22 febrero 2007

Complejidad: un aforismo.

Primero, el aforismo.

Dado un sistema (1) suficientemente complejo, la inteligencia del sistema implicará la necesaria estupidez de sus componentes, y la inteligencia de sus componentes implicará necesariamente la aparición de comportamientos del sistema que parecerán estúpidos e incluso el sistema se podrá volver esquizofrénico y -parecer que pueda- padecer procesos autoinmunes (y eso pasará por hipostasiar al sistema, dígasele empresa, nacion, administración...).

Cómo que es un aforismo y no alcanza a ser una tesis, no lo tenemos que argumentar, sin embargo, y para darle cierto apoyo, lo explicitaremos a través de dos ejemplos. Cogemos un sistema complejo e inteligente: el ser humano, del que podríamos decir que cae en la primer parto del aforismo ¿habéis visto algo más estúpido que un hígado, por muy necesario que sea? Cogemos la Humanidad, de la que podríamos decir que se trata de un sistema que cae en la segunda parte ¿Habéis visto comportamiento más estúpido -y criminal, por muy racional que sea- que una guerra?

Segundo, el resto.

Así, pues, y si el aforismo fuera verosímil, que no verdadero, nos indicaría de alguna manera que el paradigma de la complejidad se inherente a la sociedad humana, y que, más que reducirse en el tiempo, aumentará a medida que aumenten nuestros conocimientos

Esta tesis la podríamos hacer conectar con la tesis de que una de las patas de la enseñanza, el instruir en las artes y las técnicas, nos lleva hacia la locura creativa. Locura que, para manejarla en toda su complejidad y en todas sus posibilidades, tiene que tener un freno: la cordura, que será aportado por la otro pata: la educación, entendido su significado desde la raíz de "*duce": conducir.

Parémonos a pensar: por qué pueden ir los coches a 300, y más, kilómetros por hora? Quiero hacer mención que estamos pidiendo por qué pueden, y no por qué van. El por qué van? es casi una pregunta retórica: porque tienen un motor, claro! Pero, insistimos, por qué pueden? Pues porque tienen frenos. Porque si no los tuvieran, irían -el motor continuaría funcionando-, pero al primer accidente del terreno, a la primera curva del camino, dejarían de poder ir. Y con esto estamos ya preparando el fin del presente texto.

Tercero, y vamos finalizando.

Si el aforismo fuera verosímil y la tesis de las dos patas de la enseñanza -que no la hemos argumentado, es cierto, por carencia de espacio y porque sería un digresión con respecto al tema: complejidad- fuera verdadera, el Humanismo actuaría más como un freno, más como un sistema de poner cordura, y su método de trabajo se complacería más con la reflexión que con el experimento.

La relación que podamos establecer entre Humanidades/Humanismo y el resto de asignaturas de las artes y de las técnicas se paralela a la que podamos decir que existe entre razonable y racional, que si bien los dos conceptos provienen de razón, el matiz que los diferencia tiene la magnitud de un mundo.



(1) Entendemos por sistema un conjunto de elementos (tan elementales cómo haga falta o interese detallar), de los cuales se pueden hacer evidentes unas interrelaciones, unas particiones en base a estas relaciones internas, un nuevas interrelaciones de las particiones y unas nuevas particiones de grado superior en base a las relaciones de este nuevo nivel... y así (relaciones -> particiones -> relaciones -> particiones... ) hasta que haga falta o interese profundizar.

22/02/07

1 comentario:

  1. gracias por tu comentario en mi blog de matenomia

    me encanta el aforismo que has reseñado: el ansiado equilibrio entre el Ying y el Yang

    te recomiendo el libro Análisis sistémico. Su aplicación a las comunidades humanas, de José Alfonso Delgado Gutiérrez

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