18 junio 2006

A vueltas con los banlieue

Chirac se equivoca. El racismo y la discriminación no son la enfermedad que subyace a la reacción de los “banlieue” franceses: eso es confundir el síntoma -que también se ha de combatir- con la enfermedad; tratar la fiebre -que también puede matar-, pero no el virus.

La enfermedad que padece Francia, que padecemos en todo el resto de la Unión Europea, aunque los síntomas aún no se demuestren de forma tan explosiva y contundente, es grave y profunda: una raíz se hunde en las graníticas opciones económicas del capitalismo global -el supremo e intocable dios de la rentabilidad, junto a sus profetas: la utilidad y la productividad- y la otra debe su origen a la cenagosa negación de la responsabilidad concreta de los que toman -¡ojo! y de los que aceptamos- las decisiones.

16/11/05

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