada organización política-económica de la sociedad (libre mercado, nula o mínima regulación, etc.), pero una tesis que no puede realmente sostenerse como conclusión científica de la disciplina «economía»” (Vergès, ob cit, pág 128 y 129) (la negrita es nuestra).

 

[2] Para una aproximación a una crítica a los modelos de equilibrio parcial y general en la formación de precios, de estudio obligatorio en universidades y escuelas, se puede leer el ensayo aquí enlazado “Equilibrio parcial y general: dos problemas inquietantes” (https://revistas.unal.edu.co/index.php/ede/article/view/35872/36752), escrito en 2012 por Tania Contreras et altri (https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/71048?show=full).

 

[3] No es casual que para contradecir a los terraplanistas utilice como primera estrella errante el mercado del petróleo. Mi interés por las extrañas relaciones entre demanda, oferta y precio en este mercado se basan, sobre todo, en un artículo de Joseph P. Kennedy II, que publicó en el Newyork Times el 10 de abril de 2012, titulado The High Cost of Gambling on Oil. En dicho artículo, accesible en https://www.nytimes.com/2012/04/11/opinion/ban-pure-speculators-of-oil-futures.html, https://telegra.ph/The-High-Cost-of-Gambling-on-Oil-12-30, afirma, y argumenta, con total contundencia que “los especuladores dominan el comercio de futuros del petróleo”.

Solicito disculpas por la siguiente cita in extenso (traducida con ayuda del Translator de Google), que veo necesaria por la enjundia del texto: “Hoy, los especuladores dominan el comercio de futuros del petróleo. Según el testimonio ante el Congreso del especialista en materias primas Michael W. Masters en 2009, los mercados de futuros del petróleo negocian habitualmente más de mil millones de barriles de petróleo por día. Dado que el mundo entero produce sólo alrededor de 85 millones de barriles "húmedos" reales al día, esto significa que más del 90 por ciento del comercio implica que los especuladores intercambien barriles de "papel" entre sí.

Debido a la especulación, los precios actuales del petróleo de alrededor de $ 100 por barril se han desconectado de los costos de extracción, que promedian $ 11 por barril en todo el mundo. Los especuladores puros representan hasta el 40 por ciento de ese alto precio, según el testimonio que Rex Tillerson, director ejecutivo de ExxonMobil, dio al Congreso el año pasado (1). Esa estimación se ve reforzada por un informe reciente del Banco de la Reserva Federal de St. Louis.

[…]

Cuando comencé a comprar y vender petróleo hace más de 30 años para mi organización sin fines de lucro, la especulación no era un aspecto significativo de la industria. Pero en 1991, solo unos años después de que los futuros del petróleo comenzaran a cotizar en la Bolsa Mercantil de Nueva York, Goldman Sachs presentó un argumento ante la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas de que los comerciantes de Wall Street que hicieran grandes apuestas en el petróleo deberían ser considerados coberturistas legítimos y se les debería otorgar una exención de los límites reglamentarios sobre sus operaciones.

La comisión otorgó una exención que finalmente permitió a Goldman Sachs procesar miles de millones de dólares en operaciones especulativas de petróleo. Siguieron otras exenciones. En 2008, ocho bancos de inversión representaban el 32 por ciento del mercado total de futuros de petróleo. Según un análisis reciente de McClatchy, solo alrededor del 30 por ciento de los comerciantes de futuros de petróleo son participantes reales de la industria petrolera.

[…]

(1) Entre 2004 y 2012, los hedge founds pasaron de negociar 13.000 millones de dólares a 200.000 millones en los mercados de futuros del petróleo. (http://www.foreignaffairs.com/).” (la negrita es nuestra).

 

[4] Es de señalar que algo más ocurre, y no siendo materia del presente artículo, si que cabe mostrar que, aún consumiendo significativamente menos per cápita que Alemania o Francia, pagamos la electricidad más cara, lo que, a la postre, no ver una relación entre menor consumo y menor precio no puede sino ser desalentador para el usuario:

(Elaboración propia, con datos de https://www.aege.es/barometro-energetico-espana/ y https://datosmacro.expansion.com/energia-y-medio-ambiente/electricidad-consumo)

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