14 julio 2006

África, África...

Sugiero una lectura de los procesos de acumulación pre-capitalista (s. XIV a XVI) para así extraer alguna enseñanza. Y me refiero concretamente a cómo éstos siempre fueron de la mano de políticas proteccionistas. Políticas que, al cuidar entre algodones los incipientes pasos del capitalismo comercial, permitieron la creación de la suficiente masa crítica de tejido social burgués para despegar económica y socialmente. Aceptaré, efectivamente y sin dudarlo, que ese proteccionismo fue a cargo de alguien, posiblemente tanto ajeno como propio, y que ese 'a cargo' debe ser tenido en cuenta, sobre todo en el impacto interno de las sociedades atrasadas. Las opulentas sociedades del llamado Occidente tienen un amplio margen para soportar un cierto impacto de las necesarias políticas proteccionistas que sobre los productos primeros, básicamente agrícolas, impongan las sociedades atrasadas y, no lo obviemos, mayoritariamente agrícolas. En cambio, estas sociedades atrasadas no disponen de ningún margen para hacer frente a un librecambismo desregulado: la ley de la selva económico-financiera no impone libertad, impone cruel evolución. Es necesaria, pues, una cierta regulación del proteccionismo a favor de los países no desarrollados, controlado desde la experiencia histórica que tenemos, control que debiera impedir la parte negativa (cohechos, prevaricaciones, en general: mordidas), ayudado por microcréditos a las mujeres (huyendo de los FAD, pues -y disculpen la falta de espacio y tiempo para argumentar- a quien a la postre financian es a las propias empresas de los países desarrollados) junto a una paciencia blindada y un 'hacer camino al andar'; y en paralelo: una rebaja muy sustancial de nuestras ayudas a -por lo menos- la exportación de nuestros productos agrícolas, junto con una autocontención en la imposición de cultura y política. Todo ello, dicho con la prudencia necesaria, es imprescindible para que África tenga alguna oportunidad: y se merece que nos responsabilicemos, pues algo -más bien, mucho- tenemos que ver con lo que allí ocurre. Vean, como ejemplo, cómo China y la India están avanzando: políticas proteccionistas (bien), aplicadas sin freno ni control (mal, pero útil para la acumulación: sus dirigentes deberían controlarlo), y su cultura es tratada con guante de seda (bien) pero sin crítica, no sea que se enfaden (mal, pero útil: nuestros dirigentes deberían controlarlo).

14/07/06