17 junio 2006

La esquizofrenia de una nación

Nación de naciones, válido como eslogan, pero inaceptable como tesis. Permítanme una metáfora para argumentar tan radical aserto. Supongamos que hablamos de un cerebro, una mente. A nadie le extraña que se le diga que el ser humano utiliza la comunicación reflexiva para pensar. Digamos que en la mayoría de los casos esa comunicación reflexiva se realiza mediante una especie de conversación sustentada en palabras, que de alguna manera son dichas y oídas por la mente (dejemos al margen qué herramienta utilizan los sordomudos para sustanciar tal comunicación reflexiva, pero alguna será).

Esta claro que a nadie se le ocurre llamar a eso esquizofrenia, pues esa incesante comunicación no presupone la divisibilidad de quien piensa -e incluso aunque se criticara a sí mismo y cambiara de opinión tras argumentarse y contraargumentarse-, pero sí conlleva la existencia de diálogo y conversación racional. Si sería tildable de esquizofrénica, en cambio, aquella comunicación pseudo-reflexiva del que “siente voces”, pues aunque también sea posible decir de ésta que representa alguna manera de diálogo o conversación, tiene el terrible matiz del extrañamiento de una de las partes, de la bilateralidad -que no bi-frontalidad- de los actores de la comunicación. La Generalitat de Catalunya es la sustanciación del Estado de España en Catalunya, y al igual que en la metáfora de la mente, el diálogo y la conversación entre las administraciones de ambos es necesario e imprescindible para el buen fin de la “res-pública” y del cumplimiento de su labor en interés del ciudadano. Pero que una administración, la de la Generallitat, tienda la mano a la otra, o que exprese la voluntad de mantener un diálogo basado en la bilateralidad, se acerca mucho -demasiado, me atrevo a decir- al comportamiento del que “siente voces”, al comportamiento del que ve como a un extraño a una parte de sí, al comportamiento de una Administración esquizofrénica.

Una última cosa, no entiendo ni necesario ni racional la utilización del término nación ni para España ni para ninguna de sus partes integrantes: es un concepto tardo-romántico, pero eso ya es harina de otro discurso, y no quita que llámese nación de naciones o estado de estados o país de países, la esquizofrenia no depende de la palabra que se utilice, sino del comportamiento que se tenga.

01/10/05

MSF y la lógica capitalista

“Al tratar de aumentar sus ganancias no hacen más que cumplir su función”, dice Aloïs Hug, jefe de prensa de la Unidad de Emergencia de MSF en referencia a los abusivos precios del mijo en Níger (El País, 30/09/05). Sí, ya sé, hay que contextualizar la frase... Pero una vez contextualizada y recontextualizada, la frase dice lo que dice: la función de un comerciante es obtener beneficio sin más ética, sin responsabilidad asociable al comportamiento del sujeto actor, pues no otra cosa es la ética. Si lo hubiera dicho, por ejemplo, Rodrigo Rato, no merecería dedicar ni un ápice neuronal a su análisis: a nadie engaña con su posicionamiento ético. Que lo diga la persona cualificada para representar y posicionar a MSF ante la prensa me deja, en cambio, un fondo de angustia y una sensación de perplejidad que, sencillamente, me asusta. Y la razón de esa angustia viene motivada por el matiz diferenciador que con el sentido de esa frase es impregnado el resto del artículo.

01/10/05

Matrimonios homosexuales

Matrimonio: responsabilidad u oficio de la madre (mater-munus). Patrimonio: responsabilidad u oficio del padre (pater-munus). Los que se desgañitan, agitando cual espantajo la historia y el artículo 32 de la CE, y enronquecen histéricos ante el nuevo uso de la palabra matrimonio, uso que la sociedad requiere para dotar de sentido legal a la unión de dos homosexuales, deberían -irónico: según su propio argumento- aceptar como summum del matrimonio la unión de dos hijas de Lesbos. Y claro, y también según su deseo de lectores del ayer, deberían promover como quintaesencial objetivo que toda hacienda patrimonial fuera asignada sólo a aquellas parejas formadas por dos paters masculinos: ¡Seamos coherentes! ¡Devolvamos la gestión del patrimonio a aquél que, por historia, ley y etimología, nunca debió perderlo y la gestión de lo doméstico a aquélla que porque sí, o sea: por historia, ley y etimología, tampoco debió cederlo y dejémonos de tonterías como progreso social, transigencias y demás corresponsabilidades!.. ¿No?

26/09/95