26 octubre 2007

Eficiencia contra eficacia

El profesor Torreblanca, en su por otra parte argumentado y lúcido artículo de opinión (Digerir la ampliación, El País, 22/01/2007), confunde –en lo que ya empieza a ser una batalla peligrosamente perdida– los conceptos "eficiencia" y "eficacia". Si ésta tiene que ver con los objetivos a alcanzar (RAE, "Capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera"), aquélla se refiere a los medios consumidos (RAE, "*apacidad de disponer de alguien o de algo para conseguir un efecto determinado").

Y el matiz que las separa es del tamaño de uno (o dos) océanos.

Veamos. Según unos estudios de la ONU, recogidos por este mismo diario, por cada unidad de energía consumida en UE para conseguir una unidad de PIB, en EEUU se consumen 1,5 unidades... y en China entre 2,5 y 3 unidades. Hasta la saciedad estamos de leer ensayos, estudios –nunca refutados–, análisis... que adjudican a EEUU el primer puesto, tanto absoluto como relativo, ya sea en cuanto a emisiones contaminantes y polución ya sea en cuanto a la depredación de materias primas foráneas.

Estaré de acuerdo con el profesor Torreblanca si en su frase cambiamos la palabra "eficiente" por "eficaz", que es tanto como decir que la actuación de EEUU (y la de China o la de India) es muy racional... pero nada razonable. Y éste es el matiz (lo razonable siempre es racional, pero lo
racional no tiene por que ser razonable) que separa la eficacia de la eficiencia: la eficiencia siempre será eficaz, aunque cueste más dinero, pues no esconde otros costes, la eficacia bruta suele ir acompañada de costes ocultos que siempre alguien, en algún sitio, deberá pagar. Dos preguntas, para acabar; la primera, en la hipótesis de que se retribuyera a los ciudadanos de los países productores de materia primas lo necesario para que su nivel de vida fuera tan sólo la mitad del nuestro ¿seguiría siendo más eficaz la economía estadounidense que la europea? La segunda, ¿alguien de ustedes deja de apreciar en la violencia de la sociedad americana –Bowling for Columbine, Michel Moore– un coste oculto de su eficacia?.

Que no nos ciegue el papanatismo, que nos va la vida en ello. Eficiencia, sí. La eficacia, si somos eficientes, nos vendrá dada.

25/01/07

08 octubre 2007

Sobre bufones

Emilio Lledó, filósofo recientemente premiado con el ‘Lázaro Carreter’, afirma que “No tiene sentido la libertad de expresión si no buscamos la verdad de lo que expresamos” (El País, 08/10/2007) Genial definición ¿Alguien en contra?¿No? Así, pues ¿Buscaba la verdad aquella portada de El Jueves? No ¿Buscan la verdad los que queman retratos del ciudadano, y legalmente rey, Juan Carlos? No.

Ni los dibujantes de El Jueves afirmarán que ciertamente tal cosa ocurrió ni los que queman las fotos del rey querrán decir que verdaderamente quemarían al rey.

No, no buscaban la verdad. No tiene sentido decir que defendían la libertad de expresión ni que aquellos que los defienden y emulan lo hacen en nombre de la necesaria libertad de expresión. Sí tiene sentido, por el contrario, respetar su derecho a mofarse de la más alta institución del poder del Estado ¡Faltaría más! ¡Ya lo hacían los bufones... y casi nunca los crucificaban!

Señores del Ministerio Fiscal –y de la prensa escrita o radiada– no se confundan con lo que aquellos son: bufones.

08/10/07

05 octubre 2007

Free Burma!







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Renta Básica (RB): Salario Universal

EL miedo absoluto de todos los que se niegan a razonar argumentando a favor o en contra no es diferente del que atora la puesta en marcha de la famosa tasa Tobín: el miedo a la independencia del otro.

Tal vez sea cuestionable el importe (50% del salario medio), lo que no es de recibo es cuestionar el concepto desde un punto meramente economicista.

Imaginen, queridos conciudadanos, el impacto social positivo (negociación de derechos y deberes en el puesto de trabajo, eliminación de la mayoría de mobbings, acceso de la mujer y el joven a la tan cacareada independencia –de la que todos hablan, pero ninguno fomenta–, autovaloración de la persona, minorización de la alienación del trabajo asalariado...) de la medida ¿no vale la pena hablar sobre ello? ¿qué miedo tienen desde socialistas hasta la derecha de todo pelaje –incluyendo el identitario– a argumentar? ¿tal vez que sólo tienen un argumento, el económico? Hablan de insolidaridad los mismos que promueven la insolidaridad de minorar la progresividad en los impuestos directos.

Hablan de derechos los mismos que los ningunean en su práctica diaria. Hablan de vagos, y hablando se delatan: dice el ladrón que todos son de su condicón. Bienvenida sea, pues, la propuesta del salario universal, y aún mejor bienvenida seria su discusión razonada y argumentada.

03/10/07