"...lo que, en el mejor de los casos, es un trabajo de imaginación [la
capacidad potencial como nuevo indicador de una meritocracia natural de la
cultura del capitalismo impaciente, por contraposición a la meritocracia basada
en el producto realizado, propia de una cultura de la artesanía],... en el peor, esta exploración de talento
corta la referencia a la experiencia y los lazos que unen a las circunstancias,
renuncia a las impresiones sensoriales, separa análisis de creencia, ignora el
poder de cohesión del compromiso emocional y castiga la profundización, todo lo
cual lleva a vivir en un proceso, que el filósofo Zygmunt Barman llama de
‘modernidad líquida’, exactamente la condición social del trabajo en los
sectores punteros" (Richard Sennett, La cultura del nuevo capitalismo, Anagrama, 2006, pàg. 107)