04 enero 2022

Y vuelve la burra al trigo…

 






 

 

 

 (Los terraplanistas de la economía, y 4 de 4).

 

La deuda global se desboca y roza los 300 billones de dólares, más de 3,5 veces el PIB mundial

La deuda soberana y privada alcanzó en 2021 los 296 billones de dólares, tras crecer en 19,5 billones, el tamaño de la economía estadounidense, en el primer año de pandemia, y en otros 4,8 billones -más que el PIB alemán- en el primer semestre de 2021” (eldiario.es, 05/01/2022, https://www.eldiario.es/economia/deuda-global-desboca-roza-300-billones-dolares-3-5-veces-pib-mundial_1_8618246.html)

Este es el leitmotiv de los anteriores tres (más un) artículos: si no forzamos ese giro copernicano en la teoría económica, la burra capitalista, pues está en su ser, volverá al trigo.

 

Debemos recordar que la pregunta no es si volveremos a sufrir una crisis de deuda sino cuándo va a pasar, porque pasar, según Mervyn King… pasará.

«Crisis: próxima parada. “En 2020, los países desarrollados caímos un 10% y este año creceremos en torno al 5%: las cifras exactas dan completamente igual, lo de verdad importante no es pronosticar el PIB, sino ampliar el foco. Y lo que se avecina es una crisis de endeudamiento, que llegará pronto. La deuda global está por encima de los niveles de 2007, y empresas y Estados la han aumentado aún más con la pandemia. Cuando se retiren las muletas del Estado habrá quiebras de empresas, y muy probablemente crisis de deuda soberana en los países emergentes. El hecho de que todo eso vaya a suceder de forma más o menos sincronizada es un problema serio, con potencial para provocar una crisis financiera, particularmente en la zona euro. Es imposible saber cuándo y dónde va a suceder exactamente eso, por la incertidumbre radical, pero el sistema chirría por el lado de la deuda”» (Mervyn King, exgobernador del Banco de Inglaterra, https://elpais.com/economia/2021-01-16/se-avecina-una-nueva-crisis-de-endeudamiento-y-sera-pronto.html)

 

La deuda no para de crecer, y el motivo de ese crecimiento no es que no esté claro. Está meridianamente claro para todos: incremento del consumo, aumento de la liquidez, tensiones geopolíticas, el círculo vicioso de mayores salarios…

 

(Elaboración propia con datos de https://www.imf.org/external/datamapper/datasets)

Todo, menos que sea resultado de la lucha por la apropiación del excedente. O mejor, y como ya hemos dicho, de la apropiación del valor, que no de la materialidad, del excedente.

¿Qué solución aporta Mervyn King al preocupante ascenso de la deuda?

«España. “Cuando España ingresó en el euro pudo crecer con gran rapidez, pero perdió competitividad a raudales: los salarios subieron a lomos de una burbuja y la competitividad desapareció por el camino. España ha sido un ejemplo de lo difícil que es recuperar competitividad incluso haciendo reformas: no consigue rebajar el paro por debajo del 15%. Los tipos de cambio existen por alguna razón: España se unió al euro y perdió esa posibilidad de ajuste...»

Como vemos, se abona a lo mismo: salirse del euro para ajustar (ojo: a la baja, o sea: empobrecer) con políticas de “devaluación interna” (lo mismo dice Salas Fumás[1]), Y ya que no se pudo hacer con los tipos de cambio, se hizo “ajustando” las remuneraciones salariales.

Pero hay algo mas.

«El euro. “El ministro alemán Wolfgang Schäuble vino una vez a mi despacho en Threadneedle para pedirme consejo sobre cómo solucionar los problemas del euro. Y yo no tengo la solución, pero sí le di tres opciones: desempleo permanente en el Sur, más inflación en el Norte o unión fiscal. ‘No me gusta ninguna de las tres’, dijo.”»

La pregunta obvia es ¿Y que prefiere Mervyn King? Una pista:

«Crisis. “...que todo eso vaya a suceder de forma más o menos sincronizada es un problema serio, con potencial para provocar una crisis financiera, particularmente en la zona euro. Es imposible saber cuándo y dónde va a suceder exactamente eso, por la incertidumbre radical, pero el sistema chirría por el lado de la deuda»

Otra pista: «“...con la covid quizá pase una cosa buena: que los recursos pasen de sectores y empresas inviables a sectores y empresas con futuro.”»

Como dice el entrevistador, Schumpeter en estado puro. Mainstream económico en estado puro. Terraplanismo económico sin complejos.

Un análisis correcto del problema (“el sistema chirría por el lado de la deuda”) no es óbice para una conclusión satisfactoria del mismo (o “desempleo permanente en el Sur” o “esa posibilidad de ajuste [vía] tipos de cambio”). No otra cosa, empero, podemos esperar de la corriente mayoritaria de la ciencia económica, ortodoxa y, debemos decirlo, de derechas (aunque sea de la muy liberal -dicho sea en su mejor acepción- y poco alocada derecha alemana de estos últimos años). Eso es así: un olmo nunca dará peras.

Peor es el silencio (¿de los corderos...? tal vez sí) de los otros políticos -los, por así llamarlos, nuestros- y de sus economistas de cabecera. Pues o bien es que -nuestros- políticos y economistas están de acuerdo en que el sistema no chirria por el lado de la deuda (al margen de otros chirridos) y se abonan a financiar la paz social con más deuda (parecen decir “subir la deuda pública es progresista”, en paralelo a aquella -demagógica e inicua- proclama de uno de los nuestros: “bajar impuestos es de izquierdas”), o bien creen que chirría, pero, pobres, no saben qué hacer.

Seguramente sea una mezcla de las dos cosas. Es lo que tiene no poder desprenderse de los presupuestos de la economía terraplanista (recordemos: su teoría del valor, basada en la -falsa- ley de la oferta y la demanda, en las -también falsas- leyes de las utilidades y los costes marginales).

La deuda es sin lugar a dudas la responsable de la crisis del 2008 y de la que está por venir, tal y como el Sol es responsable, cuando sale por oriente, de que el día siga a la noche. Pero, como ya dijimos, no hay que confundir el tras con el porqué.

El necesario giro copernicano que debemos dar a la teoría económica es la única posibilidad que tenemos para armar unos argumentos académicos sólidos que se enfrenten a los terraplanistas. Y estos argumentos pueden establecerse en las líneas que, entre otros, Sraffa y Keynes expusieron:

- Una teoría del valor fundamentada en la capacidad de los actores de apropiarse del excedente (Sraffa).

- Una teoría de la apropiación basada en la necesidad de que el beneficio se realice en forma de gasto o inversión (Keynes)[2]

La segunda línea no habla de lucha de clases, pues no cuestiona el beneficio, tan solo muestra que si éste no se invierte o gasta, si se convierte en una “inquietante forma de ahorro”, el sistema colapsa. Esta línea tan sólo muestra el porqué de que la deuda crezca: sin ella, sin su crecimiento constante, el sistema ya habría colapsado. También nos advierte de que, si bien no ha colapsado, mal remedio puede ser cuando incluso los más conspicuos actores del capitalismo (King, Salas Fumas, entre otros) quieren acotarlo, eso sí, bajando salarios.

Esta segunda línea tiene la suma importancia de aislar la deuda de las falsas razones de los terraplanistas económicos (incremento del consumo, aumento de la liquidez, tensiones geopolíticas, el círculo vicioso de mayores salarios…) y centrarla, con argumentos contrastables y con precisión, en los beneficios. Difícil encontrar un mayor giro copernicano que el que Keynes nos muestra al focalizar en los beneficios, y no los salarios, la fundamentación de la deuda. Otra cosa es que sepamos entenderlo.

La primera línea, y a pesar del lastre -por decirlo así- que para los marxistas supone aceptar a alguien como Sraffa que hizo un boquete en la línea de flotación de la teoría del valor marxiana -por su dependencia del utilitarismo y del marginalismo-, da la razón al Marx sociológico: existe una lucha por la apropiación del excedente, y esta lucha es la que determina, y viene concretada por, el precio de los bienes y servicios.

La fórmula matemática que Sraffa deriva de su modelo económico (y que, una vez conocido su fundamento, el excedente y su partición entre salarios[3][4] y beneficio, lo hemos podido derivar igualmente del modelo general) vuelve a poner a Marx en el centro de la teoría, pues con su:

r = R·(1 – w)

donde r es el beneficio, en tanto por ciento sobre los factores de producción, R es la rentabilidad del sistema y w es la participación -en tanto por uno- del salario en la apropiación del excedente, matematiza, y por ello eleva la calidad teórica de la economía, la lucha de clases.

Keynes, Sraffa, Torres López, Vergès y tantos otros heterodoxos que se han levantado contra las teorías terraplanistas de la economía nos muestran el camino. Como dijo Juan de Salisbury, ahora es cosa nuestra sentarnos a los hombros de estos gigantes y, gracias a ellos, ver más lejos.

Como ya dijimos, una vez más se trata de política y de la vieja, denostada, pero no por ello menos real, lucha de clases.

No hay otra solución que una política basada en una teoría económica que, explicándola, nos permita crear las herramientas para revertir la deuda: sin el giro copernicano, las ideas terraplanistas de economistas ya fallecidos, como advertía Keynes, seguirán gobernando el mundo.

La alternativa ya la sabemos: Buffet[5] seguirá teniendo razón y los suyos, su clase, nos seguirán ganando por goleada.

Sapere aude!


 

 



[1] No es normal encontrar un documento que, como este artículo de Vicente Salas Fumás (FUNCAS), exprese tan claramente qué soluciones se aportan a los periodos de crisis desde el pensamiento económico dominante: «Las políticas de devaluación interna aplicadas recientemente han ayudado a reducir los costes laborales y a mejorar los márgenes empresariales. Los considerables aumentos registrados en España por la ROA, ratio que mide la rentabilidad de operaciones, evidencian que hay oportunidades de inversión rentables en el país. Este artículo analiza la eficacia de las políticas de devaluación interna aplicadas en España, examinando la evolución de los beneficios empresariales durante la crisis. El análisis se basa en la rentabilidad de operaciones (ROA) y la rentabilidad de los fondos propios (ROE), calculadas a partir de los datos oficiales de la Contabilidad Nacional y las Cuentas Financieras.”» Que en la Zona Euro el Bfo/VAB se mantenga a pesar de la crisis y las amortizaciones de deuda sólo se puede explicar, como bien apunta Salas Fumás, por la contracción general de la remuneración salarial (tanto en cantidad como en calidad).

https://www.funcas.es/wp-content/uploads/Migracion/Articulos/FUNCAS_CIE/242art03.pdf

 

[2]La eutanasia del rentista”, documento original de Dirk Loehr, Oct/2011: https://goo.gl/ldLEU8. Existe copia en inglés: https://goo.gl/NLz3hM, y traducción al castellano en: https://goo.gl/MtBcP4.

 

[3] Salario, en términos sraffianos, es equivalente a clase asalariada, que va más allá, aunque engloba, a la clase trabajadora. Propuesta de definición de “clase asalariada”: Conjunto de los ciudadanos que dependen directa o indirectamente de un salario -por cuenta ajena, autónomo o cuenta propia- o de las cotizaciones e impuestos a él asociadas, y dedican sus rentas -salario, ganancia, pensión, subsidio o similar- principalmente al consumo y a pagar impuestos para hacer funcionar la parte pública de la producción de bienes básicos; se debe incluir a los que no trabajan, por ser estudiantes, en paro, en autoproducción/autoconsumo, en tareas de cuidado y hogar, jubilados o similares, ya que también son, ni que sea indirectamente, salario-dependientes.

 

[4] Tal y como hace Sraffa, es necesario distinguir entre dos componentes del salario, aquel que cubre las necesidades de reproducción del sistema económico, que llamaremos salario de subsistencia, y aquel que representa una determinada apropiación del excedente (salario excedente). Debemos entender, a pesar de que parezca contra intuitivo, que el salario de subsistencia debe entenderse en su contexto histórico, y no tanto como subsistencia del individuo, que también, sino como reproducción al final de un ciclo económico de las condiciones iniciales del mismo. Por ello, hoy, el salario de subsistencia debe contemplar como mínimo (en contra del criterio de los anarco-liberales) tanto la sanidad como la educación (es decir, siguiendo el modelo sraffiano, deben ser considerados bienes básicos), y es fácil argumentar que también debe cubrir la dependencia y los cuidados reproductivos: sin estos servicios de la sociedad el sistema no puede reproducir ciclo tras ciclo las condiciones iniciales de una fuerza de trabajo apropiada para la producción de bienes y servicios. El salario excedente representará, entonces, la capacidad de la parte asalariada de apropiarse de parte del excedente y dedicarlo a bienes y servicios de no primera necesidad.

 

[5] Como resueltamente afirmó en el 2011, Warren Buffett[5] "Through the tax code, there has been class warfare waged, and my class has won," Buffett told Business Wire CEO Cathy Baron Tamraz at a luncheon in honor of the company's 50th anniversary. "It's been a rout." ("A través de la ley de impuestos, se ha librado una guerra de clases, y mi clase ha ganado", dijo Buffett a Cathy Baron Tamraz, Business Wire CEO, en un almuerzo en honor del 50 aniversario de la compañía. "Ha sido una goleada."), y remachó: ”Between 1979 and 2007, the richest one percent of Americans saw their incomes rise by 275 percent, according to a recent report by the Congressional Budget Office. The bottom fifth of Americans experience only a 20 percent jump.” (“Entre 1979 y 2007, el uno por ciento más rico de los estadounidenses vio aumentar sus ingresos en un 275 por ciento, según un informe reciente de la Oficina de Presupuesto del Congreso. La quinta parte inferior de los estadounidenses experimentaron tan sólo un incremento del 20 por ciento.”).

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario