Tras tres décadas intentando hacerles ver que 'el fin no justifica los medios', idea ésta que parece les va entrando, ni que sea de manos de un utilitarismo miope -pero esa sería otra discusión: la de lo útil-, deberíamos hacernos a la idea que imbuirles la segunda perogrullada, a saber: 'los medios no justifican el fin', también tomará su tiempito. Les costará, sí, pero acabarán entendiendo que tanto los medios como los fines deben buscar su justificación y su legitimación en sí mismos, y no unos en otros. Y no digamos lo que costará inculcarles el tercer perogrullo, –pero hay que decirlo: la verdad, aunque perogrulla, hay que repetirla, y no para que sea más verdad, como Goebbels y sus sicarios dirían, sino para no olvidarla-, que es aquél que compendia y concreta los dos anteriores: la Constitución Española alberga los procedimientos que permiten su propia modificación y la determinación de un nuevo esquema coherente de libertades básicas, y ello es posible gracias a -y tras un- proceso público que permite enjuiciar, inferir y evidenciar las posibles propuestas de cambio.
23/05/06
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