¿Crisis? Sí, pero ¿Qué tipo de crisis?
Distintas respuestas a esta pregunta, sustentadas en diferentes hipótesis
tanto económicas como políticas y sociales, conllevarán algo más que una lucha
académica y teorética. Cada respuesta traerá de la mano soluciones distintas -
tal vez, radicalmente distintas- para salir de la crisis.
Resumen: los datos económicos de los
últimos años no avalan que las razones de la crisis que se inició en 2008 estén
superadas, más bien lo contrario. Altos beneficios, bajos salarios, deuda
privada como motor del consumo interno y oídos sordos a múltiples informes
sobre el riesgo de todo ello parecen garantizar una nueva época convulsa, con
negativas implicaciones sociales (mayor desigualdad y pobreza), económicas
(proteccionismo en alza) y políticas (incremento de populismos xenófobos).
Prólogo
Hipótesis: la crisis del 2008, conocida
como crisis de las subprime, no la
provocó la banca, aunque sí fue su brazo ejecutor, sino unos beneficios
empresariales dedicados a la especulación con el objetivo de maximizar la
rentabilidad de su liquidez sobrevenida. El exceso de liquidez (beneficios
no gastados: ni consumidos ni invertidos) inundó la economía estadounidense: EEUU absorbió en
2007 el 50% del ahorro mundial; Reino Unido, España y Australia el 20%.
En concreto, el exceso de liquidez de
Alemania, y en algo menor medida el de Francia, inundaron la economía
española y griega buscando en l financiación de la
construcción y venta del ladrillo las rentabilidades que una economía madura ya
no puede ofrecer.
Datos:
en España, entre 2008 y 2017, el agregado de la remuneración de los asalariados
ha bajado en términos reales (un 8% a precios constantes) y en términos
relativos (del 50,2% del PIB al 46,9%). Los beneficios netos de las SNF
(Sociedades no financieras) subieron desde el 7% del VAB (2007) al 22% (2014),
con oscilaciones en los ejercicios siguientes: 2015, 11%; 2016, 32%; 2017, 12%;
2018, 24%, y primer trimestre de 2019, 11%. La deuda de los hogares, que
alcanzó su máximo en 2008 (0,91 B €), cayó de forma sostenida hasta 2016 (0,71
B €) para estacionarse en 2017 y repuntar en 2018, aumentando en un año casi la
mitad de lo que había bajado en los 10 anteriores. El ahorro de los hogares,
que alcanzó su máximo en 2009 (13,4% de la renta disponible de las familias), y
se mantuvo cercano a 10% hasta el 2015, ha caído en 2018 a mínimos históricos
(4,9%), en paralelo a un incremento de crédito al consumo (que en 2017 ya
supera al hipotecario e iguala, con 43 MM €, al concedido en 2008): los datos
macroeconómicos favorables lo son en muy buena parte gracias a un sostenido
incremento de la demanda interna basada no en incrementos reales de las rentas
salariales, sino en menos ahorro y más crédito.
Conclusión:
es necesario hacerse la pregunta que el FMI propone en su último informe sobre
Estabilidad Financiera Global ¿Estamos a salvo? El Banco de España, el FMI,
la Comisión Europea, el Banco Central Europeo, Paul Krugman o Antón Costas lo han advertido por activa y por pasiva en diversos
artículos e informes: los beneficios
crecen más que los salarios. Y eso es un problema, ya que, según Antón
Costas nos recuerda, para usar el consumo de los hogares como palanca
macroeconómica: “Se podría volver a
fomentar el consumo favoreciendo el endeudamiento. [Pero] esa opción ya se utilizó antes de la crisis.
Y sabemos como acabó la historia”. Acabó mal.
Realidad:
y vuelve la burra al trigo. Y vuelve a financiarse el consumo con deuda. Y
vuelve a subir el beneficio. Y volveremos a no saber por qué entraremos en una
nueva crisis.
El
ahorro tiembla en los hogares españoles
Las
grandes empresas duplicaron sus beneficios en 2018
¿Y Sraffa?, durmiendo olvidado, tan olvidado como Keynes.
¿Qué
hacer?
Podemos plantear tres
grandes líneas estratégicas, una para el largo plazo (academia), la segunda
para el medio plazo (sindicatos y leyes sociales) y la tercera para el corto
plazo (política fiscal y tributaria). El común denominador que las subyace es
la necesidad de poner en el centro de la discusión la figura sraffiana del excedente y del trabajo fechado y la keynesiana del beneficio.
Esas figuras nos permiten
entender que la lucha se establece en la distribución
(salarios y beneficios) y en la redistribución
(impuestos y servicios). Y también que la (mal) llamada predistribución, por muy socialdemócrata que se vista[1],
permite que se cuele dos peligrosas trampas: la meritocracia como palanca[2]
(darwinista: si todos suben su nivel, cosa deseable, y el mérito marca, el mero
subir el nivel nada soluciona y el darwinismo social sale fortalecido) y ver al
Estado como depredador[3].
Y un problema de concepto: si la distribución se realiza sobre lo producido y
la redistribución sobre lo apropiado ¿sobre qué se realiza la predistribución?
El concepto de trabajo fechado
(todo capital es producto, en última instancia, del trabajo humano) contradice
la posibilidad de una predistribución, pues toda renta o riqueza ha sido
siempre y necesariamente producida antes de poder ser apropiada o reapropiada (distribuida
o redistribuida). Y en este sentido se plantea esa primera línea estratégica a largo plazo: volver a poner en valor,
por ejemplo y sin querer ser exhaustivos, la crítica al utilitarismo y el
marginalismo que domina el mainstream
académico, cogiendo el testigo que Sraffa ofreció[4]
y retomando la visión de Keynes sobre el impacto de la productividad en el
trabajo, o mejor, en la necesidad de trabajar menos para consumir (esto es,
ganar) lo mismo[5]. Esta
línea ayudaría a las dos siguientes dándoles herramientas teóricas para su desarrollo.
Una segunda línea estratégica, cuyos resultados se alcanzarían en su
mayoría a medio plazo[6],
pasa por potenciar política (mediante leyes que sean ampliamente entendidas y
aceptadas por la sociedad) y socialmente (y esto es una llamada a los lideres intelectuales
y políticos para que capitaneen la lucha contra la mala prensa destilada por la
derecha política, económica y social contra los sindicatos). No podemos hablar
de empoderar la sociedad sin empoderar la clase asalariada[7]
(que no son sólo los trabajadores por cuenta ajena), y no podemos empoderar la
clase asalariada sin la participación de los sindicatos. Los resultados de esta
línea van directos a la lucha por la apropiación del excedente: siguiendo el
modelo teórico de Sraffa, y para un excedente dado, si sube el salario
agregado, baja el beneficio (y viceversa, obviamente), siendo la formulación
sraffiana (desarrollada en el capítulo Argumentos
cualitativos) una matematización
de la marxiana lucha de clases.
Y la tercera línea estratégica, cuyos efectos serían por lo general
mucho más inmediatos, se basa en establecer políticas fiscales que profundicen
la progresividad de los impuestos, haciendo mayor hincapié en los directos,
tanto sobre las rentas como sobre el ahorro, recuperando y aumentando los de
sucesiones y patrimonio, y bajando los indirectos en función de una cesta de
consumo que se considere básica. El desarrollo de políticas fiscales
progresistas debe impulsar las cuatro bases del Estado del Bienestar (que como
se expondrá más adelante, son una necesidad económica más que un lujo otorgado):
educación, sanidad, pensiones y dependencia. Así mismo y por su doble fuerza
(redistribución y empoderamiento) debe desarrollarse un trabajo social y
académico en torno a la Renta Básica
Universal con el objeto de poder llegar a un amplio acuerdo sobre el por
qué y el cómo de su implantación.
Epílogo
En cuanto al meollo del
presente ensayo, el lector puede quedarse aquí y no continuar: la tesis está
clara: no hemos atacado la raíz de la política económica, los excesivos
beneficios, que nos llevó a la crisis mal llamada de las subprime, por lo que a poco que alguien estornude, y dado que la
burra vuelve al trigo, podemos pillar una pulmonía doble letal para muchos,
como ya lo fue la del 2008, o peor...
No obstante, y si es el caso
que el lector quiera continuar, encontrará argumentos (unos cualitativos y
otros cuantitativos) para defender por qué decimos que la burra vuelve al trigo
y por qué eso es peor que malo.
Pero no dejemos a la burra
como tonta, que no lo es, y recordando a Iriarte, y donde pone paja el lector lea deuda, y donde grano, salario, digamos que:
...se enfadó el asno,
y replicó: 'Yo tomo
lo que me quieres
dar; pero, hombre injusto,
¿piensas que sólo de
la paja gusto?
Dame grano, y verás si me lo como'
Introducción
¿Alguien se acuerda de la crisis
de las subprime? Seguro que sí, y seguro
que sabe a quién darle la culpa: a los Bancos, esos tremendamente avariciosos entes
que buscan ganar y ganar dinero sin importarles quién reviente por el camino.
Y no andará equivocado quien
eso opine, pero -esto es más importante- tampoco acertará. Culpar a los bancos es
como culpar al cuchillo y olvidarnos del asesino que lo empuña (valga como símil,
y no como tesis). Y equivocarnos, confundiendo la causa eficiente con la causa final,
nos empujara a que ni siquiera podamos empezar a entender el problema.
Si Vd, amable lector, cree que
las empresas en general (y no sólo los accionistas) ganan más y que el mundo del
trabajo (los salarios, también en general) ganan menos, no andará equivocado. La
información que sustenta ese pensamiento, aunque a veces engorrosa, es abundante
y meridianamente clara: se puede encontrar repartida en las referencias al final
del presente artículo (artículos, ensayos, informes y documentos de múltiple
procedencia: una advertencia, su lectura
puede afectar seriamente a su nivel de optimismo: avisados quedan, y quien
avisa, no es traidor).
Y si el problema fundamental
no es la tremenda avaricia de los bancos ¿cuál es el problema, nos preguntará el
lector con razón? El problema son los beneficios no gastados.
El problema es que, a diferencia
de tiempos remotos, ya no se produce/consume tanto lujo como para igualar el beneficio,
y ese beneficio superexcedente no gastado en lujo a algún lado debe ir. Ese es el
problema (esto no es un símil, esto sí es la tesis, pero no nuestra, sino de Keynes,
y con ello, más que un recurso falaz a la autoridad, queremos significar que viene
de lejos saber que los beneficios no gastados siempre acaban generando crisis en
un sistema económico).
Argumentos cualitativos
Sraffa
Este capítulo está
libremente basado en Sraffa (Producción de mercancías por medio de mercancías)
y Keynes (La eutanasia del rentista). Todo acierto es por su gracia, y todo
yerro por nuestra impericia.
En toda historia de la
economía se pueden distinguir dos fases claramente diferenciadas: la economía
de subsistencia y la economía con excedente. Y en esta última se puede teorizar
varias, muchas, formas de apropiación del excedente, y cada una de ellas estará
soportada por una teoría de política económica.
En una economía con
excedente, como es la práctica totalidad de la economía planetaria, se cumple
que
I < O (I, insumos del
sistema, O, producto del sistema)
De ello tenemos que: I + E =
O //
I(1+R) = O
Introduciendo el concepto de
Sraffa de diferenciar dos clases de salario, el de reposición (o subsistencia)
y el de apropiación[8], y tras
un pequeño aparato matemático, que se puede analizar aquí: http://bit.ly/2xOq3BF,
podemos establecer una relación entre rentabilidad del sistema (R), beneficios
empresariales (r) y rentas salariales (w) expresada en la siguiente ecuación
sraffiana:
r
= R · (1 - w)
Donde r expresa beneficios en términos de la rentabilidad que sobre los
costes (incluyendo sólo la parte del salario que es de reposición) obtiene el
Capital y w describe la apropiación
del excedente expresado en tanto por uno.
Esta ecuación obliga a que,
para un R dado, si uno de los dos (beneficios o la parte del salario que
expresa la apropiación del excedente) aumenta, el otro debe disminuir, sin que
sea posible que los dos aumenten o disminuyan a la vez. Y en la medida que R aumente por cambios organizativos o
tecnológicos, entonces es posible que los dos aumenten o que uno se lleve todo.
En todo caso nunca podrá suceder que los dos aumenten a la vez sin que R aumente.
Aunque Sraffa hable de
salario de subsistencia, está en su mente que este es el salario necesario para
que, al inicio del ciclo siguiente,
exista idéntica
cantidad de fuerza de trabajo (es decir, básicamente, y pensando que el libro
PMMM empezó a escribirse en 1925, de mano de obra)
--> y en las mismas condiciones que en el ciclo anterior. Pero
al igual que, para reponer una máquina, a una industria no le es suficiente con
que le suministren el acero a peso necesario, tampoco por el mero hecho de
reproducir prole, el (actual) proletario sirve de forma inmediata para una
industria (entendida en su acepción más general) madura. En el salario de
subsistencia, que debemos llamar de reposición, es necesario contemplar buena parte
de lo que, en Europa, llamamos Estado del Bienestar, y que no sólo nos procura
seguridad y libertad, sino que permite que al inicio del ciclo siguiente la
fuerza de trabajo tenga la condición necesaria para rendir al mismo nivel que
rindió en el ciclo anterior. Y si el Estado no aporta la educación, salud,
movilidad, seguridad... necesaria a través de servicio público, tendrán que ser
suplidas a través del salario, con las ineficiencias inherentes, pero de una
manera u otra se tendrá que cubrir las necesidades de reposición.
El resto del salario, o
mejor dicho, de las rentas que directamente (salarios) o indirectamente
(servicios vía impuestos) recibe la sociedad ya no son, en conceptualización de
Sraffa, necesarios para reproducir las condiciones iniciales del Trabajo, por
lo que se pueden utilizar para apropiarse de parte del excedente (aquella parte
de la producción que excede lo necesario para reponer las condiciones iniciales
de un nuevo ciclo económico)
Si llamamos E al excedente, S a los beneficios agregados y L
al salario de no reposición agregado, tenemos que
E = O - I = S + L // O
= S + L - I
En nomenclatura
macroeconómica tenemos que
PIB = O = EBE + RA + (Tiind
– Subv)
Se puede establecer una
relación: S es un subconjunto de EBE (S < EBE), L es un subconjunto de RA (L < RA) y E es aquella parte del PIB que no se debe dedicar a reemplazar
lo necesario para reponer las condiciones económicas iniciales. Ello no implica
que parte de E no pueda ser
utilizado para que, en el ejercicio siguiente, se produzca más O, ya sea aumentado el Capital, ya sea
aumentando la Fuerza de Trabajo o una combinación de los dos factores.
Keynes
Tomemos como base que el
Excedente se reparte entre los beneficios empresariales y los salarios,
directos e indirectos, entendidos ambos (beneficios y salarios) como
apropiación del excedente, excluyendo, tal y como se hace con los beneficios
con respecto al EBE, la parte de los salarios dedicada a la reposición de la
fuerza del trabajo.
E = S + L
Siguiendo a Keynes (o a
Antón Costas, en su vena keynesiana[9])
un principio básico de la cualquier teoría económica es que el gasto de unos es
el ingreso de otros. Inevitable y, a la vez, necesario. Así que es necesario
que S no sólo sea un valor contable,
sino que se realice consumiendo la parte de E que le corresponde.
Si no lo hace, si no se
gasta S, en consumo o en inversión
material (daremos por obvio y demostrado que la inversión especulativa, en tanto que no
cumple aquello de que “el gasto de una
persona o de un sector económico es el ingreso de otra”, no es ni gasto ni
inversión que genere ingreso en un tercero), una parte de E parece quedar huérfana.
La pregunta es si S no consume
la parte de E (E – L) que “le toca”, ¿cómo puede ser consumida? La respuesta que
podemos dar es: a través de la generación de deuda privada y pública: Verbigracia,
una Alemania fuertemente excedentaria “invirtió” inyectando capital en forma de
deuda para la construcción y compra de ladrillo en España, y lo hizo con la
participación de los bancos alemanes, la colaboración de los bancos españoles y
la aquiescencia de los bancos centrales europeo, alemán y español.
Con lo anterior, y con independencia
de la teoría que utilicemos para fijar el precio, y con ello el monto concreto del
beneficio, queremos hacer visibles las razones que explican la crisis que estamos
padeciendo, y que no es la avaricia del sector financiero, aunque este sea su herramienta, sino la búsqueda irresponsable de más rentabilidad que la que el
un sistema maduro puede ofrecer, razones que ya fueron anunciadas con increíble
lucidez por “viejos” economistas, como Keynes[10],
que acuñó en 1933 su famosa sentencia de la “eutanasia del rentista[11]”
como corolario a su tesis de que en todo sistema de ciclo cerrado (y nuestro actual
sistema económico, en tanto que global, ya lo es) si el Beneficio (S) no se convierte en Inversión (entendida en su significado costasiano
-->) o Gasto, el sistema necesariamente colapsará.
Corolario
Para que un sistema de las
características anteriores no colapse, es forzoso inyectar crédito en cantidad
necesaria para que se pueda consumir la totalidad de lo producido. La cuestión
es ¿estamos en un sistema de esas características? Los argumentos cuantitativos
seguidamente expuestos nos llevan a decir que sí, que estamos en un sistema
donde las rentas salariales no son suficientes para consumir todo el excedente
producido.
Argumentos cuantitativos
Las
rentas salariales
Entre 2008 y 2017, y según datos
de la Agencia tributaria, la media de los salarios creció nominalmente un 1%, no
obstante, y adecuándolos a la inflación soportada en el mismo periodo (en total,
un 9,94%), se situaron en términos reales en el 2017 en el 92,02% del 2008. Una
pérdida del poder adquisitivo real del 8%.
En términos de salarios agregados,
la cosa no fue mejor: el PIB de 2017 y el de 2008, a precios constantes de 2107,
fueron prácticamente iguales (1.166/1.162 MM €)[12],
pero el de 2017 se consiguió con 1M menos de trabajadores y con una merma del coste
nominal total en términos absoluto de 15.141 M €[13].
Confluyen dos motivos fundamentales:
menos trabajadores y un cambio significativo en la estructura de salarios[14]:
Emp:
M de trab
|
2008
|
2017
|
2017/2008
|
2017-2008
|
2017/2008
|
2008->2017
|
||
Salario: M €
|
Emp
|
Salario
|
Emp
|
Salario
|
% Emp
|
Inc. Salario
|
% inc Salario
|
s/IPC 9,94%
|
Total
|
19,3
|
18.996
|
18,3
|
19.217
|
95%
|
221
|
1%
|
1.888
|
De 0
a 1 SMI
|
5,37
|
3.732
|
6,31
|
4.234
|
118%
|
502
|
13%
|
371
|
De 1
a 2 SMI
|
5,45
|
12.833
|
5,41
|
14.858
|
99%
|
2.025
|
16%
|
1.276
|
De 2
a 4 SMI
|
5,83
|
23.411
|
4,84
|
27.717
|
83%
|
4.306
|
18%
|
2.327
|
De 4
a 10 SMI
|
2,47
|
46.238
|
1,65
|
55.063
|
67%
|
8.825
|
19%
|
4.596
|
Más
de 10 SMI
|
0,19
|
135.971
|
0,12
|
167.866
|
63%
|
31.895
|
23%
|
13.516
|
Total
Salario
|
366.818
|
351.677
|
96%
|
-15,141
|
En 2017 trabajaban 1 M menos
de personas que en 2008, y su sueldo medio, aunque sube (1%, 221 €), lo hace por
debajo de lo que, si se hubiera aplicado la inflación le hubiera correspondido (9,94%,
agregada compuesta de los 10 años, 1.888 €).
Todas las franjas salariales
crecieron real y nominalmente, pero el corrimiento de trabajadores entre franjas
salariales, siempre descendiendo, y con mayor pérdida cuanto más alto era el salario,
provocó que, aunque los salarios en cada franja subieran nominal y realmente, e
incluso se firmaran convenios sectoriales por encima del IPC, la realidad (como
indica el peso de los salarios en el PIB, que pasó del 50,2% en el 2008 al 46,9%
en el 2017[15]) fue que
las rentas salariales agregadas bajaron en un periodo en que los beneficios empresariales
subieron: en términos nominales, sin aplicar inflación, el total de rentas salariales
se situó en el 2017 en el 96% del 2008.
Sin ese corrimiento de trabajadores
hacia franjas salariales más bajas, y si se hubiera aplicado el IPC, ponderando
tanto el número de trabajadores como las variaciones del PIB, el resultado hubiera
significado un incremento de la transferencia al conjunto de las rentas salariales
en los años estudiados (2008 a 2017) de unos 250.000 M € (valor a euros constantes
de 2017), aproximadamente un 7,4% más de lo realmente recibido.
Las
rentas empresariales
En los años 2000 a 2003, los
beneficios netos de las Sociedades No Financieras (SNF) sobre el Valor Añadido Bruto
(VAB[16])
fue del 11% (11 € de cada 100€ de VAB eran beneficios). Entre 2004 y 2007 bajó al
7%, para ir remontando hasta alcanzar en el 2014 el 22%, doblando el nivel de los
beneficios anteriores al inicio de la recesión: “los aumentos en beneficios se explican por los menores costes laborales,
financieros y tributarios y mayores rentas financieras, que conjuntamente exceden
con creces la mayor dotación a amortizaciones”[17]
En el 2015 las SNF mantuvieron
el mismo nivel de beneficios (rentabilidad) que antes de la crisis (11,3%), subiendo
muy sensiblemente en el 2016 (hasta el 32,2% sobre el VAB)[18]
y moderando la subida en el 2017: “Los beneficios
ordinarios siguieron creciendo, aunque en 2017 avanzaron a un menor ritmo, influidos
por la negativa evolución de algunas grandes empresas, provocando un ligero descenso
de la rentabilidad agregada. Ello ha sido compatible con una mejoría de los niveles
de rentabilidad medianos, más representativos de la evolución en la mayoría de las
empresas de la muestra”[19].
Y en 2018, con respecto a 2017,
“el resultado de las compañías aumentó un
102% impulsado por los extraordinarios, según datos del Banco de España recabados
de cerca de 1.000 empresas” (El País,
http://bit.ly/2XyT2nk).
Según el Banco de España, en
el primer trimestre de 2019 el crecimiento de los resultados empresariales se ha
moderado, volviendo aproximadamente a un 11% del VAB.
En resumen, los beneficios no
sólo no se han visto, de forma agregada, atemperados por la crisis, sino que han
salido fortalecidos de la misma,
Pero, tal y como inquieren Vicente
Salas e Ignacio Santillana, ¿A qué destinan sus beneficios las empresas
españolas?
De 2000 a 2008 la tendencia fue
a destinar menos a inversión y más a dividendos, pasando de una estructura de 40/60
a prácticamente 0/100, financiando la inversión cada vez más con cargo a deuda.
Se pasó de una deuda de 370.311
M € en el 2000 (cuando se destinaba por cada euro de resultados 1,2€ a inversión:
0,4 de beneficios y 0,8 de deuda) a 1.261.105 M € en el 2008[20]
(cuando se destinó por cada euro de resultados 2,5€ a inversión: la totalidad a
cargo de deuda[21])
De 2010 a 2014 se revierte la
situación, y las empresas pasan (desde 2008) a pagar dividendos similares a los
de los años 2000-2003 y a dedicar a inversión 0,3 euros por cada euro de beneficio
neto y el resto del resultado (desde 2010) a reducir de forma drástica el endeudamiento
de los años anteriores[22].
Cuesta poco ver quién fue el
pagano de la enorme reducción de la deuda empresarial, que se contrajo del 113%
del PIB (1,26 B €/1,12 B € en 2008) a sólo el 76% (0,89 B €/1,17B € en 2017)[23]:
0,25 B € de los 0,37 B € salieron de la transferencia de rentas salariales a rentas
empresariales, transferencia obtenida, como hemos señalado, gracias a la fuerte
contracción salarial ocurrida en ese periodo[24].
Consumo,
ahorro y deuda de los hogares
El consumo de las familias, motor
y base de nuestra economía[25],
cayó entre 2008 y 2013 un 15,6% a precios constantes, en lógica relación con lo
expuesto de contracción de las rentas salariales y asignación de rentas a liquidar
deudas. En esos años se dio, a la vez, un incremento significativo de las rentas
de los hogares dedicadas al ahorro, con una punta del 13,4% en el 2009 y manteniéndose
cercanas al 10% hasta el 2015 incluido.
Por la calidad y cantidad de
los datos, vamos a citar in extenso
dos artículos, el primero de Bankia (10/Ene/2019) y el segundo de El País
(30/jun/2019).
“Por lo que
respecta al gasto en consumo final de los
hogares (nominal), crece por encima de la Renta Bruta Disponible desde mediados
de 2015; en concreto, un 4,4% en el 3T18, seis décimas por encima del trimestre
anterior. Como resultado, el ahorro fue negativo:
-2.023 millones de euros (-1.138 millones un año antes), lo que supone el peor tercer trimestre de la serie histórica.
En términos anuales el ahorro cae hasta 34.396 millones, nuevo mínimo histórico
(4,7% de la RBD vs 5,5% en el conjunto de 2017).
Si
a lo anterior se añaden unas transferencias netas de capital negativas (-543 millones
de euros) y una inversión que sigue creciendo a tasas de dos dígitos (+16,7% hasta
13.701 millones), los hogares registraron
la mayor necesidad de financiación en un tercer trimestre desde 2007: 16.267
millones, un 20,2% superior a la del año anterior en el mismo periodo. Por su parte,
en términos anuales se registra una creciente necesidad de financiación desde finales
de 2017: 14.342 millones de euros (-1,2% del PIB vs -0,4% en 2017); hay que retroceder
hasta 2008 para encontrar un saldo negativo mayor.”[26].
“La tasa de ahorro (equivalente a la renta menos el consumo)
de los hogares cerró 2018 en el 4,9%
de su renta disponible, marcando el
mínimo histórico de una serie que arranca en 1964. "Ese mínimo no
se había registrado ni siquiera durante el boom inmobiliario", señalaba el director de estudios del Banco de
España, Óscar Arce, la pasada semana. España se desmarca, y no para bien, de
las familias de la eurozona, que ahorran un 12,1% de sus ingresos, un 60% más.
[...] "Desde el mínimo registrado
en 2013, la renta disponible ha aumentado un 10,5%. En cambio, el consumo se ha
elevado un 16,5%", explicaba la analista María Jesús Fernández durante
los cursos de verano que ha organizado esta semana Funcas en la Universidad
Internacional Menéndez Pelayo, en Santander. [...] Con la memoria todavía reciente de la crisis, el Banco de España ya ha
advertido de que algunos ciudadanos podían estar siendo poco cautelosos a la
hora de planificar sus gastos y ahorros, incurriendo en endeudamientos excesivos. [...] De hecho, las familias llevan ya
dos años disminuyendo el colchón construido durante la recesión. En 2017, desembolsaron 4.759 millones más
de lo que ganaron, según el INE. Y en 2018, 14.800 millones. Aun así, en
ninguno de los dos años las familias engordaron su deuda porque tiraron del
patrimonio ahorrado para financiarlo. [...] Para financiar su nivel de vida y esa expansión del gasto, las
familias han recurrido al crédito al
consumo, la única forma de poder gastar por encima de lo que ingresan. Este
tipo de financiación ha engordado en
solo tres años, pasando desde 60.000
millones de euros en diciembre de 2015 hasta
casi 90.000 millones en el mismo mes
del año pasado, un 50%. Los bancos,
muy perjudicados por los tipos negativos, han encontrado en estos préstamos —el
tipo medio ronda el 7%, según el Banco de España— un nicho de negocio que
alivia sus cuentas.”[27]
Según el Banco de España (Indicadores
Económicos, http://bit.ly/2JNcKqz), en el
2018 se rompió la senda de contracción de la deuda de los hogares, subiendo por
primera vez en 11 años en más de 74.000 M € (781.676 M €), aproximadamente un
40% de la reducción de
la deuda de los 10
--> años anteriores: la burra ya ha hecho,
obligada, eso sí, medio camino.
Post Facio
Corresponde a otro estudio,
pero que no estará alejado ni de las razones ni tampoco de las conclusiones del
presente estudio, por qué la deuda pública pasó de 0,38 B € en 2007 a 1,14 B €
en 2017 ¿Por qué se multiplicó por 3? ¿por qué los españoles hemos pasado de
deber cada uno de nosotros 8.400 € en 2007 a 24.500 € en 2017? Poca broma, en
2007 el SMI anual era de 8,000 € y en 2017 de 9.900.
Algo habrá que explicar, y
seguramente ese algo, dado que los beneficios agregados no bajaron en ese
periodo, como hemos podido ver, tendrá que ver con una anti-progresiva estructura
de impuestos y una regresiva política fiscal, a pesar de que Rodríguez Zapatero
mantuviera en 2003 la salvajada de que "Bajar los impuestos es de izquierdas"[28].
Conclusión
última: a la pregunta que el FMI propone en su
último informe sobre Estabilidad Financiera Global ¿Estamos a salvo?, nuestra respuesta
es que no, no estamos a salvo ni de lejos. No mientras los beneficios (por qué
no llamarlos exorbitantes) impidan a los asalariados -recordemos la propuesta
de nueva definición: no sólo los que trabajan, sino los que dependen de la
existencia de salarios- comprar lo que producen ¿Dónde estás, Henry Ford[29]?
¿dónde estás...?
Anexos
La recuperación
de los salarios medios no llegará tampoco en el 2019
El año 2019 tampoco será el de la recuperación de los salarios,
especialmente para las “clases medias”
del mercado laboral: quienes no
ocupan cargos directivos pero cobraban el año pasado más de 12.360 euros.
Porque quienes no llegaban a esta cifra sí ganarán más, hasta un 22% más, por
la subida del salario mínimo interprofesional
(SMI) que aprobó el Gobierno, desde los 10.302 en que
estaba en el 2018.
El beneficio
de las empresas se triplicó en el 2016
Las empresas no financieras triplicaron
su beneficio en
el 2016 gracias al dinamismo de la actividad económica y al comportamiento
favorable de los ingresos y los gastos financieros, con la ayuda de la
congelación de los gastos de personal, según los datos de la encuesta de
la Central de Balances Trimestral que
elabora el Banco de España.
Los salarios
reales bajan en España otro 1,8% en 2017
Los salarios reales, descontando el
impacto de la inflación, registraron un retroceso del 1,8% en España el año
pasado, cuando la economía creció un 3,1%,lo que supuso el segundo peor dato
entre los países de la zona euro, solo por detrás de Grecia, donde los sueldos
cayeron un 3,5%. Así lo indica un informe difundido por la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) días después de que la revista The Economist
resaltara que las tasas de afiliación sindical registran mínimos en todo el
mundo.
Los salarios
en España durante el último medio siglo (II)
A lo largo del periodo
1965-2017 es posible distinguir cuatro fases diferenciadas
en la evolución de los salarios en España. Durante la primera etapa (ver
gráficos 1 y 2), entre 1965 y 1981, los salarios desbordaron ampliamente el
crecimiento de la productividad. La economía española experimentó un rápido e
intenso crecimiento.
Los salarios
antes, durante y después de la crisis
Los sueldos
siguen por debajo de sus máximos, que paradójicamente se alcanzaron en plena recesión
[Del año 2000 al 2017], el salario medio
pasó de 19.500 a 20.600 euros. Una subida de apenas el 6% en 15 años. Entre
2000 y 2007 los salarios estuvieron planos. Al llegar la crisis, paradójicamente,
subieron. En realidad se produjo un efecto composición: los despidos se
concentraron en trabajadores de salarios bajos —como los temporales—, que
desaparecían de la estadística, y eso hizo que el salario medio subiese. Esto
es habitual en recesión. Las bajadas salariales, por distintas razones se
producen y se observan más tarde.
Las grandes
empresas duplicaron sus beneficios en 2018
El resultado
de las compañías aumentó un 102% impulsado por los extraordinarios, según datos
del Banco de España recabados de cerca de 1.000 empresas
Las grandes empresas registraron un
“crecimiento muy elevado” de sus resultados finales en 2018. Es más, los
duplicaron gracias sobre todo a operaciones extraordinarias de ventas que
generaron cuantiosas plusvalías, según datos de la Central de Balances
Trimestral del Banco de España difundidos este martes. Esta encuesta recaba
información de 960 sociedades y se considera que presenta un sesgo hacia las
compañías de mayor tamaño.
El Banco
de España alerta de que los beneficios empresariales crecen más que los salarios
El Banco de España recomienda que se
contengan las subidas de los márgenes empresariales y los salarios en aras de
preservar la arduamente ganada competitividad. Solo que una vez observado cuál
ha sido el comportamiento de unos y otros, la institución destaca que los
convenios siguen recogiendo aumentos moderados de los sueldos incluso en los de
firma más reciente. En cambio, tras un periodo de moderación entre 2014 y 2015,
en 2016 se produjo un repunte de los beneficios por encima de la evolución de
los costes laborales, según revela el informe anual del Banco publicado este
martes.
“Todo
ello llevó a que el resultado del ejercicio se triplicase. Expresado en porcentaje
sobre el VAB, este excedente se situó en un 32,2 %, muy por encima del 11,3 % registrado
en 2015.”
El dinamismo de la actividad, junto con
el comportamiento favorable de los gastos e ingresos financieros, ha permitido
que los beneficios ordinarios de las empresas hayan crecido a un ritmo elevado.
Esto ha supuesto un nuevo aumento de los niveles agregados de rentabilidad
ordinaria. Por último, se mantuvo el fortalecimiento de la posición financiera
de las empresas, que se plasmó en una disminución de las ratios de
endeudamiento y de la carga financiera.
¿A qué
destinan sus beneficios las empresas españolas?
Durante la última década, los sectores
corporativos de las grandes economías desarrolladas, incluido Estados Unidos,
ahorran más de lo que invierten, es decir son financiadoras netas del resto de
la economía, incluso manteniendo niveles altos de reparto de dividendos entre
sus accionistas, directamente o de forma indirecta con la recompra de acciones.
El sector corporativo acumula activos líquidos mientras la recuperación de la
inversión empresarial en formación de capital fijo es más lenta de lo que
correspondería atendiendo a los niveles de rentabilidad y coste del capital.
(2018)
El ahorro tiembla en los hogares españoles
La hucha
de las familias cae a niveles de mínimos históricos por el alza del consumo y la
inversión en casas
Las familias españolas gastan por encima
de sus posibilidades. Con una economía en la que el paro alcanza el 15% y en la
que el salario medio declarado ronda los 25.000 euros, sus huchas se vacían. La
tasa de ahorro (equivalente a la renta menos el consumo) de los hogares cerró
2018 en el 4,9% de su renta disponible, marcando el mínimo histórico de una
serie que arranca en 1964. "Ese mínimo no se había registrado ni siquiera
durante el boom inmobiliario", señalaba el director de estudios del Banco
de España, Óscar Arce, la pasada semana. España se desmarca, y no para bien, de
las familias de la eurozona, que ahorran un 12,1% de sus ingresos, un 60% más.
Beneficios
empresariales e impuestos se comen la recuperación a costa de los salarios
La recaudación
del Estado y las ganancias de las empresas se llevan más de la mitad de los ‘brotes
verdes’ mientras la creación de empleo diluye el reparto del aumento de la masa
salarial
El Estado y las empresas se están
llevando más de la mitad de la recuperación económica mientras el aumento de la
masa salarial se diluye al repartirse entre un mayor número de trabajadores
como consecuencia de la creación de empleo, según se desprende de los datos del
PIB y la Renta Nacional ( ) elaborados por el INE (Instituto Nacional de
Estadística).
De hecho, la cantidad que esa
estadística refleja como excedente bruto de explotación, que viene a equivaler
a las ganancias brutas de las empresas, antes de pagar sus impuestos, va
acercándose a la cifra que destinan a salarios. Eso, si se incluyen las
cotizaciones empresariales. Si la referencia son los sueldos netos, las
ganancias se sitúan claramente por encima.
Récord
de beneficios empresariales en 2018
Los últimos
datos publicados por el INE sugieren que fue un ejercicio excepcional para las empresas,
que consiguen unos resultados muy superiores a los existentes antes de la crisis.
(En el
primer trimestre de 2019) El beneficio de las empresas no financieras cae un 75,6%
por la ausencia de atípicos
La carga
financiera cae a mínimos históricos en el primer trimestre y el empleo se desacelera
por la menor contratación temporal
Los empresarios españoles, en su
conjunto, no pueden quejarse de 2018, que fue un buen ejercicio para ellos. Sus
beneficios se situaron en 2018 claramente por encima, no ya de los
registrados durante los años más duros de la crisis, sino incluso antes de
ella, según se desprende del último indicador conocido.
La Contabilidad Nacional, que elabora el
INE, muestra que el excedente bruto de explotación (donde el mayor peso
corresponde a los beneficios empresariales, aunque incluye otras rentas)
continuó mejorando en 2018. Ese indicador estuvo cayendo desde 2009 a 2014,
pero al año siguiente empezó a subir, siguiendo los primeros compases de la
recuperación.
Desde entonces no ha parado de hacerlo.
En 2016, con 475.191 millones de euros, ya había superado los de 2008 (465.155
millones). Y en 2017 el excedente bruto de explotación no llegó por muy poco al
medio billón (499.011 millones de euros).
El peso
de los salarios sobre el PIB cae a su nivel más bajo desde 1989
Los sueldos
son la única partida que no ha recuperado el nivel precrisis
Dinamarca,
Francia y Alemania, los países en los que las nóminas pesan más en la riqueza
La recuperación económica es una
realidad. España suma tres años consecutivos creciendo por encima del 3%. La
mejoría económica no ha llegado a todos los españoles y ello se refleja
claramente en los datos de paro, pero también en la pérdida de la importancia
de los salarios en la riqueza total. La estadística del INE muestra que, en
2017, la suma de todos los sueldos pagados en España –incluyendo las
cotizaciones– ascendió a 550.272 millones, un
3,3% más. Sin embargo, el peso de los salarios en el conjunto de la economía
cayó hasta el 47,3% del PIB, el menor nivel desde 1989. Dicho de otra forma, la
parte de la riqueza del país que se destina a pagar nóminas se sitúa en el
porcentaje más bajo de los últimos 30 años.
Sobre
la distribución de la renta empresarial
La evidencia
empírica es concluyente: el peso de las rentas del trabajo en la renta total ha
disminuido a nivel global durante las últimas décadas
¿Cómo se divide la renta entre el
trabajo y el capital? Numerosos economistas han intentado responder a esta
pregunta desde que David Ricardo, en 1817, la calificara como la cuestión
fundamental de la economía política. Aunque, al fin y al cabo, simplemente se
trate de ver cómo se reparte el «pastel» entre los factores de producción
(trabajo y capital) que contribuyen a su generación, dicha distribución tiene
importantes implicaciones. No solamente porque repercute directamente en el bienestar de los propietarios de capital y
de los trabajadores sino porque además afecta a las decisiones de inversión
en capital físico y humano. Recientemente, esta cuestión ha suscitado especial
interés ya que suele usarse como un primer indicador de desigualdades sociales.
Generalmente, las rentas del capital están más concentradas en la población más
rica que las rentas del trabajo, de modo que una reducción del peso de las
rentas del trabajo suele ir asociada con un aumento de la desigualdad en una
sociedad.
La evidencia empírica es concluyente: el peso de las rentas del trabajo en la
renta total ha disminuido a nivel global durante las últimas décadas. Las
causas de este declive son múltiples y han sido ampliamente documentadas en la
literatura académica. Entre ellas, destacan unas tendencias de fondo, como son los avances tecnológicos y la
globalización, que tienden a favorecer una mayor utilización de capital en
detrimento del trabajo y, por ende, se reduce la porción del PIB que se llevan
los trabajadores. Además, la Gran
Recesión de 2008-2009 ha contribuido a acelerar este descenso ya que la mayor
parte del ajuste se ha producido vía el factor trabajo. Así, en la actual
etapa de recuperación, el crecimiento del PIB se produce sin presiones
salariales y ello, a su vez, acentúa la
caída del peso de las rentas del trabajo.
Mercado
de Trabajo y Pensiones en las Fuentes Tributarias
La estadística MERCADO DE TRABAJO Y
PENSIONES EN LAS FUENTES TRIBUTARIAS es una investigación de carácter
censal basada en la Relación de Perceptores de Salarios, Pensiones y
Prestaciones por Desempleo que presentan los empleadores mediante la
Declaración Anual de Retenciones e Ingresos a Cuenta sobre Rendimientos del
Trabajo (Modelo 190).
La estadística ofrece datos sobre los
asalariados, los desempleados y los pensionistas así como las retenciones e
ingresos sobre los rendimientos del trabajo a través de tablas estadísticas en
las que tanto los perceptores como las percepciones satisfechas se clasifican
atendiendo a diversos criterios, entre otros geográficos, actividad y dimensión
de la empresa, sexo y edad del perceptor.
Evolución
de la variación de la media anual del índice de precios al consumo (IPC) en España
de 2005 a 2018
Esta estadística presenta la media anual
de la tasa de inflación en España desde 2005 hasta 2018. En el año 2018 la
variación de la media anual del índice de precios al consumo (IPC) fue de 1,7.
Rosa Fernández, Actualizado: 20/03/2019.
Fuente INE.
Los jóvenes
sin formación ganan lo mismo que a finales de los noventa
La crisis ha castigado con fuerza los
bolsillos de los jóvenes. Hoy los que tienen estudios bajos perciben lo mismo
que se ganaba a su edad a finales de los noventa. Es más, por primera vez todos,
incluidos también los de estudios altos, obtienen rentas salariales anuales
menores que las de los jóvenes de hace una década. Aunque era algo asumido,
el Banco de España certifica esta realidad restando la inflación para poder
comparar la capacidad adquisitiva. El elevado paro y las menores horas
trabajadas explican parte del fenómeno. La institución advierte además del
riesgo de que esta situación persista si no se toman medidas para ayudar a los
jóvenes, perjudicados por el funcionamiento del mercado laboral y el
encarecimiento del alquiler.
La bomba
de la deuda mundial amenaza con estallar
El endeudamiento
fue una medicina vital para salir de la Gran Recesión, pero el abuso del crédito
amenaza con inocular el veneno de la próxima crisis
Usted y yo estamos sentados sobre una
montaña de deuda pública y privada. La cuota alícuota para cada habitante del
planeta es de 21.866 euros. Una bola de nieve gigante y voraz. La factura total
asciende a 164 billones de dólares, cantidad equivalente al 225% del PIB
mundial. Vivir a crédito fue la salida natural de la crisis financiera. Los
préstamos han permitido sufragar los desequilibrios de las cuentas públicas y
reanimar el crecimiento. Pero conviene no traspasar determinadas líneas rojas.
Un nivel de apalancamiento jamás visto desde la II Guerra Mundial es una bomba
de relojería que puede estallar en cualquier momento. Argentina e Italia son
dos ejemplos recientes de lo fácil que resucitan los fantasmas mal enterrados.
Global
Financial Stability Report
A Decade
after the Global Financial Crisis: Are We Safer?
“However, supportive global financial conditions
have led to a sharp rise in external borrowing, with external debt increasing much
faster than exports in many emerging markets. As a result, countries where external
debt is too high relative to exports now account for roughly 40 per- cent of aggregate
GDP of emerging markets (excluding China) (Figure 1.16, panel 1). A combination
of high external debt and relatively weak reserve coverage levels would make a country
particularly vulnerable to external shocks (see the shaded red area in Figure 1.16,
panel 3)” (página 20)
La concesión
de créditos al consumo vuelve al nivel previo a la crisis
La banca
dio en 2017 más financiación para comprar bienes duraderos que para adquirir viviendas
El consumo de las familias alienta desde
hace cuatro años la recuperación. En paralelo a la creación de empleo, el gasto
de los hogares no deja de crecer, pese a que los salarios son los últimos en
salir de la crisis. Con el ahorro doméstico bajo mínimos, el recurso a la deuda
es cada vez mayor. Y la banca, hambrienta de rentabilidad, redobla su apuesta
por el préstamo al consumo, con tipos cercanos al 8%. En 2017, la concesión a
las familias de créditos para este tipo de gasto alcanzó los 43.148 millones,
el mayor aporte de financiación en una década. Más incluso que lo destinado a
nuevas hipotecas, algo insólito.
Hipotecas
subprime: La crisis con la que empezó todo
El 8
de agosto se cumplen 10 años del colapso de los mercados por las hipotecas basura,
el preámbulo de Lehman Brothers
Hace diez años que estalló la crisis de
las hipotecas subprime o hipotecas basura conocidas así porque se concedieron a
personas de escasa solvencia a altos tipos de interés. El colapso de los
mercados fue tan drástico que obligó a la Reserva Federal (Fed) —y al Banco
Central Europeo, (BCE)— a inyectar cientos de miles de millones y a bajar los
tipos de interés. Los bancos centrales se adentraron en aguas nunca exploradas
en la política monetaria y fiscal. Fueron medidas de choque que no atajaron las
raíces del problema: los bancos estaban infectados con unos productos diseñados
por matemáticos financieros que se basaban en créditos de escasa solvencia.
España / La tasa de
ahorro de las familias, en mínimos históricos
En un momento en que el ciclo de la
economía española está entrando en la fase de madurez, surgen dudas en cuanto a su capacidad para mantener un crecimiento
equilibrado en el medio plazo. A este respecto, la capacidad de
financiación frente al exterior en términos anuales se contrae hasta mínimos
desde 2015, lastrando el proceso de desapalancamiento, cuando el endeudamiento
global todavía sigue en niveles excesivos.
La caída de la capacidad de financiación
en el 3T18 responde, principalmente, al menor ahorro generado por empresas y familias,
en un contexto de creciente dinamismo de la inversión privada. En el caso de las familias, si bien su
renta disponible anota un intenso avance ante la recuperación de las
remuneraciones salariales, el mayor
ritmo de crecimiento del consumo ha llevado a una nueva caída del ahorro.
En cuanto a las empresas, su menor capacidad de financiación se ha debido a
que, por primera vez desde 2014, registran una caída de su renta disponible,
fruto, sobre todo, de las mayores remuneraciones salariales pagadas.
La economía española generó en el 3T18
capacidad de financiación por valor de 3.427 millones de euros (1,2% del PIB
trimestral), menos de la mitad que un año antes (7.403 millones, equivalentes
al 2,6% del PIB) y el peor registro en un tercer trimestre desde 2011. En
términos acumulados de cuatro trimestres, la capacidad de financiación se sitúa
en 17.645 millones, mínimo desde el 1T15 (1,5% del PIB vs 2,2% en el conjunto
de 2017).
[1]
Buena
predistribución y mejor redistribución contra las desigualdades, Xavier
Martínez-Celorrio, Universidad de Barcelona, (http://bit.ly/2XPFvN9), miembro del equipo
colaborador de la ministra Celaá desde julio de 2018. Un muy amplio y bien
razonado documento a favor de la predistribución. Una atenta lectura permite
entender que o bien en esa predistribución se asignan recursos vía impuestos (“Fiscalidad progresiva sin exenciones, Gravar
altos patrimonios y herencias, Facilidades fiscales al trabajo autónomo,
emprendedores y pequeña empresa, Fiscalidad ambiental, Fiscalidad singular para
la cultura, la ciencia, la filantropía y la economía social”), luego es
redistribución, o bien se empodera al trabajador (“Contrato laboral único o casi único, Aumento del salario mínimo, Modelo
centralizado de negociación colectiva, Modelos de cogestión en la empresa,
Inspección laboral efectiva, Integración de las políticas activas y los
servicios sociales para desempleados”), luego es distribución ¿De verdad
vale la pena inventar neologismos no sólo vacíos de contenido, sino que vacían
de contenido, anulándolos, a conceptos potentes y de uso más necesario que
nunca?
[2] “El
modelo escandinavo socialdemócrata se fundamenta en [...] la igualdad de oportunidades, la escuela
pública y la meritocracia, en un
contexto de inclusión y de derechos universales de ciudadanía.”, ibíd. Xavier
Martínez-Celorrio.
[3] Según la muy peregrina siguiente
explicación: “la predistribución se opone a la
redistribución, entendida la segunda como acción de un “Estado-Robin Hood”
que toma de los ricos mediante impuestos para dar a los pobres a través de
prestaciones. En este caso, la
predistribución consiste en incidir sobre la distribución de la renta que
realizan agentes distintos de los poderes públicos, limitando o regulando sus
acciones con el objetivo de que la desigualdad se mantenga dentro de un cierto
margen de variación”, José A. Noguera, UAB. Colaborador de la
Fundación Alternativas. O
la no menos peregrina: “Acaso el
paradigma de la predistribución tenga mucho que hacer y cambiar en los países
mediterráneos y anglosajones donde el
Estado ha desempeñado una función extractiva o residual y que ahora se
enfrenten a nuevas prioridades de eficiencia”, ibíd. Xavier Martínez-Celorrio.
Detrás de todo ello está el considerar el Estado del Bienestar como un lujo
otorgado y no como una necesidad tan social como económica derivada de la
propia complejidad y productividad de las sociedades maduras.
[4] “Es,
sin embargo, un rasgo peculiar del conjunto de proposiciones ahora publicadas
que, aunque no entran en una discusión de la teoría marginalista del valor y de
la distribución, han sido elaboradas, sin embargo, para servir de base a una
crítica de tal teoría. Si los cimientos se sostienen, la crítica podrá́ ser
intentada más tarde, bien por el autor, bien por alguien más joven y mejor
equipado para la tarea” (PMMM, Prefacio)
[5] John Maynard Keynes,
Economic Possibilities for our Grandchildren (1930)
“We are being
afflicted with a new disease of which some readers may not yet have heard the
name, but of which they will hear a great deal in the years to come-namely,
technological unemployment. This means unemployment due to our discovery of
means of economising the use of labour outrunning the pace at which we can find
new uses for labour. But this is only a temporary phase of maladjustment. All
this means in the long run that mankind is solving its economic problem. I
would predict that the standard of life in progressive countries one hundred
years hence will be between four and eight times as high as it is to-day.” (http://www.econ.yale.edu/smith/econ116a/keynes1.pdf)
[6] Un ejemplo que caería en el corto
plazo es el incremento por ley del SMI, cuyo impacto positivo en los salarios más
bajos (y por ello en el consumo básico, ni de lujo ni especulativo) es tan
innegable como real es su nulo impacto negativo en el empleo o en el PIB.
[7] Una nueva de definición de “clase
asalariada” enraizada en el concepto de ciudadanía llevaría a mover el foco
desde las relaciones sociales de producción (donde sólo los que trabajan son
actores) hacia las relaciones sociales de distribución (donde toda la
ciudadanía tiene rango de actor) y establecer en estas relaciones la estrategia
central de la lucha contra la desigualdad y la inequidad. Propuesta de nueva definición
de “clase asalariada”: conjunto de los
ciudadanos que dependen directa o indirectamente de un salario o de las
cotizaciones e impuestos a él asociados, dedicando sus rentas -salario,
ganancia, pensión, subsidio o similar- principalmente al consumo y a pagar
impuestos para hacer funcionar la parte pública de la producción de bienes básicos;
se debe incluir a los que no trabajan por ser estudiantes, en paro, en autoproducción/autoconsumo,
en tareas de cuidado y hogar, jubilados o similares, ya que también son, ni que
sea indirectamente, salario-dependientes.
[8] “Hasta este momento hemos considerado
los salarios como consistentes en los bienes necesarios para la subsistencia de
los trabajadores, de modo que entraban en el sistema en pie de igualdad con el petróleo
para las maquinas o los alimentos para el ganado. Debemos tener ahora en cuenta
el otro aspecto de los salarios, puesto que además del elemento de subsistencia,
que siempre está presente en ellos, pueden incluir una participación en la producción
excedente.” Sraffa, PMMM.
[9] “Cualquier
manual de iniciación a la macroeconomía le dirá que [...] el gasto de una persona o de un sector económico
es el ingreso de otra” Austeridad o muerte, valga la redundancia, El País, 06/11/2011,
Antón Costas.
[10] N.
Johansenn, un economista amateur del que Keynes reconoce influencia, llamó a
ese beneficio no invertido ni consumido una “inquietante forma de ahorro”. Muy inquietante, como la realidad nos
muestra estos años.
[12] Fuente: Expansión, https://datosmacro.expansion.com/pib/espana?anio=2017.
[13] Si el PIB de 2017 se hubiera producido
con 19,3 M de trabajadores (los empleados en 2008), y si sus salarios hubieran crecido
con la inflación acumulada (9,94%), el coste hubiera ascendido a 403.269 M €. Así
pues, el ahorro real, a precios constantes de 2017, fue de 51.592 M €.
[14] Fuente: AEAT
[15] http://www.ine.es/jaxiT3/Datos.htm?t=28606,
PIB pm Rentas (Precios corrientes)
[16] VAB = PIB - (Tiind – Subv) = RA + EBE.
El VAB corresponde al PIB menos los impuestos
indirectos netos, igual, a su vez, a la suma de Rentas Salariales (RA), más Intereses,
Alquileres y Beneficios de Inversores (EBE, Excedente Bruto de Explotación), fuente
BBVA, https://bbva.info/2JjxgQG.
[17] El análisis sigue las indicaciones que
Vicente Salas e Ignacio Santillana desarrollan
en ¿A qué destinan sus beneficios las empresas españolas?, El País, 6 Mar 2016, http://goo.gl/BYDRJf.
[18] Banco de España, Artículos analíticos,
Álvaro Menéndez y Maristela Mulino (http://bit.ly/30leG0d)
“Este impacto positivo se vio parcialmente
compensado por el crecimiento del gasto por el impuesto sobre beneficios, vinculado
tanto al extraordinario descenso registrado el año anterior, cuando se contabilizaron
en esta partida elevados ingresos por créditos fiscales a compensar, como al mayor
gasto de 2016, consecuencia en gran medida de cambios legislativos que limitaron
la aplicación de ciertas deducciones y de las compensaciones de pérdidas de ejercicios
anteriores. Todo ello llevó a que el resultado del ejercicio se triplicase. Expresado
en porcentaje sobre el VAB, este excedente se situó en un 32,2 %, muy por encima
del 11,3 % registrado en 2015.”
[19] Banco de España, Pablo Hernández de Cos, Director General Madrid, 30/11/2017
[20] Fuente.
Deuda: http://bit.ly/2FVZcbe,
https://javiersevillano.es/deuda-privada.htm.
Basado
en datos del Banco de España (Principales Estadísticas, Indicadores Económicos):
[21] Fuente: Vicente Salas e Ignacio Santillana,
en ¿A qué destinan sus beneficios las empresas españolas?, El País, 6 Mar 2016, http://goo.gl/BYDRJf.
[22] “Las SNF españolas comparten con las
de otros países desarrollados la anomalía de un ahorro neto por encima de la inversión
neta, aunque se diferencian de ellas en que el reparto de dividendos y el nivel
de activos líquidos se mantiene en los valores de referencia de 2000-2003, y el
exceso de ahorro se destina a reducir el endeudamiento. En cuanto a la inversión,
continúa siendo la gran sacrificada como así́ ocurre también en el resto de países.”
(ibíd., Vicente Salas e Ignacio Santillana).
[24] Los hogares también redujeron de forma
drástica su deuda, pasando de 0,9 B € (2008) a 0,7 B € (2017), lo que nos da idea
de la fuerte contracción que, en términos agregados, padeció el consumo familiar
(menor renta disponible tanto por contracción salarial como por devolución de deuda:
0,45 B € en 10 años) y su impacto en la economía: la mayor asignación de rentas
dedicadas a bajar la deuda se dio entre 2009 y 2014, cuando se devolvió el 80% del
total de deuda retornada en ese periodo, coincidiendo con el periodo de variaciones
negativas del PIB. Fuente. Deuda: http://bit.ly/2FVZcbe,
https://javiersevillano.es/deuda-privada.htm,
basado en datos del Banco de España (Principales Estadísticas, Indicadores Económicos):
[25] Antón Costas, afirmó en un artículo en El País, “Austeridad o
muerte, valga la redundancia” (https://elpais.com/diario/2011/11/06/negocio/1320588870_850215.html)
lo siguiente:
“Cualquier
manual de iniciación a la macroeconomía le durá que sin gasto la economía de mercado
no funciona. El gasto de una persona o de un sector económico es el ingreso
de otra. Si nadie gasta, la renta del conjunto de la economía se hunde. Y eso
es lo que está ocurriendo.” (la negrita es nuestra).
[26] https://www.bankiaestudios.com/estudios/es/publicaciones/espana-la-tasa-de-ahorro-de-las-familias-en-minimos-historicos.html, Bankia Estudios, La tasa de ahorro de las familias, en mínimos históricos,
10/01/2019.
[27] El ahorro tiembla en los hogares españoles, Sandra López Letón y Antonio
Maqueda, El País, El País, 30/06/2019, http://bit.ly/2FWSsd2
[29] “En 1914, el fabricante de coches
norteamericano Henry Ford dobló el salario a sus trabajadores. En ese momento,
todo el mundo lo tomó por loco y pensó que esa medida iba a llevarlo a la ruina
económica. Pero Henry Ford no sólo era un gran empresario, sino que además era
un gran entendedor de la naturaleza humana y creía que el aumento de salarios
conllevaría un mayor y mejor rendimiento de los trabajadores al sentirse estos
más felices de trabajar para un empresario que les trataba bien. Y,
efectivamente, la productividad y los beneficios de la empresa Ford aumentaron
significativamente.” Xavier Sala i
Martín, Economía liberal para no
economistas y no liberales.
Y algo más: “Esto se tradujo también en beneficios para
los clientes: entre 1910 y 1919, Henry Ford bajó el precio del Modelo T de 800$
a 350$, lo cual le posicionó como el fabricante número uno de automóviles del
mundo, haciéndole mil millonario. De forma añadida, los trabajadores de la
fábrica con el salario duplicado pudieron comprar los productos que producían.
Ello desató una revolución en el consumo, que repercutió en toda la economía de
EE.UU.”, Ángel María Herrera, Cómo Henry Ford se hizo rico duplicando el
salario a sus empleados, http://bit.ly/2O3biG6.
No hay comentarios:
Publicar un comentario