14 marzo 2011

El objeto de la psicología

Del homúnculo con voluntad propia ...

Hablamos del fantasma en la máquina cuando nos referimos a la teoría de la existencia de una especie de homúnculo con voluntad propia que maneja a una máquina, la cual responde, como su propio nombre indica, mecánicamente.

... a la persona con voluntad propia.

Hoy nadie con un mínimo grado de seriedad habla del fantasma (mente) en la máquina (cuerpo): "lo que llamamos mente no es otra cosa que el producto del funcionamiento de la actividad neuronal" (UOC, Psicología, Mòdul 2 - La construcció intersubjectiva del coneixement humà, página 18), o sea, producto del cerebro. La existencia de la mente la podemos considerar como una propiedad emergente de las reglas bioquímicas que rigen el cerebro.

De lo mecánico ...

Los actos de una persona son una mezcla a menudo inseparable de partes determinadas por leyes (parte involuntaria, sometida a leyes bioquímicas que no podemos evitar) y partes sometidas a nuestra voluntad intencional [1].

De la parte, podríamos decir, mecánica (la sometida a leyes bioquímicas ineludibles), quien tiene la última palabra, y no puede ser de otra manera, es la medicina en las ramas englobadas bajo los conceptos de psiquiatría biológica y neurología (no confundir con la neuro-psiquiatría, que esta es harina de otro costal). De esta parte mecánica no podemos decir que haya ningún otro sistema intencional fuera de nuestro sistema intencional consciente, bajo el peligro de recaer, si hablamos de un segundo sistema intencional -no mecánico- inconsciente, en la trampa del fantasma en la máquina .

... a lo intencional.

Ahora bien, en cuanto a la parte intencional, sólo sometida a nuestra voluntad (sea eso -la voluntad- lo que sea), la pregunta obvia es ¿hasta qué punto podemos teorizar leyes que expliquen la parte intencional sin caer en destruir este reino de la voluntad intencional, condición de posibilidad de ser libres? Viene a ser, de alguna manera, lo que expresa el aforismo de que donde hay explicación, no hay sentido; donde hay sentido, no cabe explicación.

[1] Entendemos que cuando hago un acto con el que no estoy de acuerdo, pero que lo hago por una imposición violenta (como ahora, porque me están apuntando con un arma letal), en un sentido fuerte, y pelo que hace a lo que aquí hablamos, es un acto voluntario ya que puedo decidir entre hacerlo y vivir o no hacerlo y morir. De hecho, en muchos casos las personas no hacen ciertas cosas y mueren en razón de su libertad de decisión.