28 diciembre 2007

De la ética y el lenguaje

Ya sé que es meterme donde no me llaman, o lo que es peor, en camisa de once varas, pero abusaré de su gentileza para con otros blogs míos para pedirles un radical posicionamiento en el uso de ciertas palabras.

No utilicen en sus conversaciones bio-combustibles, son agrocombustibles (de bio, en su obvio y dado por sentado sentido positivo, nada de nada); no utilicen élite, utilicen elite (el castellano, como el catalán, el vasco o el gallego en su caso, úsenlo correcto: y no modifiquen, añadiéndola, el diccionario corrector); al hablar de países del tercer mundo, no utilicen de forma generalizada solidaridad, utilicen corresponsabilidad (la solidaridad sólo vale para lo contingente, y eso si se demuestra que en el resultado de su impacto accidental no hemos tenido nada que ver); al hablar del otro, no acepten la tolerancia, exijan la transigencia (aquélla la dona con gratuidad el que se dice y siente poderoso, ésta la negocia el que se sabe humano entre pares); cuando usen la palabra perspectiva, tengan cuidado: tan cierto es que el árbol no te deja ver el bosque como que el bosque no te deja ver el árbol; no utilicen cartel cuando quieran decir cártel (ya se que los que entienden les entienden, pero a los neófitos les sustraen un conocimiento básico).

Agradecido por su atención, aquí me despido hasta volver a verles otro día.

(26/09/07)

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