Nación de naciones, válido como eslogan, pero inaceptable como tesis. Permítanme una metáfora para argumentar tan radical aserto. Supongamos que hablamos de un cerebro, una mente. A nadie le extraña que se le diga que el ser humano utiliza la comunicación reflexiva para pensar. Digamos que en la mayoría de los casos esa comunicación reflexiva se realiza mediante una especie de conversación sustentada en palabras, que de alguna manera son dichas y oídas por la mente (dejemos al margen qué herramienta utilizan los sordomudos para sustanciar tal comunicación reflexiva, pero alguna será).
Esta claro que a nadie se le ocurre llamar a eso esquizofrenia, pues esa incesante comunicación no presupone la divisibilidad de quien piensa -e incluso aunque se criticara a sí mismo y cambiara de opinión tras argumentarse y contraargumentarse-, pero sí conlleva la existencia de diálogo y conversación racional. Si sería tildable de esquizofrénica, en cambio, aquella comunicación pseudo-reflexiva del que “siente voces”, pues aunque también sea posible decir de ésta que representa alguna manera de diálogo o conversación, tiene el terrible matiz del extrañamiento de una de las partes, de la bilateralidad -que no bi-frontalidad- de los actores de la comunicación. La Generalitat de Catalunya es la sustanciación del Estado de España en Catalunya, y al igual que en la metáfora de la mente, el diálogo y la conversación entre las administraciones de ambos es necesario e imprescindible para el buen fin de la “res-pública” y del cumplimiento de su labor en interés del ciudadano. Pero que una administración, la de la Generallitat, tienda la mano a la otra, o que exprese la voluntad de mantener un diálogo basado en la bilateralidad, se acerca mucho -demasiado, me atrevo a decir- al comportamiento del que “siente voces”, al comportamiento del que ve como a un extraño a una parte de sí, al comportamiento de una Administración esquizofrénica.
Una última cosa, no entiendo ni necesario ni racional la utilización del término nación ni para España ni para ninguna de sus partes integrantes: es un concepto tardo-romántico, pero eso ya es harina de otro discurso, y no quita que llámese nación de naciones o estado de estados o país de países, la esquizofrenia no depende de la palabra que se utilice, sino del comportamiento que se tenga.
01/10/05
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