"...lo que, en el mejor de los casos, es un trabajo de imaginación [la
capacidad potencial como nuevo indicador de una meritocracia natural de la
cultura del capitalismo impaciente, por contraposición a la meritocracia basada
en el producto realizado, propia de una cultura de la artesanía],... en el peor, esta exploración de talento
corta la referencia a la experiencia y los lazos que unen a las circunstancias,
renuncia a las impresiones sensoriales, separa análisis de creencia, ignora el
poder de cohesión del compromiso emocional y castiga la profundización, todo lo
cual lleva a vivir en un proceso, que el filósofo Zygmunt Barman llama de
‘modernidad líquida’, exactamente la condición social del trabajo en los
sectores punteros" (Richard Sennett, La cultura del nuevo capitalismo, Anagrama, 2006, pàg. 107)
En esta cita
podemos encontrar buena parte de los conceptos cuya comprensión es para Sennett
imprescindible para llegar a entender, criticar y finalmente poder disponer de
herramientas teóricas para poderse enfrentar al capitalismo impaciente.
El primero
de estos conceptos es que la suma de todos ellos representa más un cambio de
estrategia que no tan sólo una mera política táctica: el paso del capitalismo
social al capitalismo impaciente -paso que se ve en toda su impactante claridad
en "los sectores punteros"-
sólo se puede hacer en la medida que se interiorizan unos cambios sociales y
culturales. Cambios que, siguiendo a Sennett, podríamos concretar en:
1) Primacia
de la potencia sobre el acto1. El
capitalismo impaciente valora más la
posibilidad que el hecho (Sennett asocia lo realizado al esfuerzo inherente a
la artesanía, esfuerzo que ahora se ve discriminado, puesto que hoy se "castiga la profundización"): tanto
en el trabajo como en el consumo. El valor de uso del producto (aquello que sé
hacer bien y aquello que utilizaré) queda apagado ante la "venta" de
posibilidades (aquello que podría hacer o utilizar). La tecnología ayudará a
desdibujar los perfiles de los productos: es lo "dorado" que esconde
la realidad. Es, finalmente, el poder de la marcapor
encima del poder del producto2.
2) Asunción
de la anomia social como alternativa a la autonomía social. Este es, muy
posiblemente, el cambio mayor -"
ignora el poder de cohesión del compromiso emocional"- incluido en la
nueva estrategia, y al cual el resto de conceptos, más que interrelacionados
-que lo están-, parece que estén subordinados: no es sólo que provoquen anòmia,
sino que les hace falta la existencia de ésta por existir3.
3)
Imposición de la discriminación que una supuesta objectividad ejecuta
(especialmente en los procesos de selección4
-y en el tratamiento actual de la meritocràcia- en los que de alguna manera
investigadores y directores de recursos humanos niegan la realidad de la
existencia de diferentes relatos vitales, diferentes culturas...) al no tener en
cuenta el entorno social, la cultura subyaciente y la historia del individuo
(aquello que ha hecho, punto relacionado con el punto 1)): "exploración de talento corta la referencia a
la experiencia y los lazos que unen a las circunstancias".
4) La
destrucción controlada (liquidación en proceso: tan brutal alcanza a ser el
cambio5) de ciertas instituciones,
especialmente las basadas en la burocracia piramidal (especialmente del
capitalismo social o renano, y de su sustancia: el capital social), que imitaba
a la burocracia del ejército, y que existía en las empresas y en los estados.
Una jaula de hierro que a la vez cerraba y protegía, forzaba e incluía.
5) La
separación entre poder y autoridad. Mientras que la burocracia piramidal en su
vértice tenía poder (mandaba) y autoridad (era reconocido), el poder de las
burocraciasMP3 (mucho más concentrado
en un punto central, a menudo ajeno físicamente al resto de centros de trabajo)
se desresponsabiliza de sus trabajadores y de las decisiones que toma6, perdiendo por el camino la autoridad y la lealtad de
ella derivada: "pues el poder se ha
separado de la autoridad" (Sennett, ob. cit. 154).
y 6) La
desaparición de la interpretación mediada (meditada, no mecánica) de la
realidad -muy relacionada con el punto 5)-, tanto en sentido de la experiencia
que viajaba desde los obreros/clases populares hacia los empresarios/políticos
como de las órdenes y propuestas que recorrían el sentido contrario. Los
detentors del nuevo poder, sintiéndose poseedores de todo, renuncian "a las impresiones sensoriales" de
los subordinados y "inspiran una
débil lealtad... a la vez que generan... elevados niveles de ansiedad ante la
inutilidad" (Sennett, ob. cit. 155).
Instituciones: líquida liquidación.
Con respecto
al presente trabajo, tenemos que dejar a un lado aquellos cambios que en
ciertas instituciones vienen derivados por un tipo de cambio en la sociedad que
hace que una determinada institución ya no cumpla del todo el ser de aquel tipo
de cosas externas "que nos
solucionan muchos problemas y que ayudan a organizar la vida" (que
ens solucionen molts problemes i que ajuden a organitzar la vida) (UOC, Módulo 3 La sociedad II, pàg. 11). Puede ser que incluso hoy nos la
complique extremadamente. Nos estamos refiriendo a la Familia7, la Patria8 o
al Nacionalismo (en cuanto que Comunidad Étnica9, no en cuanto que Nación y su demos), instituciones todas ellas que -por suerte en nuestras
sociedades modernas- ya no nos hacen falta de forma tan peremptòria para
protegernos de los avatares de la vida. Las fuerzas que están modificando estas
instituciones son de alguna manera reactivas al poder institucional. Estos
cambios buscan disfrutar de una libertad personal que, como toda libertad,
traerá a su lado un cierto grado de indeterminació, un cierto grado de riesgo,
pero que desarrollará sus potencias desde la autonomía y no desde la
heteronomia.
Sennett, sin
embargo, habla de otro tipo de cambio, aquel que viene impuesto desde las
instancias del poder. Antes de avanzar en el análisis de estos cambios conviene,
para evitar malentendidos, hacer aflorar la contradicción que, dentro de los
conceptos de libertad y seguridad, se esconde en el momento de hablar de los
cambios institucionales. Hipótesis: el incremento de seguridad de los que
detentan el poder se convierte siempre en un decremento de la libertad de las
personas incluidas en sus instituciones; el incremento de la libertad de los
detentores del poder se hace a expensas del decremento de la seguridad de las
personas amparadas por sus instituciones. Esta relación inversa -que falazment
muchos lo esconden bajo una relación libertad/seguridad abstracta cómo si todo
el mundo estuviera afectado por igual- es más obvia y más sustantiva en la
medida en que más autoritario y totalitario sea un sistema (social, político o
económico), y marca categóricamente el grado de desigualdad dentro de un
sistema: una gran diferencia en libertad y seguridad de las clases débiles con
respecto de las poderosas, sintomático de los estados -en cuanto que
instituciones- débiles (o de las partes débiles de un Estado determinado),
alimentará una corruptela, ya sea esta generalizada10, ya esté circunscrita, por ejemplo: a lacorrupción del ladrillo.
Esta
libertad líquida contenida en los cambios que el capitalismo impaciente quiere
imponer en las instituciones para él más significativas (Estado y empresas) no
son, precisamente y a los ojos de Sennett, positivos: "Lo que yo sostengo se que esos cambios no
han liberado a la gente" (ob. cit. 18). El ataque brutal al Estado
como institución protectora de todos sus ciudadanos (bajada de impuestos
directos y similares11, olvidando su importancia como
herramienta de corresponsabilidad; privatización de servicios básicos, desde
las commodities hasta la salud, la
dependencia o la enseñanza -el denominado welfare),
ataque que Alain Touraine define como fruto de un capitalismo neoliberal
("un periodo de fuerte desarrollo
capitalista... nueva etapa de la lucha contra todas las ligaduras
[políticos]que unen la economía a la
sociedad" (un període de fort desenvolupament
capitalista... nova etapa de la lluita contra tots els lligams [polítics] que uneixen
l’economia a la societat),
Globalització econòmica i fragmentació
social, CCCB, 2005, pàg. 10), debilitará gravemente las oportunidades de
las clases menos favorecidas. La razón reside en que su red informal de
relaciones y contactos que le puedan defender de los golpes de la fortuna (red
que no depende de un plan estratégico a largo plazo, ya que este plan sólo
puede definirse en relación a una institución sólida que asegure la "gratificación diferida", como por
ejemplo una Seguridad Social apoyada por el Estado como institución) se casi
inexistente (Sennett, ob. cit. 72,73).
Este ataque
-que afecta también a la Sociedad como institución, puesto que "Se trata bien bien de una ruptura de la
organización social" (Es tracta ben bé d’una ruptura de
l’organització social)
(Touraine, ob. cit. 13) porque "Esta
ruptura entre la economía y el resto de la vida social representa una amenaza
directa para el conjunto de esta vida social" (Aquesta
ruptura entre l’economia i la resta de la vida social representa una amenaça
directa per al conjunt d’aquesta vida social) (ibid, 14)- es obviado interesadamente, sin embargo, y
sin ningún problema ético, cuando afecta12 a los propios capitalistas impacientes.
La empresa,
como institución, padecerá cambios de igual o mayor envergadura. Estos serán
básicamente tres: la transferencia del poder de la dirección a los accionistas
-pero no de la responsabilidad, que desaparece por el camino-; la potenciación
de los resultados a corto plazo, basados más en el precio de las acciones que
en los dividendos de la empresa (llave del concepto capitalismo impaciente, según el preciso pensamiento de Bennett
Harrison); y, finalmente, el impacto de las nuevas tecnologías en la
comunicación y en la producción (tanto con respecto a la transmisión de órdenes
y de feed-back, como las capacidades de "dorar" el producto,
confundiendo las potencias con los hechos). Estos cambios repercutirán de forma
negativa en las personas, al hacer su reaparición viejos "traumas sociales y emocionales en una nueva
forma institucional [, la correspondiente al] modelo de la
nueva economía"
(Sennett, ob. cit. 45).
Socialización: procesos
asocializantes.
Ya hemos indicado
en el primer apartado que quizás la anomia sea algo más que un producto, quizás
sea un elemento estructural. Si esta hipótesis fuera válida, estaríamos delante
de un proceso desestabilitzador en cuanto que atentaría contra los fundamentos
de la sociedad: contra el proceso de socialización.
Si los
denominados procesos de socialización tienen como objetivo la integración del
individuo en una determinada sociedad (a través de las socializaciones
primaria, secundaria y de las resocializaciones, procedimientos siempre
integradors en la sociedad), para que se dé un proceso assocializante (aniquilador de las relaciones sociales) hará falta
determinar cómo este proceso (en nuestro trabajo, el impuesto por el
capitalismo impaciente) no puede funcionar en una sistema que socialize, o,
para simplificar el razonamiento, deberemos probar que ninguno de sus
requisitos dan pié a caminos válidos para la socialización.
Sabiendo que
como tal todas las instituciones son a la vez resultado y herramienta de las
socializaciones, no miraremos aquellas cuyo cambio haya sido promovido desde la
base y contra el poder. Nos ceñiremos a la empresa como institución, que de ser
una de las más poderosas herramientas de inclusión (capitalismo social o renano13) ahora ha pasado a ser -según queremos mostrar-
herramienta de exclusión.
Un aspecto
fundamental y significativo de este déficit de socialización es la cosificación
de nuestras relaciones con el otro (al sustituir las relaciones por
transacciones (Sennett, ob. cit. 27) que no aportan contenido y solidez (ibid,
93) a la red ni valoran la experiencia (ibid, 111), o en el mismo orden, cuando
vemos a los compañeros de trabajo
como extraños a batir (ibid, 50)); un segundo aspecto igualmente importante es
la desresponsabilización sobre las funciones o el producto (sin lugar para la
autocrítica (ibid, 56), con renuncia a ejercer la autoridad (ibid, 57)), y
relacionado con éste, la falta de compromiso y la baja lealtad que genera
(opuesto a la antigua máxima del "riesgo moral" -traducible por
"hace falta asumir el resultado de las opciones escogidas"-, y que
lleva a que empleados, proveedores y clientes rehuyan apoyar a empresas con
problemas (ibid, 59), o a no saber definir y asumir las opciones a escoger
(ibid, 72) imposibilitando el poder imaginar
un relato vital en el trabajo (ibid, 115)); la impaciencia en los resultados
(eficacia contra eficiencia, con la frustración que genera en empleados,
clientes y usuarios el trabajo mal resuelto (ibid, 94 y 112)); y, finalmente,
pero no por ello menos importante, la sensación de carencia de alternativa
(cuando los líderes políticos no saben construir alternativas (ibid, 118, 138 y
151)).
Resumiendo,
el capitalismo impaciente neoliberal exige para su desarrollo la cosificació
del otro, la desresponsabilitzación sobre el producto, la renuncia a la
autoridad, la baja lealtad, el resultado como único fin, su imposición global y
la impotencia reguladora de la política. Ninguno de estas exigencias comulgan
con la socialización del individuo; más bien al contrario, lo que requieren de
él es un individualismo agresivo, amante de las desregulacions y sin ninguna
otra ley que la de la selva: la anomia está servida.
Las alternativas.
"...En los países más adelantados se habla ya
de un regreso a las políticas industriales, cuya destrucción fue el símbolo
mismo del neoliberalisme triunfante. Pero es difícil prever la capacidad real
de elección de los gobiernos"(Als països més avançats es
parla ja d’un retorn a les polítiques industrials, la destrucció de les quals va
ser el símbol mateix del neoliberalisme triomfant. Però és difícil preveure la
capacitat real d’elecció dels governs) (Alain Touraine, ob. cit., pàg. 10 y 11)
Lo que no
podemos negar, dada la facilidad con que podemos encontrar artículos
relacionados con este tema (el impacto social del nuevo capitalismo), es la
tremenda importancia que pensadores de todo tipo le otorgan.
Con tres
días de diferencia podemos encontrar desde artículos que piden más "sofisticación del sistema financiero [y
mayor] flexibilidad organizativa de las
propias empresas"14
(un lenguaje que después de la lectura del libro de Sennett ya no nos puede
engañar) hasta "El Pew Center
descubrió, en primavera [de 2007]que
hay una considerable mayoría nacional partidaria de la intervención del
gobierno para restaurar la igualdad económica"15. Las soluciones no son utópicas, tal y como Sennett
(ob. cit. 153 a 167) o Touraine (ob. cit. 22) nos recuerdan, pero tampoco
mecánicas. Los dos, de alguna manera, ponen en el Estado como institución la
herramienta política a ser utilizada por los ciudadanos por que procura "la reintegració, la reconstrucción de la
sociedad... transforma el trabajo precario en ocupación más estable... [coadyuva
a] la la escuela y la familia...[para
que puedan resolver] las formas de
fracaso personal y colectivo..." (la reintegració, la
reconstrucció de la societat... transforma el treball precari en ocupació més
estable... [coadjuva a] la l’escola i la família... [per a que
puguin resoldre] les formes de fracàs
personal i col·lectiu...)
(Touraine, ibid, 22) o para levantar el estatus de la función pública (Sennett,
ob. cit., 163), recomponer el relato vital (ibid, 157) y, lo que sin duda es lo
más difícil de todo, reintroducir la cultura del trabajo bien hecho (ibid,
165).
Si la
sociedad y el individuo somos las dos caras de la misma moneda, los dos
autores, sociólogos hasta la médula, no nos dicen nada que no sepamos ya: que
el futuro nunca esta del todo escrito i que en parte (en buena parte) está en
nuestras manos la responsabilidad de edificarlo.
______________________________
Bibliografia
Alain Touraine, Globalització econòmica i fragmentació
social, CCCB, 2005.
Boltanski i
Chiapello, El nuevo espíritu del
capitalismo, Akal, 2002.
José Luis Pardo,
La regla del juego, Círculo de
Lectores – Galaxia Gutenberg, 2005.
Naomi Klein, No Logo, Paidós, 2005.
Richard
Sennett, La cultura del nuevo capitalismo,
Anagrama, 2006.
Webgrafia
Emilio
Ontiveros (El País, 21/12/07, El capital humano, clavo de la prosperidad)
Ignacio
Sotelo (El País, 18/12/07, El supermercado de los modelos
familiares)
Joaquín
Estefanía (El País, 16/12/07, Intervención masiva)
Josep
Ramoneda (El País, 18/12/07, La confusión)
Norman
Birnbaum (El País, 23/12/07, �De
qué van las elecciones norteamericanas?)
Rafael
Domínguez Martín (El País, 21/12/07, América Latina y la trampa de
desigualdad)
Rafael
Sánchez Ferlosio (El País, 23/12/07, Sobre el patriotismo)
______________________________
1 No es trivial la opción entre
potencia y acto. El filósofoJosé Luis Pardo dedica una parte nuclear de su
libro La regla del juego a distinguir
entre potencia y acto. Este filósofo, en la senda marcada por Aristóteles, da
primacia al acto en cuanto que "proceso
de acabamiento, de perfeccionamiento o de realización (es decir de «progreso a
sí mismo» o de «llegar a ser lo que es»)", cosa que sólo será
conseguida "en el mejor de los casos"
con una dosis importante de afán, puesto que el paso "de la potencia al acto... es interminable" (pàg. 176). Unas
páginas más adelante nos recuerda que si nos mantenemos en el reino de las
potencias, de lo posible, nos hará falta un extraordinario esfuerzo para no
caer en la falacia de las posibilidades infinitas -infinitas en cuanto que
olvidan "lo que ya ha sucedido a la
hora de postular lo que podría suceder" (ibid, 221), olvidando por el
camino el valor de la experiencia obtenida y contenida en el propio acto, en el
propio hecho-, tan extraordinario tendría que ser el esfuerzo invertido que es
imposible evitar la trampa. El acto, el hecho, el producto se rige por la ley
del esfuerzo, la perseverança, el error y lo real (siempre aproximado, nunca
del todo conseguido, ibid, 219) y remite a la "rigidez de lo sucedido", a su "irreversibilidad" (ibid, 223), con todo lo que tiene de carga
de responsabilidad con respecto a la propia actuación. La potencia vive el
mundo de lo infinitamente elástico, infinitamente posible, la realización de la
cual sólo acontece en un futuro continuamente -infinitamente- postergado y por
esto radicalmente inverosímil (ibid, 220). No hace falta, así pues, remitirnos
a una ética protestante del esfuerzo o a una moral que se base en la
postergación razonable del beneficio. Un análisis racional ya nos muestra la trampa de dar primacia a la potencia
sobre el acto.
2 "«Nuestro plan estratégico en América del Norte consiste en dedicarnos
con intensidad a la gestión de la marca, al marketing... [y] transferir una porción significativa de
nuestras actividades de producción... a contratistas del resto del mundo...
Estas medidas son esenciales si queremos seguir siendo competitivos. » John
Ermatinger, presidente de la división Levi Strauss Americas, al explicar la
decisión de la empresa de cerrar veintidós fábricas y despedir a 13 mil
trabajadores norteamericanos entre noviembre de 1997 y febrero de 1999"
(Naomi Klein, No Logo, Paidós, 2005,
pàg. 237).
3 (Auto cita) ". La gravedad del que hoy acontece radica en
que la anomia ha dejado de ser un mero producto de una determinada cultura
social y económica, como lo fue a inicios y medios del siglo pasado, para pasar
a ser la estrategia básica de una derivació de esta cultura (la cultura del
denominado capitalismo impaciente, en
palabras de Richard Sennett: desregulación es suleitmotiv, su concepto insignia) y que la utiliza
para su violenta imposición urbi te orbi.
Ya no es que si actuamos de una determinada manera caeremos en la anomia, es
que si no nos convertimos voluntariamente en anómicos, seremos excluidos de la
sociedad capitalista, de toda ella." (“. La gravetat del que
avui esdevé rau en que la anòmia ha deixat de ser un mer producte d’una
determinada cultura social i econòmica, com ho va ser a inicis i mitjans del
segle passat, per a passar a ser l’estratègia bàsica d’una derivació d’aquesta
cultura (la cultura de l’anomenat capitalisme impacient, en paraules de Richard Sennett: desregulació és el seu leitmotiv, el seu concepte insígnia) i que la
utilitza per a la seva violenta imposició urbi et orbi. Ja no és que si actuem d’una determinada manera caurem en la anòmia,
és que si no ens convertim voluntàriament en anòmics, serem exclosos de la
societat capitalista, de tota ella.”) (Área de Debate, Sociologia)
4 La abstracción de las situaciones
reales de los entornos de las personas sometidas a las pruebas que miden supotencia hará que estas acontezcan tan
sólo pruebas de fuerza bruta, y que
sólo cuando "la situación [en
que se desarrolla la prueba] se encuentre
sometida a las constricciones de la justificación y los protagonistas juzguen
que estas constricciones son realmente respetadas, esta prueba de fuerza será
considerada legítima” (Boltanski i Chiapello, El nuevo espíritu del capitalismo, Akal, 2002). Lo cual quiere
decir que una prueba sólo obtendrá legitimidad en un entorno donde la autonomía
y la igualdad de oportunidades de los participantes esté garantizada.
5 "la erosión del capitalismo social ha creado una nueva formulación de la
desigualdad... La antigua estructura institucional ha quedado definitivamente
disuelta en el marco especial de las organizaciones flexibles"
(Sennett, ob. cit., pàg. 73)
6 "Con la contratación de consultores... pueden desplazar a otros su
responsabilidad de decisiones dolorosas. La unidad central manda, pero elude
rendir cuentas." (ibid, 53)
7 Con respecto a los cambios que la
Familia como institución está padeciendo, y en el orden de su liquació, Ignacio
Sotelo (ver Webgrafia) dice: "La
familia tradicional era una institución permanente: se nace y se muere dentro de
ella, sin que la voluntad libre juegue el menor papel; en cambio, el carácter
más llamativo de la familia nuclear moderna es que, creación de la libertad, es
perecedera. La familia caduca a lo más tardar cuando los hijos se independizan
al llegar a la mayoría de edad, formando una nueva familia, o cuando se
disuelve por la misma decisión libre que la fundó."
8 Según Sánchez Ferlosio (ver
Webgrafia), en las actualmente complejas sociedades modernas, esta institución
nos complica especialmente la vida. Del patriotismo -de su carencia-, y del
compañerismo a él asociada, dice: "La
renacida acusación de antipatriotismo recuerda los estigmas propios de la
religión obligatoria. Se pertenece a una patria como a un credo. Pero la unidad
sin amistad convierte a las personas en cosas".
9 Josep Ramoneda (ver Webgrafia) nos
advierte de la trampa ideológica que radica en la confusión entre Nación y
Nacionalismo: "La tendencia del
nacionalismo conservador a identificarse con la nación, como si fuera una misma
cosa... [es] una confusión alimentada
por el nacionalismo ideológico... [y en] la medida en que todo nacionalismo es una ideología de combate que se
define frente a otro nacionalismo, la ecuación nación igual a nacionalista es tan eficaz como reduccionista".
10 Rafael Domínguez Martín (ver
Webgrafia) hace una más que interesante aproximación a las razones de la
corruptela en América Latina: "Esta
trampa describe de manera muy precisa la realidad de Latinoamérica, donde la
desigualdad alimenta la corrupción a través de la destrucción masiva de la
confianza interpersonal y en las instituciones. La región es mucho más corrupta
de lo que cabría esperar de su nivel medio de PIB per cápita, porque es la más desigual. Existe entre la
opinión pública una amplia constatación de la extensión y persistencia del
fenómeno de la corrupción, que echa sus raíces en la desigualdad de influencia
y de riqueza, como muestra sistemáticamente el Latinobarómetro"
11 Es simptomàtic lo que Gerardo Díaz
Ferran, Presidente de la CEOE, pide por el próximo 2008: "La patronal exige al Gobierno que reduzca
las cargas fiscales y sociales”, “Reducción
de las cargas fiscales para las empresas que favorezcan el crecimiento y el
empleo” y“reducción de las
cotizaciones empresariales a la Seguridad Social, al desempleo y al Fondo de
Garantía Salarial" (El País, 11/12/07).
12 "¡Intervención,
intervención!, piden los partidarios de la libertad económica mientras los
beneficios suben, ante las consecuencias cada vez más despiadadas de la crisis
financiera derivada de las hipotecas locas.", dice irònicament Joaquín
Estefanía (ver Webgrafia) en referencia a las intervenciones no rechazadas de
los Bancos Centrales.
13 Tanto Touraine (ob. cit. 9 y 10, al
hablar del capitalismo europeo de los años 45 a 70) cómo Sennett (ob. cit. 29 a
37, al hablar de la burocracia piramidal que el capitalismo social hereda de la
burocracia militar) demuestran la gran capacidad de inclusión que este
capitalismo tenía.
14 Emilio Ontiveros (ver Webgrafia).
15 Norman Birnbaum (ver Webgrafia).
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